Encaramados al tranvía: el 'juego' de moda entre los adolescentes de Parla
Los trabajadores del servicio advierten de la dificultad de detectar a los jóvenes que viajan subidos al carenado de la parte trasera
Una colisión entre el tranvía de Parla y una furgoneta deja 13 heridos leves
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Iniciar sesiónLa gracia, maldita ella, nunca ha costado una desgracia, pero eso le no resta ni un ápice de peligrosidad. Veamos la escena: un adolescente espera a que el tranvía de Parla se detenga en cualquiera de las 15 estaciones que alberga su trazado. El ... conductor, que tarda aproximadamente 30 segundos en emprender la marcha, comprueba desde la cabina que todas las puertas están libres de usuarios. Los lados despejados, el interior en orden y la vía al frente sin obstáculos. Pero hay un punto, el trasero, imposible de vislumbrar. Allí, nuestro joven protagonista se acaba de encaramar al carenado, un revestimiento similar al parachoques donde aprovecha para viajar sin ser detectado. El objetivo, coinciden los afectados, no es eludir el pago del billete, y sí la búsqueda mal entendida de adrenalina. «Muchas veces los amigos de los que hacen esto van dentro», señalan, convencidos de que esta moda es uno más de los problemas de circulación que deben afrontar.
«El último caso lo hemos tenido hoy (por el miércoles). Se ha detectado por un conocido de un trabajador que estaba en un semáforo y le ha mandado una foto», expone Raúl Medina, el presidente del comité de empresa del tranvía de Parla. Este conductor, afiliado al Sindicato Libre de Transporte (SLT), tiene claro que el problema, al igual que pasaba en su día con los autobuses e incluso el metro, viene de lejos, aunque en los últimos tiempos ha irrumpido una nueva modalidad. «Nos estamos encontrando a personas que van en patinete y se agarran atrás para ir remolcados», incide, sin entender la temeridad de unas acciones que entrañan graves riesgos para todos. Para el responsable de la maniobra, como es lógico, pero también para el resto de conductores, que podrían sufrir un accidente si uno de estos jóvenes sale despedido hacia la calzada.
En ese sentido, cabe recordar que un tranvía puede alcanzar hasta los 50 kilómetros por hora en rectas largas, si bien la media de velocidad durante todo el recorrido oscila entre los 15 y los 20 kilómetros por hora. En las curvas, la posibilidad del efecto látigo incrementa la amenaza, por lo que en el caso de detectar cualquiera de estas situaciones el conductor debe detener inmediatamente el convoy y activar el protocolo de seguridad. Este consiste en la citada parada, cuya distancia de frenado está en torno a los 32 metros (los mismos que mide el tranvía), y llamar a la Policía Local y Nacional; un contratiempo para el resto de pasajeros que deben hacer frente al correspondiente retraso.
Para colmo, cuando llegan los agentes, lo normal es que el polizón a bordo haya echado a correr nada más pararse el vehículo. «Esto ha ocurrido toda la vida, solo que antes no había móviles para grabarlo», sostiene un vecino de la localidad, fiel reflejo del sentir general. Solo que ahora, recalca otro, empieza a ser cada vez más frecuente: «Ayer sobre las 20 horas (es decir, ya de noche) vimos a otro». Sea como fuere, lo cierto es que no es la primera vez que algunos de estos intrépidos sufren un percance, por suerte, no de gravedad. «Hace un tiempo, un chico se fue hacia el lado de la acera», recuerda un tercer morador, consciente de que si llega a caer al otro lado podría haber sido arrollado por el tranvía que circulaba en sentido contrario.
A estas situaciones se añade, además, la siniestralidad con otros turismos. «En octubre y noviembre ha sido muy alta», advierte Medina, quien recoge la queja del grueso de los conductores acerca de la señalética. «Es muy precaria, por ejemplo, no tenemos pasos de cebra iluminados con luces led, a diferencia de otras explotaciones (en España, hay un total de 12) como la de Málaga», añade el presidente del comité de trabajadores. Precisamente, a principios del mes pasado, un matrimonio de 71 y 74 años resultaron heridos tras colisionar lateralmente con el tranvía al paso por la avenida de los Reyes Católicos. Los Bomberos de la Comunidad de Madrid tuvieron que rescatar a los dos adultos de la parte delantera del vehículo, mientras que un tercer ocupante, un niño de ocho años y nieto de la pareja, logró salir por su propio pie.
«Nos estamos encontrando a personas que van en patinete y se agarran atrás para ir remolcados»
El objetivo, apuntan los afectados, no es eludir el pago del billete, y sí la búsqueda mal entendida de adrenalina
Este choque tuvo lugar en una zona del trazado marcada dos años atrás por uno de los accidentes más aparatosos en la historia del tranvía de Parla. En aquella ocasión, un total de 13 personas tuvieron que ser atendidas y siete de ellas trasladadas al hospital, después de que una furgoneta impactara contra el convoy, de cinco módulos articulados y en el que viajaban 25 usuarios. Fruto del choque, el tranvía descarriló y el módulo trasera quedó girado 90 grados y a pocos centímetros de un bloque de viviendas. Por fortuna, todos los aquejados presentaron pronóstico leve y solo el vallado exterior de la finca quedó maltrecho tras la abrupta salida de la vía.
Aunque el último balance del Ministerio del Interior registra un descenso de la criminalidad en Parla del 7,3%, a nadie se le escapa que la delincuencia es una de las grandes lacras de esta localidad del sur. De hecho, la Delegación del Gobierno mantiene un operativo especial puesto en marcha tras el abultado crecimiento de esta tasa (superior al 21 por ciento) en el primer semestre del año anterior: el llamado Plan Parla, que provocó el relevo del comisario y la incorporación de 40 agentes más. La seguridad, más allá de la vial, en el tranvía tampoco escapa a esta coyuntura, por lo que los empleados piden mayor protección durante sus jornadas.
Claves
Velocidad
La velocidad media durante todo el recorrido oscila entre los 15 y los 20 kilómetros por hora, si bien en rectas largas se pueden alcanzar hasta los 50 kilómetros por hora.
2004
El tranvía de Parla fue impulsado en 2004 para dar cobertura a los habitantes del hoy día noveno municipio más poblado de la región (casi 135.000 habitantes).
Prevención
Los trabajadores reclaman la implementación de semáforos con radares 'foto-rojo' o pasos de cebra iluminados con LED en los cruces, como ocurre en la red de Málaga.
12
La red de tranvías de España agrupa un total de 12 explotaciones en diferentes ciudades. La de Parla es la única que en sus más de 20 años no ha registrado ningún accidente mortal.
Los turnos más conflictivos de este servicio, operativo desde las 4.45 de la madrugada hasta las 0.45 horas del día siguiente, son siempre los más cercanos al inicio y al final de cada jornada, sobre todo los fines de semana. «Hemos tenido casos de agresiones con objetos contundentes», expone Medina, al tiempo que revela que los inspectores e interventores trabajan ya con chalecos antibalas. Según su testimonio, las reyertas, tanto dentro como en el exterior de la vía, son habituales, lo que ocasiona evidentes trastornos a la hora de desempeñar su labor. A ello, prosigue, se une el rechazo de algunos de los menores extranjeros no acompañados del centro colindante de La Cantueña (en Fuenlabrada) a que sean mujeres las que lleven el tranvía. «Han tenido que sufrir escupitajos en la mampara».
El tranvía de Parla, orgullo del 'tomasismo' (la época dorada del PSOE de Tomás Gómez), fue impulsado en 2004 para dar cobertura a los habitantes del hoy día noveno municipio más poblado de la región. Un proyecto aparentemente redondo, de no ser por la maraña de sobrecostes, impagos y abultados intereses que convirtieron a la ciudad en escenario de una crisis perpetua. La misma crisis que afecta ahora a los 86 empleados del servicio: «Estamos en torno a los 23.000 euros brutos anuales, somos los que menos cobramos de todas las explotaciones de España».
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