La decoración de fácil combustión de la discoteca de Murcia aceleró las llamas

Hay un dato objetivo que la avala. Los bomberos llegaron a las discotecas entre seis y ocho minutos después de recibir el aviso y apenas pudieron trabajar en el interior del inmueble por las altísimas temperaturas dentro. En esos momentos las llamas ya se extendían por los dos locales y eran incontrolables.

Esa rápida propagación del incendio, corroborada además por todos los testigos consultados por ABC, parece indicar que los objetos de decoración del local no eran ignífugos y que sirvieron como combustible perfecto para que el siniestro tuviera consecuencias tan devastadoras.

En los vídeos de fiestas celebradas en Fonda Milagros grabados antes del incendio, y que se pueden ver en redes sociales, se aprecia cómo el local contaba con numerosos elementos decorativos que, al menos en apariencia, eran de fácil combustión, como muebles de madera, plantas de plástico, cañas de bambú...

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M.C

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Las voracidad de las llamas fueron las que acorralaron a las trece víctimas mortales en el ala norte de la primera planta, en poco más de 20 metros cuadrados, en la zona de los reservados más próximos a los cuartos de baño, e impidieron que los bomberos pudieran acceder a donde se encontraban para rescatarlas.

Una de las clientas de Teatre que acudió al local el sábado por la noche relata que sobre las seis menos cuarto de la madrugada comenzó a subir mucho la temperatura, pero no vio llamas antes de salir del local. Además, destaca que le extrañó que se utilizaran bengalas dentro del local, que se supone eran de fuego frío y, por tanto, sin capacidad para prender.

La Policía, además de la inspección de los locales siniestrados por parte de los expertos en la investigación de incendios de la Policía Científica, tomaba ayer declaración a los testigos para tener una idea más clara de la secuencia de hechos. Asimismo rastrea en redes sociales todas las imágenes disponibles para analizarlas en busca de indicios y pidió también a los familiares de las trece víctimas mortales que enviaran a una dirección de correo todos los vídeos y fotografías que tengan de esa noche.

Eso sí, les han recomendado que ellos se mantengan al margen de las redes sociales para evitar que les lleguen noticias falsas que puedan alterarles en estos momentos tan delicados. La Policía se ha comprometido a trasladarles la información en la medida que sea posible, ya que no hay que olvidar que está decretado el secreto de sumario.

Mientras avanza la investigación policial, el cruce de versiones opuestas se mantiene no solo entre el Ayuntamiento y los responsables de las discotecas, sino también entre estos últimos, que insisten en que el incendio no se declaró en su local, sino en el de al lado.

Juan Esteban Ramírez, propietario de La Fonda Milagros, explicaba su versión en una radio colombiana. Afirma que todo ocurrió cuando estaban a punto de cerrar la discoteca -de ahí que quedaran unos 150 clientes dentro- y que aunque hubo apagón al aparecer las primeras llamas y la luz de emergencia solo duró «entre 30 y 40 segundos», él ayudó a evacuar «a la mayor cantidad de personas posibles».

En un primer momento asegura que «el origen del incendio es desconocido todavía», pero al final dice que «venía de la otra parte (Teatre) y que fue tan fuerte que afectó a la luz». Añade que la evacuación fue complicada «no porque la distribución del local fuera laberíntica» sino porque estaban a oscuras. Afirma además que «todo estaba señalizado como tiene que ser» y que empezó a evacuar a la gente «siguiendo el protocolo de evacuación que nos exigen».

El abogado de Fonda Milagros asegura que el local tenía la licencia en regla, en contra de lo afirmado por el Ayuntamiento. Él no la ha visto porque, dice, se quemó en el incendio. El de Teatre, José María Caballero, admitió ayer, en cambio, en varias entrevistas que «no había una licencia en este momento», pero hizo una afirmación sorprendente: el Ayuntamiento ha realizado después varias inspecciones, la última este mismo marzo.

«Con toda las reservas ya que no he tenido tiempo de estudiar la documentación, entiendo que, efectivamente, el hecho de que la licencia que existía en cuanto cambia la distribución, automáticamente, lleva aparejada la revocación de la licencia y, por tanto, el cese de actividad», señaló.

Cuando se les notifica ese cese de actividad, su cliente presenta un escrito acreditando, dice, que sí se cumplían los requisitos exigidos. El Ayuntamiento «ha estado mandando una serie de inspecciones». «La última de ellas en marzo», aseguró.

Primero acudieron en febrero para una inspección de sanidad y esta evidenció «deficiencias». En marzo, comprueban que esas «deficiencias», siempre según su versión se habían subsanado. La pregunta es obvia: ¿cómo hubo inspecciones de Sanidad a un local que debía estar cerrado? No hay respuesta.