Los dos acusados por el accidente del Alvia se culpan mutuamente en la última sesión del juicio
El maquinista y el exdirector de seguridad de Adif renuncian a la última palabra y sus defensas, en sus informes finales, vierten la responsabilidad de la tragedia en el compañero d banquillo
La juez promete estar «a la altura» con la sentencia, que no se espera hasta la primavera de 2024
Las víctimas del Alvia lanzan un guiño al maquinista y un dardo a Adif: «Que te pidan perdón, repara»
Santiago
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Iniciar sesiónDespués de diez meses de maratonianas sesiones, el juicio por el accidente del Alvia de Santiago de Compostela, en el que el 24 de julio de 2013 murieron 80 viajeros y otros 145 resultaron heridos, ha quedado este jueves visto para sentencia. Las ... víctimas y sus familiares, sin embargo, deberán tener paciencia para escuchar el resultado. El fallo, dada la complejidad técnica y el volumen de la causa, no se espera hasta la primavera de 2024, según fuentes judiciales. La jueza, Elena Fernández Currás, prometió que intentará «estar a la altura» con la calidad de la sentencia.
Por el accidente, del que el pasado martes se cumplieron diez años, se han sentado dos procesados en el banquillo. El maquinista del tren, Francisco Garzón Amo, que, enfrascado en una llamada telefónica, abordó la curva de Angrois, cercana ya a la estación de Santiago, a 200 kilómetros por hora —más del doble de la velocidad permitida—. Y Andrés Cortabitarte, entonces jefe de seguridad de la circulación de Adif, a quien se le reprocha no haber evaluado los riesgos de la vía antes de su puesta en funcionamiento.
Ambos se enfrentan a una pena de hasta cuatro años de cárcel por 80 delitos de homicidio por imprudencia grave profesional y otros de lesiones, aunque, para sorpresa de las víctimas, el fiscal, en su informe final, acabó por pedir la absolución de Cortabitarte, pese a haberlo acusado previamente. Este jueves, ambos han renunciado a su derecho al uso de la última palabra y dejaron que fuesen sus respectivos abogados quienes bajasen el telón del juicio con la exposición de sus informes finales. El maquinista, tal y como recordó su letrado, ya había pedido perdón «de forma personal» a las víctimas que quisieron verle. Cortabitarte, en cambio, nunca lo hizo. Según justificó la Abogacía del Estado en su momento, no lo hizo porque «es difícil pedir perdón por algo de lo que uno no se siente responsable».
Batalla de dos relatos
Pero ayer ni uno ni otro quisieron hablar y la última sesión de la vista oral, en la línea de lo que había sido el juicio, que comenzó en octubre, se convirtió en una suerte de batalla de dos relatos: el de la defensa del maquinista y el de la del exalto cargo de Adif. Dos versiones enfrentadas con dos estrategias que, en buena parte, pivotan en verter la responsabilidad del accidente en el compañero de banquillo.
Ignacio Sánchez González, abogado de Cortabitarte, no tiene duda de que «la causa directa del accidente es la anómala e inusual actuación del maquinista». Para el letrado de Garzón Amo, en cambio, la responsabilidad estriba en que «la línea no era segura». Por tanto, según esta interpretación de los hechos, el maquinista pasaría a ser «una víctima» más.
El encargado de abrir la sesión fue el abogado de Cortabitarte, que durante una hora y diez minutos trató de convencer a la jueza de que la razón de que su cliente esté procesado se debe al intento de las acusaciones de buscar «a un villano que acompañara al maquinista» en el banquillo. Cortabitarte estaría así siendo juzgado, simplemente, «por el apellido de su cargo», llegó a decir Sánchez González; es decir, por ser entonces director de seguridad de la circulación de Adif.
Informe final
«La causa directa del accidente es la anómala e inusual actuación del maquinista»
Ignacio Sánchez González
Abogado de Cortabitarte
Insistió sobre esta cuestión el bogado de Cotabitarte, asegurando que en el proceso judicial las acusaciones intentaron «retorcer los hechos« para colocar a su cliente »en el centro de la responsabilidad«; cuando, en realidad, «todo se hizo bien» desde la empresa responsable de la infraestructura ferroviaria. En todo momento, en Adif se «cumplió» con la normativa vigente en la evaluación de los riesgos de la línea de alta velocidad entre Orense y Santiago de Compostela, antes de su puesta en marcha —año y medio antes del accidente—. Y si otros abogados recurren a citas de catedráticos de Derecho Penal o filósofos para adornar sus informes finales, especialmente en juicios mediáticos, este letrado optó por buscar referencias en fútbol. Citando a Luis Aragonés, aseguró que a su cliente quisieron acusarle, sí o sí, «por lo civil o por lo criminal».
Pero la defensa de Cortabitarte no tiene dudas de que el único culpable del siniestro fue el maquinista, por su comportamiento «insólito» con la mencionada llamada telefónica. «No sé si se ha visto alguna vez que un maquinista haya hecho algo parecido», valoró el abogado en su informe. Se refería a que, cuando el tren se aproximaba a Santiago, el maquinista respondió a una llamada del interventor, que viajaba en el tren, en la que le informaba de una cuestión relacionada con el trayecto pero que no era urgente: cómo facilitar la bajada del tren a una familia que viajaba en el último vagón cuando llegaran a Pontedeume, estación para la que faltaba un buen trecho.
Esa llamada se alargó durante cien segundos, hasta que el tren descarriló en la curva de A Grandeira (Angrois). «Esa conversación debería haber durado cinco segundos», cree el abogado de Cortabitarte, que considera que si Garzón Amo hubiera frenado «cinco o seis segundos antes» —añadió—, «el tren no hubiera descarrilado».
El abogado de Cortabitarte también considera que la curva de Angrois no era excepcional por su peligrosidad, sino que en la red ferroviaria española hay «decenas similares». Y tampoco duda de que el maquinista estaba «suficientemente cualificado».
Una «víctima» más
El relato del abogado de Garzón, Manuel Prieto, es diametralmente opuesta. Para él, no cabe ninguna duda de que el del Alvia era «un accidente anunciado», y lo que le ocurrió al maquinista —que él prefiere llamar 'perdida de conciencia situacional' en lugar de despiste— «le podría haber sucedido a cualquiera».
Informe final
«Al maquinista le ocurrió lo que a cualquier otro profesional le hubiera podido pasar»
Manuel Prieto
Abogado de Garzón Amo
Porque para el abogado de Garzón Amo, «es innegable» que en la curva de Angrois cuestión de tiempo que se produjera «un fallo humano» porque, según su versión, Adif «no evaluó los riesgos» de la línea como debería. Por tanto, considera que su cliente no cometió imprudencia alguna, y que «le ocurrió lo que a cualquier otro maquinista le podría haber pasado».
La versión del abogado del maquinista es totalmente opuesta a la del exalto cargo de Adif, hasta el punto de discutir el nivel de la formación que recibió de Renfe, «escasa en materia de seguridad». En definitiva, el maquinista habría sido «una víctima más» del accidente. Dos procesados y dos versiones que la jueza ahora debe calibrar.
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