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Una pyme de Torrejón fabrica componentes de la misión Curiosity en Marte

La empresa, RAMEM, también ha realizado elementos para el avión de combate europeo, el Eurofighter

Estación meteorológica REM, del Rover Curiosity, fabricada en RAMEM, ahora en el Rover Curiosity, en Marte RAMEM
Sara Medialdea

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Del polígono de Las Monjas a Cabo Cañaveral. Este es el largo y trabajoso camino que ha recorrido la empresa RAMEM, una pyme afincada en Torrejón de Ardoz y que con apenas 40 trabajadores, se ha conseguido colocar entre los suministradores de la NASA o del Eurofighter. En este momento, el robot Curiosity , que realiza una misión de reconocimiento sobre el suelo de Marte, está equipado con varias piezas fabricadas en una pequeña empresa madrileña.

RAMEM se define como una pyme tecnológica, centrada en el diseño y fabricación de equipos mecánicos y electromecánicos. Acaba de cumplir 60 años de edad, y desde que se fundó en 1958 ha experimentado una importante evolución, siempre centrándose en la industria aeronáutica, la industria de la ciencia, y con un especial cuidado y atención del I+D+i: tiene un departamento propio dedicado a ello desde hace 15 años.

Su plantilla se compone de poco más de 40 personas, muchos de los cuales son ingenieros, doctores, graduados y técnicos altamente cualificados. Su actual CEO , Emilio Ramiro , heredó la pasión de su padre, el fundador de la empresa. Es una de las 54 firmas que este año ha recibido ayudas de la Comunidad de Madrid para sus proyectos de Industria 4.0, cofinanciadas por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).

Han trabajado para Iberia, fabricando componentes para el mantenimiento del Concorde, para CASA, para el INTA; han participado en el Gran Telescopio Canarias , el mayor telescopio óptico del mundo ... «Desde que nació la empresa, hace ahora 60 años, su evolución no se ha detenido: primero producía piezas de automóvil, luego se ha ido adentrando en la industria aeronáutica y de ahí, al espacio», confirma Silvia López, directora de I+D+i de RAMEM.

Departamento de I+D+i

Su empresa –entre cuyos 45 empleados hay un elevado número de ingenieros, doctores, graduados y técnicos altamente cualificados»– decidió hace tiempo decantarse por la ingeniería en I+D y de alto valor añadido: no centrarse en «producciones en serie más baratas, sino de equipos de alta complejidad».

Es una apuesta arriesgada y costosa, recuerdan: «Tenemos un departamento de I+D+i fuerte, que está al día, pero esto supone una inversión a largo plazo, en recursos humanos y materiales». Y explica porqué: «Hay proyectos de investigación en los que están implicados directivos, técnicos, operarios y máquinas. Y las máquinas, cuando están en esto, no están fabricando» , recuerda. En todo caso, tienen clara su vocación innovadora: «Hay que innovar; si no, pierdes competitividad».

RAMEM trabaja en ocasiones «a la carta» , buscando soluciones para cada cliente o haciendo de «enlace» entre un diseño que se les proponga y su fabricabilidad. la posibilidad de construirlo o la necesidad de variarlo para que sea posible llevarlo del papel a la realidad.

En el caso del Curiosity, su papel ha consistido en fabricar una estación meteorológica que previamente había diseñado el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) para esta misión a Marte. La estación «ahora está allí», en el planeta rojo. Y ellos, aquí en Torrejón de Ardoz, continúan desarrollando componentes mecánicos para otra estación meteorológica que viajará con el nuevo explorador, Marte 2020.

Ya en el planeta Tierra, la pyme también ha colaborado en otros proyectos de calado, como es el caso del Eurofighter, el avión de combate diseñado por un consorcio de empresas europeas. En este caso, RAMEM ha fabricado piezas y equipos de soporte en tierra –donde transportar, por ejemplo, los asientos que eyectan– y también el equipo para la reparación y «curado» de las alas del caza cuando sufre un impacto . «Hemos desarrollado un equipo portátil de tierra que permite repararlas in situ y no tener que llevarlas a otro lugar», explica Silvia López .

La hazaña de recorrer el camino desde la pequeña empresa que se abrió con un par de empleados hasta la NASA la han realizado con tesón, rigor y trabajo. «Tras 60 años, se tiene ya un prestigio ganado», afirma.

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