Treinta años del crimen de Alcàsser: un caso abierto en busca del principal culpable
Se cumplen tres décadas del hallazgo de los cadáveres de las tres niñas mientras Antonio Anglés permanece en busca y captura y Miguel Ricart defiende su inocencia
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VALENCIA
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Iniciar sesiónSin pruebas concluyentes de la participación de Antonio Anglés, la reaparición de Miguel Ricart tras ser detenido en un narcopiso barcelonés y la inconfundible miscelánea que todavía rodea el caso más mediático de la crónica negra española. Así avanza el crimen de las niñas de ... Alcàsser en pleno 2023, año en el que se cumplen tres décadas del hallazgo de los cadáveres de Toñi, Miriam y Desirée, mientras la Justicia sigue detrás de la verdad sobre lo que ocurrió entre noviembre de 1992 y enero de 1993.
¿Quién raptó a las niñas? ¿Hubo más implicados al margen de Anglés y Ricart? ¿Por qué no se han encontrado pruebas biológicas de su participación? Un caso policial sin comparación que cumple treinta años con un único enjuiciado, sentenciado y encarcelado que ahora vuelve a salir a la palestra mediática con su primera entrevista autorizada desde que se perpetrara el macabro crimen, pero que continúa ofreciendo incongruencias y fechas inconexas en torno a la investigación.
Miguel Ricart, alias 'El Rubio', cumplió 21 años en la cárcel pese a ser condenado a 170 al beneficiarse de la derogación de la doctrina Parot. Salió a finales de 2013 del centro penitenciario de Herrera de la Mancha y, desde entonces, ha vivido a caballo entre la marginalidad, la caridad y el menudeo de drogas. En 2020, fue descubierto en un edificio okupado de Carabanchel (Madrid) y, hace apenas dos semanas, fue detenido en un narcopiso de El Raval (Barcelona), donde ejercía como responsable a cambio de estupefacientes.
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Este mismo viernes, Ricart concedía su primera entrevista en treinta años al podcast El Rincón del Disidente, donde defendió su inocencia, cargó duramente contra Antonio Anglés pero no fue capaz de recordar fechas claves como dónde estaba el día que desaparecieron las niñas o por qué cambió de versión en varias ocasiones durante el juicio. No obstante, lanzó el desafío de someterse a la prueba del 'suero de la verdad' sin mostrar un ápice de compunción: «No puedo arrepentirme de algo que no he hecho».
En busca de pruebas
Mientras tanto, el Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira ha ordenado nuevas diligencias de investigación solicitadas por una de las acusaciones populares para analizar la moqueta que envolvía los cadáveres de las niñas, así como los trozos de papel hallados en la fosa donde se hallaron los cuerpos. Unas pruebas que se realizarán en la sede del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses en Madrid y que supondrán la tercera ocasión en la que se examina la alfombra desde 1993.
La asociación Laxshmi ha presentado durante el último año diferentes informes en el juzgado para pedir nuevas pruebas de ADN que puedan corroborar la participación del prófugo Antonio Anglés y esclarecer las incógnitas que envuelven al caso. Así, solicitaron el examen de medio centenar de muestras, pelos hallados en la ropa de las menores, la fosa y los coches de Ricart y el propio Anglés.
De esta manera, el objeto de las últimas diligencias se basa en encontrar evidencias genéticas de la participación del delincuente hispano-brasileño, así como la posible presencia de tres amigos y dos hermanos del fugitivo, considerado por la Justicia como autor material del rapto, violación y asesinato de las niñas. De acuerdo con la sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia que condenó únicamente a Ricart, ambos pudieron actuar en compañía de alguna otra persona más, cosa que nunca se ha podido demostrar en treinta años.
En su primera declaración, Ricart apuntó que solo él y Anglés participaron en el crimen y, un año después, inculpó a Mauricio -hermano de Antonio- y a un delincuente apodado 'El Nano'. Ambos testificaron ante el juez y negaron su participación en el asesinato de las niñas, algo sobre lo que el magistrado instructor José Miguel Bort valoró que no existían indicios o apariencias de su supuesta vinculación.
Dos meses y medio de búsqueda
Desde el 13 de noviembre de 1992 al 27 de enero de 1993 transcurrieron 75 días en los que se acometió una búsqueda sin descanso que incluso se extendió a otros países. Fue un apicultor de 69 años y su consuegro quienes avistaron un brazo humano con un reloj que emanaba del suelo del paraje montañoso del barranco de la Romana, ubicado en el termino municipal de Tous, a unos cincuenta kilómetros de la ciudad de Valencia.
Un equipo de la Guardia Civil se movilizó al lugar de los hechos hasta la llegada del juez encargado del levantamiento de los cadáveres, momento en el que al desenterrar el cuerpo, se hallaron dos más, todos ellos en avanzado estado de descomposición.
Los cuerpos sin vida estaban envueltos en una alfombra grande, estaban maniatados y apilados uno encima del otro. Además, en los alrededores, se encontraron diferentes objetos, siendo los más relevantes unos trozos de papel. En concreto, un volante del Hospital La Fe de Valencia a nombre de Enrique Anglés Martins, hermano de Antonio, atendido de sífilis meses atrás. Este hallazgo direccionó la investigación hacia la familia Anglés, que vivía en la localidad valenciana de Catarroja.
Entre las diferentes versiones de Ricart desde su detención hasta el juicio en el que fue condenado y la huida de película de Antonio Anglés siguió el caso más mediático de la historia negra nacional, que conmocionó a varias generaciones y a millones de españoles. Treinta años después, todavía se desconoce el paradero del segundo delincuente que para las autoridades europeas continúa vivo y en estado de busca y captura. De hecho, cada año se actualiza su ficha policial e incluso en 2022 se realizó un retrato robot con el estado que podría mostrar en la actualidad. Será en 2029, dentro de seis años, cuando pase a ser inimputable por la Justicia.
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