Sin rastro de Antonio Anglés: fracasa la operación internacional para hallar al asesino de las niñas de Alcàsser

La Europol reactivó hace un año la búsqueda del fugitivo considerado autor material del rapto, violación y asesinato de Miriam, Toni y Desirée

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Ficha policial de Antonio Anglés en la base de datos de la Interpol interpol

El semblante de Antonio Anglés sigue apareciendo en todas las listas de los fugitivos más buscados desde hace tres décadas. El rastro del considerado autor material del rapto, violación y asesinato de Miriam García, Desirée Hernández y Toni Gómez -conocidas mediáticamente como las niñas ... de Alcàsser- se perdió en marzo de 1993 y, desde entonces, los investigadores solo han podido hallar testimonios inverosímiles y relatos de una huida propia de una película. De este peligroso delincuente brasileño se han escuchado decenas de versiones, incluso sobre su muerte, pero para la Policía continúa vivo y en busca y captura.

Fue el pasado 4 de noviembre de 2021, hace justo un año, cuando la Policía Nacional y la Europol emitieron una nueva campaña divulgativa con el perfil de Anglés para solicitar la colaboración ciudadana en todo el 'Viejo Continente' para encontrar al asesino de las tres menores. Casi treinta años después, la duda de si murió o si sigue vivo supone un quebradero de cabeza para los investigadores, quienes añadieron en esta nueva misiva un montaje fotográfico realizado por antropólogos y criminólogos sobre la reconstrucción del rostro del fugitivo con una edad aproximada de 55 años.

En dicha recreación, apuntaban que, tres décadas después de desaparecer, Antonio Anglés tendría el pelo canoso, entradas capilares pronunciadas, arrugas de expresión en entrecejo con patas de gallo, bolsas y ojeras caídas, así como una evidente pérdida de tensión en cara, cuello y surcos nasogenianos.

Reconstrucción facial realizada por el Instituto de Formación Profesional en Ciencias Forenses IFPCF/LP

En el expediente que todavía aparece en los registros de la Interpol, con número 1993-9069, se le califica como uno de los prófugos más peligrosos del mundo. Se le define como un hombre «desconfiado» de 56 años, que mide 1,75 metros de altura y tiene ojos azules, tatuajes en ambos brazos -un esqueleto con guadañas en el brazo derecho; «Amor de madre», en el izquierdo, así como una mujer china vestida y con sombrilla en el antebrazo- y un quiste sebáceo en la garganta sobre la nuez. Además, apuntan al consumo recurrente de Rohypnol para combatir su adicción a las drogas.

La familia solicita su fallecimiento

Las últimas novedades sobre la investigación del 'Caso Alcàsser' se dieron durante el pasado mes de septiembre, cuando la familia de Antonio Anglés inició los trámites legales para solicitar la declaración de fallecimiento del fugitivo tras 29 años sin tener conocimiento alguno sobre su ubicación. Esta decisión viene motivada por la necesidad de gestionar una herencia, después de que dos de sus hermanos hayan muerto este mismo verano.

Mientras tanto, las pesquisas siguen vigentes en un Juzgado de la localidad valenciana de Alzira y lo hará, al menos, hasta diciembre de 2029, fecha en la que se extinguirá la responsabilidad penal de Anglés, que pasaría a ser inimputable. De hecho, el único condenado por el caso fue su compañero y amigo Miguel Ricart, a quien se le impuso una pena de 170 años de cárcel por el rapto, violación y asesinato de las tres adolescentes. Sin embargo, solo cumplió 21 tras anularse la doctrina Parot.

Ante tales tiempos, el trabajo de los investigadores se ha intensificado durante los últimos meses con el propósito de hallar pruebas que incrimen directamente a Anglés. Las fuerzas del orden lo van a seguir buscando cada día hasta que no se demuestre su muerte. Por ello, se han llevado a cabo diferentes técnicas de amplificación de ADN para encontrar rastros genéticos en algunos de los escenarios estudiados a través de nuevas tecnologías. Por ejemplo, análisis de pelos y restos de sangre en los vehículos, en la ropa interior de las menores y en la alfombra con la que fueron envueltas tras su violación y muerte.

El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses examinó el Opel Corsa de Ricart, coche con el que fueron secuestradas, así como la sabana que cubría el colchón de la caseta de La Romana donde fueron torturadas durante varios días. De hecho, en el mismo turismo hallaron restos de sangre en asiento del copiloto, lo que supuso el «primer avance forense real del caso desde los años 90».

Huida de película

La radiografía televisiva que se realizó durante semanas y meses sobre el caso de las niñas de Alcàsser consolidó a esta tragedia como uno de los grandes iconos de la crónica negra española. Tras descubrir un volante médico de uno de los hermanos de Anglés en el paraje natural donde se encontraron los cadáver enterrados, la Guardia Civil se personó en la vivienda familiar ubicada en Catarroja. En ese momento, comenzó la huida del delincuente hispano-brasileño al saltar por la ventana y recorrer varios tejados.

Imagen del Opel Corsa propiedad de Miguel Ricart JAVIER MARTÍNEZ/LP

Después, eludió con notable maestría y fortuna diferentes controles policiales en Valencia y Castilla-La Mancha hasta que finalmente llegó al puerto de Lisboa. Allí, subió a escondidas al mercante City of Plymouth, donde fue descubierto por la tripulación cuando viajaban a Liverpool. El capitán consiguió identificarle al comprobar que su DNI pertenecía al toxicómano muerto que le ayudó a esconderse en Portugal.

Tras avisar a las autoridades y encerrarlo en un camarote, algunos testigos relatan que consiguió escapar y subir a un bote salvavidas para huir mar adentro. No obstante, fue nuevamente descubierto y devuelto al transporte marítimo. Pero, por arte de magia o ayuda de algún polizón, cuando llegaron a Dublín, la Policía irlandesa no halló rastro de Anglés. No estaba allí. Años después, el capital del buque relató en el programa Equipo de Investigación que un marinero contribuyó en su huida que hoy, todavía es una incógnita.

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