Adiós a los últimos ‘scalextric’ de Madrid: la capital deja atrás el modelo del XX
Las obras en Joaquín Costa comienzan en una semana, el puente de Pacífico se desmontará en 2022 y la brecha de Vallecas desaparecerá a partir de 2023
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Iniciar sesiónEl Madrid del siglo XXI se parecerá más en los próximos meses al de los bulevares arbolados del siglo XIX que al de los grandes puentes de hormigón del XX. El aumento exponencial del parque de vehículos en la década de 1960 y la ... consecuente obsesión por evitar atascos en la capital provocó la proliferación de pasos elevados -conocidos como ‘scalextric’ por su similitud con la miniatura infantil- para paliar con poco éxito el problema circulatorio. Donde durante casi dos décadas un torrente de coches elevados sobre moles grises atravesaba plazas como la de Atocha o Cuatro Caminos hoy vuelven a verse los edificios y ya son lugares un poco menos hostiles. Joaquín Costa, Pacífico y, al fin, Puente de Vallecas serán los últimos vecindarios que cerrarán su herida abierta por el tráfico. Será también la demolición de un modelo obsoleto .
«La fluidez que el tránsito rodado ganará en Cuatro Caminos se perderá, sin duda, en el entronque de Raimundo Fernández Villaverde con la Castellana . Pero este inconveniente quedará salvado tan pronto el paso elevado que allí se construye, y que unirá Fernández Villaverde con Joaquín Costa, quede terminado». Cuando se publicaron estas líneas era 13 de diciembre de 1969, el día que se inauguró el ‘scalextric’ de Cuatro Caminos, un año después que el de Atocha. Tal y como recoge la crónica de ABC de entonces, los pasos elevados se erigieron como la solución idónea para evitar cuellos de botella. Pero el tiempo les quitó la razón.
«Cuando se hicieron en los años 60 no había una idea muy definida sobre el impacto visual que podían causar. El tiempo y la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), en 1985, abrió un debate sobre la ciudad y se planteó una nueva forma de entenderla», explica a ABC el responsable de Urbanismo y Vivienda de la Federación Regional de Vecinos de Madrid (Fravm), Vicente Pérez Quintana.
«El de Atocha fue el primero que se eliminó en 1986. Era evidente para vecinos, partidos políticos, urbanistas y ecologistas en que este tipo de estructuras suponían una agresión a la vista y al medio ambiente. Significó quitar un esperpento en medio de la ciudad», valora el experto. Por Atocha pasaban a diario 200.000 vehículos . A raíz de su retirada, se reclamó también la supresión del resto de viaductos urbanos.
Lenta transformación
Dieciséis años más tarde, en 2001, el exregidor José María Álvarez del Manzano (PP) deshizo el de Santa María de la Cabeza , que dio lugar a un túnel. Hubo que esperar hasta 2004 para ver retirar el primero de los 105 trozos en los que se dividió el paso elevado de 16 metros de ancho que atravesaba la rotonda de Cuatro Caminos con dos rampas, una de 115 metros en Raimundo Fernández Villaverde y otra, en Reina Victoria , de 106 metros.
Su construcción 35 años antes se enfrentó a algunos problemas «felizmente resueltos» -como narra el cronista de ABC- por los técnicos. Tuvieron que realizar una cimentación a 30 metros de profundidad, ya que estaba proyectado un túnel de Metro bajo la glorieta. «El puente, qué duda cabe, vibrará, como vibra el ‘scalextric’ de Atocha. Pero esta vibración es prueba de salud . Si no fuera así, el puente se resquebrajaría y saltaría», tranquilizaba el redactor a los futuros usuarios.
El puente de Joaquín Costa que aquel día de 1969 se anhelaba para resolver otro entuerto en la zona donde desembocaba el tráfico procedente de Cuatro Caminos fue desmontado este otoño tras hallar unas fisuras irreparables que lo condenaron a la desaparición. En su lugar, según confirman a ABC desde el Área de Obras y Equipamientos, la semana que viene comenzarán los trabajos para recuperar el antiguo bulevar arbolado . Con la mirada esta vez puesta en el peatón, las aceras crecerán un 20 por ciento , se plantarán 330 ejemplares más y los modos de transporte más sostenibles, como la bici o el autobús, tendrán su propio carril.
En nueve meses, una vez culminada esta transformación, Joaquín Costa dará el testigo al puente de Pedro Bosch (Pacífico), cuya redacción del proyecto culminará en los próximos meses. Según indicaron desde la concejalía que dirige Paloma García Romero (PP), será el año que viene cuando comience su desmontaje parcial para crear una zona verde en su lugar.
A menos de 500 metros del viaducto de Pacífico, otra barrera física separa el barrio de Adelfas (Retiro) del de Numancia y San Diego ( Puente de Vallecas ) y da nombre a uno de los distritos más poblados de Madrid. El pasado martes, por primera vez en dos décadas desde que comenzaron las reivindicaciones vecinales que pedían su derribo, el pleno del Ayuntamiento de la capital se comprometió a cerrar esta herida que marca una línea divisoria entre realidades sociales muy desiguales.
«Celebramos el compromiso que asumieron todos los partidos por unanimidad en el pleno porque, por primera vez, reconoce una reivindicación vecinal de los barrios de Adelfas, Numancia y San Diego que llevamos haciendo durante 20 años y que nunca se ha hecho por falta de iniciativa política», expresa a ABC el presidente de la asociación de vecinos Puente de Vallecas-San Diego, Jorge Nacarino. En un inicio, el exalcalde Alberto Ruiz-Gallardón incluyó su eliminación en el primer borrador de la reforma de la M-30, pero nunca se llegó a concretar por su elevado coste.
Sin zonas verdes y con ruido
Para los residentes en estos barrios el puente de Vallecas no solo es una de las mayores barreras materiales que aún persisten en la ciudad, sino «una de las mayores brechas sociales que separa la capital». «Será una oportunidad para recuperar un espacio público importante, ya que Numancia y San Diego son barrios del casco antiguo de Vallecas que están colmatados de edificios y casi no cuentan con zonas verdes. El puente nos separa de parques cercanos -como el Tierno Galván o el Martin Luther King -, supone ruido y mala calidad del aire. Pero más allá de la cuestión física, entendemos que se abre una oportunidad para trabajar para paliar la desigualdad», reclama el portavoz de la asociación, que insiste en que es importante que se apueste por «aprovechar el proyecto para llevar a cabo planes de regeneración reales en los barrios afectados».
Hoy se constituirá el grupo de trabajo para eliminar este ‘scalextric’ de la M-30. Hasta que se inicien las labores de demolición a partir de 2023, el concejal-presidente de este distrito, Borja Fanjul , pilotará el proceso de diseño, en el que también participarán la delegada de Obras y el responsable de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante (PP), así como los técnicos de ambas áreas y representantes de los distintos grupos municipales. Un proceso en el que también quieren participar las entidades vecinales, para que esta herida abierta entre norte y sur no cierre en falso.
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