Tensión sin incidentes entre antifascistas y afines a Vox ante el centro de inmigrantes de Lugo atacado

A un lado de la carretera, una veintena de simpatizantes de Vox. Al otro, medio centenar de manifestantes convocados por Galicia Nova, la organización juvenil vinculada al BNG. Entre ambos, una línea de una veintena de agentes antidisturbios de la Policía Nacional, desplegados para evitar cualquier contacto entre los grupos.

La convocatoria original partió de Vox, coincidiendo con la visita de Isabel Pérez Moñino, portavoz del partido en la Asamblea de Madrid. Desde la formación aseguran a ABC que el acto ya estaba previsto antes del ataque contra el edificio residencial Francisco Suárez, gestionado por la entidad social Prodeme. En respuesta, Galicia Nova organizó una contraprotesta para rechazar la presencia del partido de Santiago Abascal en la localidad.

Ante los medios, Pérez Moñino evitó condenar de forma explícita el ataque del fin de semana. «Bueno, nosotros condenamos todas las decisiones políticas y a todos los políticos que generan, precisamente, con la instalación de estos centros de ilegales», respondió cuando se le preguntó directamente si Vox condenaba los hechos. A continuación, añadió: «Yo me pregunto por qué estos centros de ilegales nunca se colocan cerca de las casas de aquellos políticos que deciden colocarlos», en referencia a unos centros que, a su juicio, generan «violencia, inseguridad y delincuencia».

La portavoz lanzó también un mensaje directo a los contramanifestantes: «Todos aquellos que quieran estos menas, como los que se están manifestando aquí en Monforte de Lemos, que abran las puertas de sus casas y los metan a convivir con ellos».

Pérez Moñino dirigió buena parte de sus críticas no solo al Gobierno, sino también al Partido Popular, al que acusó de «castigar» a los vecinos —en este caso, a los de Monforte— por «proteger sus pactos con el PSOE para seguir repartiendo menas por toda España». Y añadió: «Hemos visto lo que ha pasado donde se han ubicado estos centros, lo hemos visto en Madrid, en Cataluña y en tantas otras regiones».

La portavoz llegó a las puertas de la residencia monfortina acompañada por los cuatro presidentes provinciales de Vox en Galicia. Ya estaban allí los cerca de cincuenta manifestantes antifascistas, con banderas palestinas, independentistas gallegas y una pancarta firmada por Galicia Nova que proclamaba: 'Fascismo, nunca más'.

Cuando la comitiva de Vox se acercó al edificio para posar ante la residencia, los cánticos del grupo contrario subieron de tono. Entre las consignas que corearon: 'Fuera fascistas de nuestra tierra', 'Ser migrante no es ilegal', 'Galicia es antifascista' o 'Monforte será la tumba del fascismo'. También hubo acusaciones directas a los simpatizantes de Vox, a quienes responsabilizaban del ataque: «Ahí están, esos son, los del cóctel molotov».

Una vez finalizada la atención a los medios, la comitiva de Vox volvió a desfilar ante los manifestantes, y se repitieron los momentos de tensión. Los antidisturbios evitaron nuevamente cualquier contacto físico.

Pérez Moñino y sus acompañantes subieron a su vehículo, pero el conductor decidió volver a pasar frente a la concentración para cambiar de sentido, una maniobra que podía haberse evitado. Durante esos momentos, la portavoz de Vox, desde el puesto de copiloto con la ventanilla bajada, levantó el pulgar y sonrió en dirección a los manifestantes.

Pocos minutos después, la zona quedó vacía y la Policía Nacional levantó el dispositivo.