Besos a cabinas de la AP-9, el Club de la Comedia y timos electorales en O Hórreo

El titular de la Xunta diciendo al socialista que, si le ayuda a conseguir la gratuidad de la AP-9, aplaudirá incluso si «le da un beso a una cabina de peaje», remedo de otro ósculo, el que Besteiro le propinó a un tren Avril, el 5 de enero, en Vigo, en presencia del ministro Óscar Puente y el alcalde Abel Caballero. Ana Pontón recomendado a Rueda que coja sus «chascarrillos» y pruebe suerte en el Club de la Comedia, que «seguro que en la TVG lo contratan». Y el exdelegado del Gobierno aconsejando al líder conservador que anime a su gobierno a aplicarse el «menos fiesta y más trabajo».

Durante toda la sesión de control, con la que se retomó el pleno en el Pazo do Hórreo, sobrevoló la sensación de que habría algún anuncio o se diría algo de calado. Pero fue producto de los derroteros por los que parecía avanzar el debate. Al final, se impuso el tacticismo. La primera mitad orbitó en torno a la AP-9 y su gratuidad, y la del resto de vías gallegas, de titularidad estatal o autonómica. Pero ni Besteiro ni Rueda abandonaron sus atalayas.

El primero tiene un problema muy serio, porque en la campaña del 18F prometió acabar con los peajes en la Autopista del Atlántico. Y la víspera, en el Congreso, insistió en que los gallegos prefieren circular sin pagar que sea la Xunta la que ostente la titularidad. Y reincidió este miércoles. Esto le deja con pies de barro cuando aprieta a Rueda para que anuncie que las autopistas autonómicas pasan a ser gratuitas. Porque Rueda le recuerda que sus peajes, de por sí los más bajos, llevan dos años congelados, mientras los de las estatales, por las nubes, siguen subiendo -con las bonificaciones, estas sí, congeladas porque no hay Presupuestos-.

Rueda tiene fácil adelantar a Besteiro por la derecha, retándole otra vez a acompañarle a Madrid a reclamar al Gobierno una AP-9 gratis. Insistiendo en que, cuando le reciba Sánchez, le trasladará la promesa electoral y postelectoral del secretario general del PSdeG. Hurgando en la herida, añadió que le pondrá incluso la «grabación» de sus palabras. Y por si no fuera suficiente escarnio, aseguró que Puente «le dejó con el culo al aire» cuando dijo en el Congreso que rescatar la autopista es «inviable, improcedente e inasumible» por costar -según él- 4.000 millones de euros. La guinda fue el beso a la cabina de peaje. Besteiro sonreía y comentaba con Elena Espinosa, a la que quizás explicaba el trasfondo de la pulla.

Quien no estaba para «chistes», como suele ser habitual, era Ana Pontón, a quien Rueda afeó que tirara de «clásico» con la falta de profesionales sanitarios en veranos: una «pesadilla» producto de una «estrategia de acoso y derribo» al Sergas, que solo encuentra, desde la Xunta, «ocurrencias» y «parches». El problema, para Pontón, es que quiso hacer sangre con la propuesta de recurrir a MIR de 4º año sin supervisión, que tachó de «ilegalidad». La líder del Bloque parecía no saber, o lo omitió deliberadamente, que la víspera el Ministerio de Sanidad avaló por escrita esta medida, para todas las autonomías.

Rueda habló de sanidad, pero en el último minuto de su segunda intervención. Argumentó el presidente que es «una pérdida de tiempo» entrar al cuerpo a cuerpo con la portavoz frentista cuando ésta usa la sanidad como ariete, por su «falta de credibilidad». El talón de Aquiles al que el titular de la Xunta disparó una y otra vez con la flecha que el PP ha venido afilando desde el pasado lunes: el «timo electoral» de que vaya a compartir el escaño de Ana Miranda en Bruselas con ERC. Besteiro -con otra intención- había recomendado a Rueda que «centrara el tiro», y Rueda apuntó y disparó una y otra vez. Habló de «timo electoral», «fraude como una casa», «rebajas de verano adelantadas», de un «40 por ciento», en alusión al tiempo que disfrutará Esquerra del escaño «gallego» en el Parlamento Europeo. Dijo que ya «perdieron prácticamente toda» su credibilidad. Y que «nadie de Vox va a venir a hablar en nombre del PP», como sí hará «un 40% del independentismo catalán» en nombre del Bloque.

Pontón se revolvió pidiendo irónicamente al presidente de la Cámara, Miguel Santalices, que habilite una «nueva modalidad» de iniciativa, la «sesión de control a la jefa de la oposición». Sonrió Rueda, también Besteiro. «Me parece muy bien que se ría y le haga gracia, pero la sanidad gallega no es un chiste», replicó Pontón. A Rueda, no a Besteiro, que rió a gusto poco después, cuando el presidente de la Xunta fue invitado a dar el salto a la televisión. El portavoz socialista, está claro, se lo pasó bien en su único momento de intervención en todos y cada uno de los plenos.

Rueda recordó a Pontón que fue ella quien «montó un gobierno en la sombra» tras el 18F, del que «nunca más se supo», y apostilló: «No sé por qué se sorprende de que estemos hablando de igual a igual». Y como la líder del BNG presumió de resultado electoral el 9J, el líder del PPdeG vio el cielo abierto para echarle en cara que esté «conforme» y «feliz» con un 16%, cuando él querría haber obtenido más del 44% que logró su partido.

Rueda, reforzado comicio tras comicio, se basta con explotar las servidumbres de la izquierda gallega: el PSdeG a Sánchez, el Gobierno, Ferraz; el BNG, a sus socios independentistas. A su vez, estos no aportan gran cosa en su intento por desgastarle. Resultado: otra sesión de control tachada del período de sesiones.