Los Reyes visitan las zonas afectadas por los fuegos en Orense
Don Felipe y Doña Letizia han visitado el Centro de Coordinación del Distrito Forestal Verín-Viana como primera parada, para después desplazarse a una granja afectada y a un colegio de la zona
Galicia activa 16 oficinas de ayuda para los afectados por los fuegos
VERÍN
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Iniciar sesiónEl cielo que permanecía teñido de amarillo hace apenas unos días en la provincia de Orense, testigo del humo y las cenizas, vuelve a su tono azulado gracias a las lluvias y el viento. Sin embargo, los terrenos calcinados en los alrededores de ... Verín recuerdan el paso de uno de los peores veranos en lo que a incendios se refiere de la Comunidad gallega. Un paisaje desolador que han podido apreciar de primera mano Sus Majestades los Reyes en su visita a la comarca orensana.
A las 12.26, Don Felipe y Doña Letizia llegaron al Centro de Coordinación del Distrito Forestal de Verín-Viana, donde han sido recibidos por las autoridades presentes de todas las administraciones. Mientras, algunos vecinos aguardaban a escasos metros para poder ver los Reyes, a los que han recibido entre aplausos y vítores.
En esta primera parada, Sus Majestades han visitado y mantenido un encuentro en el centro de coordinación, donde pudieron agradecer en persona a los responsables de los dispositivos de extinción y demás cuerpos implicados en la lucha contra los incendios (Guardia Civil, UME, bomberos y Policía), cuyo rastro es visible desde el exterior del propio centro.
Acompañados del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y de la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Sara Aagesen, Sus Majestades han saludado uno a uno a los representantes de los dispositivos, intercambiando unas breves palabras con ellos. Posteriormente, Don Felipe ha pedido que todos se acercasen para dedicarles un breve discurso en el que ha destacado la labor de «atención a los ciudadanos afectados», las «semanas de trabajo continuo» entre otras cuestiones.
Don Felipe ha finalizado con una advertencia, ya que, a pesar de que que la mayoría de incendios se han conseguido estabilizar y el fin del verano implica una reducción del riesgo de nuevas apariciones, el Rey instó a la «prudencia» y «mantenerse alerta» ante futuros peligros. Asimismo, se ha dirigido a los miembros de la Policía Nacional presentes para preguntarles por el estado del agente herido tras rescatar a una familia de ganaderos el pasado 14 de agosto, a pesar de encontrarse de vacaciones.
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A la salida, más de un centenar de vecinos esperaban a Sus Majestades, que se tomaron su tiempo para saludarles e incluso sacarse varios 'selfies' con algunos de ellos, que se desplazaron hasta el polígono de Verín. Acto seguido, Don Felipe y Doña Letizia partieron hacía Cualedro para visitar una de las granjas afectadas, sin presencia de los medios de comunicación.
Por último, se desplazaron al colegio público de Medeiros, en el municipio de Monterrey. Allí, pudieron conversar con algunos vecinos, que les transmitieron preocupaciones como el abandono del rural y la necesidad de cambiar la situación, así como aspectos más concretos como la forma en la que se establecen los perímetros contra los incendios o la necesidad de mantener los montes limpios para limitar la virulencia de las llamas. Además, afectados de sectores como el vino o la castaña pudieron relatar sus pérdidas personales para ofrecer una dimensión completa de los efectos de los incendios en Galicia.
El recuerdo de las llamas
Paralelamente al encuentro en el colegio, otro numeroso grupo de vecinos aguardaba en la entrada esperando para despedirse de los Reyes. Y, como ocurría de puertas adentro, las conversaciones sobre los efectos de las llamas se sucedían entre ellos.
«Las fincas de aquí ardieron todas», relataba Luis, vecino de Monterrey, que explicaba cómo apenas algunas parcelas resistieron, especialmente las de viñedos, que sirvieron como cortafuegos. Una imagen todavía apreciable a día de hoy, con un claro contraste entre las zonas de monte y la zonas de cultivo en las que se frenaron parcialmente las llamas. Tanto él como el resto de vecinos ayudaron en todo lo posible aquella noche en la que el fuego no les dejó dormir. Consiguieron salvar las viviendas -salvo una, en la misma calle del centro educativo-, una suerte que no comparten en la vecina parroquia de A Caridade, donde veinte casas yacen derruidas, pasto de las llamas, añadió otro de los asistentes.
Otros vecinos recordaban el terror vivido durante los días de mayor intensidad del fuego, así como el estado de uno de los brigadistas heridos, del municipio aledaño de Oímbra, que se encuentra ingresado grave con quemaduras de tercer grado en más de la mitad de su cuerpo y apenas 18 años.
Por otro lado, Monika señaló que los incendios acabaron con el trabajo y sacrificio de tres generaciones de su familia tras perder los castaños centenarios plantados por sus abuelos poco después de acabar la Guerra Civil. Unas pérdidas imposibles de contabilizar, ante las que el amargo recuerdo sigue muy presente, como una herida abierta difícil de sanar, mientras comienzan las tareas de reconstrucción en Orense.
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