Plan para salvar de la piqueta la cerámica centenaria de Madrid
El Área de Cultura revisará por distritos los azulejos históricos para impulsar su protección urbanística
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Iniciar sesiónCuando Vallecas aún era una localidad independiente de la capital y el arroyo del Abroñigal todavía surcaba por lo que hoy es la M-30, en los actuales barrios de Numancia y San Diego ganaderos -en su mayoría de origen ... cántabro- regentaban una treintena de vaquerías que acumulaban unas mil reses cuya leche se repartía a toda la población cercana. Como testigo de aquel Madrid de finales del siglo XIX y principios del XX han sobrevivido hasta el presente un puñado de ejemplos de los anuncios de la época, bellos y delicados azulejos pintados a mano en las fachadas de aquellos establecimientos perdidos. Desaparecidos muchos de ellos por el embiste de la piqueta, el Ayuntamiento de Madrid emprenderá un plan para salvar, restaurar e impulsar su conservación.
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Las obras de reforma en una pizzería de la avenida de la Albufera , frente a la sede de la Junta Municipal del distrito de Puente de Vallecas, destaparon al picar una falsa pared dos conjuntos de cerámicas el pasado noviembre. Sus autores pertenecieron a la Escuela de Vallecas , considerada una de las sucursales de los mejores talleres sevillanos que se establecieron en la región a principios del siglo pasado.
Hallazgo sorpresa
Emparedados, estos han permanecido desde la década de 1960 ocultos a los ojos de los viandantes. Compuestos por 25 azulejos enmarcados por otra fila de placas rectangulares, en ellos aparecen unas figuras femeninas semidesnudas que anuncian sonrientes la venta de licores y fiambres. A unos metros por encima de ellos también se halló un viejo distintivo del callejero, anterior a la Guerra Civil, dedicado a Alfonso XIII. Los vecinos de Vallecas honraron al monarca con su principal arteria por haber extendido el Metro de Madrid hasta su pueblo.
Gracias al empuje vecinal, el Área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid instó al dueño del local a restaurar y mantener ‘in situ’ los azulejos centenarios, un trabajo que concluyó hace apenas unos días y ahora lucen renovados en la fachada del nuevo establecimiento. A raíz de aquel hallazgo, el Consistorio ha puesto en marcha «un plan para inventariar toda la cerámica histórica de cada distrito», explican a ABC desde la concejalía que dirige Andrea Levy . Una vez recopilada toda la información, el objetivo es, sostienen, «proceder a la protección urbanística» de las piezas que sean merecedoras de ello.
A pocos metros de aquel descubrimiento, en la avenida del Monte Igueldo, perpendicular a la Albufera, se encuentran dos de esas obras olvidadas. Los escaparates azulejados de la que fue la vaquería La Tierruca (en el número 103) y la antigua tienda de comestibles de José Luque (en el 96 de la misma calle) llevan la rúbrica de Enrique Guijo y Ángel Caballero, respectivamente. Ambos son considerados dos de los grandes artistas de la cerámica española del primer tercio del siglo XX.
Guijo, cordobés de nacimiento, fue fundador, profesor y director de la Escuela de Cerámica de Madrid en 1911 y trabajó para el escultor Mariano Benlliure o los pintores Joaquín Sorolla y Daniel Zuloaga . Realizó decoraciones al fresco para los palacios más importantes, como la de la Sala de Armas del casón del duque de Medinaceli o catorce estancias para la residencia de los duques de Osuna.
A pie de calle, su firma está estampada en los azulejos exteriores del Villa Rosa , el que hasta que el Covid-19 lo truncó era el tablao flamenco más antiguo del mundo. Bajo tierra, su sello permanece en el diseño de los anuncios de la antigua estación de Metro de Chamberí o en la decoración de la vieja parada de Gran Vía, en la Red de San Luis.
Edificios municipales como Matadero , la Casa de la Villa , la Casa de Cisneros y la Hemeroteca Municipal también llevan su huella. Su obra maestra y más conocida ha quedado dentro de la ya extinta Taberna Los Gabrieles, en la calle de Echegaray. Este mural considerada por muchos como la ‘Capilla Sixtina’ del azulejo comercial.
Con la misma minuciosidad y pericia que sus grandes piezas, Guijo dibujó en la entrada de La Tierruca a una mujer de rostro amable ordeñando a una vaca y a un hombre sonriente en pleno reparto con un porta lecheras de madera. Una deuda hizo que el ceramista cordobés tuviera que traspasar su taller a su contable, Ángel Caballero, quien firma los azulejos de la tienda de comestibles cercana.
Historia e identidad
«La antigua vaquería se ha reconvertido en vivienda, pero al menos han conservado la fachada. En cuanto a la tienda de ultramarinos, lleva cerrada 20 años por lo menos. Es un edificio muy antiguo, que está tapiado y los azulejos están muy descuidados», cuenta a ABC el secretario de la asociación de vecinos Doña Carlota-Numancia, Javier Moral, cuyo impulso sirvió para que las cerámicas de la avenida de la Albufera fueran salvadas y ahora también apoya la conservación de las obras de Monte Igueldo.
«En los años 70 teníamos 7.000 butacas de cine en el barrio y ya no queda ninguna. Poco a poco hemos ido perdiendo cosas que nos definen», lamenta Moral. «Esta parte de Vallecas estaba llena de tejares, pero ya se han destruido la mayoría, por eso defendemos lo poco que queda para que no se olvide. Estamos interesados en que todo este patrimonio no se pierda», reclama el dirigente vecinal, que reivindica que mantener y dar valor a estas piezas le dan «sentido de pertenencia» al barrio , ya que es una manera de conservar parte de «su historia».
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