El exoesqueleto que permitió al niño Adolfo ponerse de pie por primera vez a los 9 años
Algunas enfermedades obligan a los niños a vivir toda su vida sentados en sus sillas de ruedas. Pero la tecnología muestra aquí su mejor cara y viene al rescate de estos pequeños pacientes
Elena García Armada, premio Inventor Europeo 2022 por su pionero exoesqueleto para niños
La primera vez que Adolfo (9 años) utilizó el exoesqueleto pediátrico y logró ponerse en pie, comenzó a ver la vida desde otra perspectiva. «Recuerdo que me dijo: 'Mamá, yo no sabía lo que era andar'», explica su madre, Alicia Vivo. Su hijo, junto ... con otros como Alex (6 años) o Jorge (13), están aquejados de patologías neuromusculares y son ahora usuarios de esta nueva tecnología, que se incorporará por primera vez a dos hospitales públicos madrileños: el Niño Jesús y el Gregorio Marañón.
El exoesqueleto pediátrico, único en el mundo, es una máquina de marcha, que sostiene al niño desde el tronco hasta los pies y le permite moverse libremente, incluso hacia atrás. Lo componen ocho articulaciones activas, que hacen posible moverse en todas las direcciones. Se ajusta al crecimiento de los niños. Al mantenerles erguidos, permite que se mejoren otras funciones, más allá de las motoras: las digestivas, las respiratorias e incluso, al abrirse el diafragma, les mejora la voz.
No hay más que ver a Adolfo para entender que el exoesqueleto es una escalera directa hacia el futuro. El niño cambia su silla de ruedas por el dispositivo tecnológico y comienza a andar, primero con movimientos controlados por Fernando, el técnico a sus mandos, y luego con su propio esfuerzo, centímetro a centímetro en una meritoria carrera de fondo hacia el mañana.
En pie, juega a lanzarle una pelota multicolor a la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, cada vez más seguro y sin dejar de mirar de reojo al tumulto de cámaras y fotógrafos que siguen de cerca sus evoluciones. Pregunta a la presidenta qué ha desayunado: «Tostada con aceite y aguacate», responde.
El doctor Ignacio Martínez Caballero, jefe de Sección de Neuro-Ortopedia del Servicio de Traumatología del Hospital Niño Jesús, explicaba el funcionamiento del aparato y sus beneficios sobre los niños, obtenidos «por serendipia, de manera inesperada», mientras se buscaba mejorar su movilidad. La presidenta insistía en ellos: «Progresan tanto en su desarrollo mental y emocional como en el físico porque también produce mejoras de resistencia cardiopulmonar».
El dispositivo nace de una investigación española. Se han comprado dos para los hospitales Niño Jesús y Gregorio Marañón
Utilizar el exoesqueleto pediátrico no es fácil para los niños: les supone un esfuerzo físico grande, sobre todo al principio. Los primeros días de Adolfo, cuentan ahora, tenía que hacer descansos cada cinco minutos de trabajo. Ahora, sin embargo, ya se puede poner de pie solo y volver a acomodarse en su silla. Y jugar con espadas. Y boxear.
Jorge, con sus 13 años, también ha experimentado su metamorfosis a raíz del uso del exoesqueleto: «Conectó con el entorno; quería llevárselo a casa», apunta su madre, Eva Muñoz. Ahora, siempre quiere invitar a amigos a las sesiones de rehabilitación, para jugar juntos.
Los pacientes que lo usan progresan tanto en su desarrollo físico como en el mental y emocional
El exoesqueleto es de origen madrileño, ha sido desarrollado por un grupo investigador liderado por Elena García, científica titular en el Centro de Automática y Robótica (CAR) de Arganda del Rey, que comparten el CSIC y la Universidad Politécnica. Fue utilizado en el marco de un ensayo clínico en el Hospital de La Paz para estudiar sus beneficios en niños afectados por Atrofia Muscular Espinal (AME) tipo 2, Miopatías y Parálisis Cerebral.
Ahora, se incorpora por primera vez al funcionamiento de dos hospitales públicos madrileños: el Niño Jesús y el Gregorio Marañón. La Consejería de Sanidad ha adquirido dos de estos exoesqueletos, con una inversión de 322.700 euros. A partir de mayo, tiene previsto iniciar un estudio con 30 niños con patología neuromuscular. La mitad de ellos recibirán rehabilitación con el dispositivo en los dos hospitales antes señalados, mientras que el resto se someterá a los procedimientos ordinarios en los centros La Paz y 12 de Octubre. El estudio comparará los resultados con ambos sistemas.
Para participar en el mismo, deberán reunirse determinados criterios de inclusión, relacionados con el peso y las medidas antropométricas de los niños, y su rango de edad. El exoesqueleto está diseñado para niños con edades de 3 a 12 años.
Humanizar la robótica
Alicia Vivo, la madre de Adolfo, aplaude esta «gran oportunidad» que es «una apuesta por el futuro de niños como mi hijo» y «un ejemplo de la humanización de la robótica». Además de la mejora física general, ella pone el índice en la emocional: «Se siente fuerte, es una motivación en el día a día y una esperanza en un futuro con menos barreras». Confiesa que «nos seguimos emocionando cuando vemos a Adolfo en pie. Es un sueño, pero posible y real».
La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, destacó su «orgullo» por contar con esta novedad en la sanidad pública madrileña, de la que podrán beneficiarse «niños de todas las comunidades», que podrán venir «sin necesidad de ningún pasaporte autonómico: este es el hospital de los niños de toda España», dijo del Niño Jesús.