Las discotecas incendiadas en Murcia debían estar cerradas hace año y medio

¿Por qué no se había ejecutado esa orden? El caso es aún muy confuso, pero para el Ayuntamiento ese local, simplemente, no existía. La razón estriba en que el negocio anexo, Teatre, que también fue pasto de las llamas, ocupaba hasta 2019 también lo que hoy es La Fonda. Por tanto, los dueños de ésta es posible que nunca recibieran comunicación alguna, porque no había conocimiento administrativo de su existencia. Eso es lo que dicen, al menos, las autoridades municipales, que este lunes tuvieron que enfrentarse a la que sin duda es una de las conferencias de prensa más complicadas de las que han tenido que dar.

El embrollo comienza antes, en 2019, cuando los dueños de Teatre comunican al Ayuntamiento que quieren separar una parte del local para que pase a ser otro negocio. Para los técnicos municipales, y así se lo comunican a los propietarios del local, eso suponía una modificación sustancial de las condiciones en las que fue concedida la licencia en 2008 y en consecuencia se requería una nueva.

En enero de 2022 el Ayuntamiento, con este argumento, ordena el cese de la actividad de Teatre. Los dueños deciden entonces presentar un recurso, pero en marzo la corporación municipal lo desestima. Por tanto, a partir de ese momento ese establecimiento no puede estar abierto al público, ni mucho menos es legal que se abra un segundo.

Los meses siguieron pasando y ya en octubre de 2022 la Concejalía de Urbanismo ordenó a la Inspección que se ejecutase ese cese de actividades. El inspector acudió al local -hay un acta de ello, cuyo contenido no ha trascendido-, pero por razones inexplicadas lo cierto es que ambos negocios continuaron abiertos.

Era público y notorio que Teatre celebraba fiestas periódicas, incluso de graduación con menores como asistentes; también que La Fonda mantenía un horario regular de apertura y hasta organizaba conciertos que promocionaba en redes sociales; y es también evidente que nadie tomó medidas para que el cierre de ambos establecimientos fuera efectivo, más allá de la orden de la Concejalía de Urbanismo del Consistorio, que obviamente fue ignorada.

«El problema es que no se produjeron denuncias posteriormente que nos informaran de esta situación. Ni siquiera tuvimos información de que se hubiera producido en esos locales alguna incidencia», comentó el anterior concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Murcia, el socialista Andrés Guerrero, uno de los participantes en la rueda de prensa celebrada en el Ayuntamiento.

Guerrero pasó un mal trago en esa comparecencia, lo mismo que su sucesor, el popular Antonio Navarro. Las preguntas de los periodistas se sucedían: ¿Cómo es posible que nadie se enterara de que los locales estaban abiertos sin licencia? ¿La Policía Local no intervino nunca allí por alguna circunstancia? ¿Qué reflejó el acta de la Inspección? Muchos interrogantes y pocas respuestas, con una frase recurrente del actual concejal de Urbanismo: «Llegaremos hasta el final, caiga quien caiga».

Los dos responsables políticos, de hecho, parecieron descargar por momentos la responsabilidad en los técnicos municipales. «Actuamos con transparencia, se va a abrir una investigación interna y se van a depurar responsabilidades cueste lo que cueste», insistió el actual edil de Urbanismo, que anunció que el Consistorio se presentará como acusación en el proceso penal que se pueda abrir eventualmente, ante las responsabilidades que puedan derivarse.

No quisieron pronunciarse ni Guerrero ni Navarro sobre si la Fonda Milagros y Teatre cumplían las medidas de seguridad exigidas, puesto que más allá de eso lo que era obligado era cerrar los locales, no hacer ese tipo de comprobaciones.

Para añadir más confusión en este enredo, a primeras horas de la tarde de ayer salió a la palestra el abogado del actual dueño de La Fonda. Francisco Adán explicó que su cliente le pidió que lo hiciera tras escuchar la versión del Ayuntamiento, de la cual difiere por completo. «Está destrozado por la pérdida de vidas humanas; eso es lo que más le preocupa ahora», dijo el letrado.

Adán dio alguna sorpresa: aseguró que su cliente dice contar con la licencia de apertura del local. ¿Por qué no la enseña entonces? «Porque esa documentación se destruyó en el incendio». Él admite que no la ha visto, pero es evidente que si está en lo cierto ese expediente debería estar en el Ayuntamiento, que como se ha señalado niega la mayor.

Para reforzar esta tesis el abogado reveló que «hace menos de un año la Inspección solicitó al propietario de Fonda Milagros dos modificaciones, que se hicieron». En concreto, según señala, «el Ayuntamiento le comunicó que faltaban dos puertas antiincendios y que debía quitar un objeto inflamable que formaba parte de la decoración. También hubo de hacerse una modificación en cuanto a la insonorización». De ser así, está claro también que el Ayuntamiento conocía la actividad del establecimiento, ya que le habría obligado a hacer reformas para cumplir la normativa.

El abogado admitió asimismo que aún no ha analizado la documentación -ni siquiera dispone de ella-, de modo que solo habla por boca de su jefe. Y de forma llamativa trató de endosar la responsabilidad del siniestro a Teatre donde, según su criterio, se habría originado el incendio. Aunque tampoco fue tajante en este asunto y habló de una posibilidad que debe ser confirmada o no por la investigación.

«Nosotros hemos visto una serie de vídeos en los que se ve que Teatre utilizó esa noche, en una fiesta 'Remember', cañones de fuego frío que por unas circunstancias que nosotros no sabemos suben demasiado y pueden haber afectado al cableado eléctrico», explicó, para añadir: «Da la casualidad que eso se produce en una zona donde se ven las primeras llamas».