«Un español que se precie ni podría comer en un bar socialista»: la reseña contra un hostelero por votar a Pedro Sánchez
Una camarera difunde la reacción airada de un asiduo al local que apela a que su regente «recupere la cordura y condene a un traidor a la patria por su golpe de Estado»
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Tapas en la degustación de un bar, en imagen de archivo.
El suspenso inesperado y sin paliativos que le da el cliente asiduo a un bar (difundido en redes por una de las camareras del local) sorprende por la razón del zasca: ni es por la gastronomía, ni por la atención o servicio, ... sino que simplemente se ha enterado de que el dueñovota a Pedro Sánchez. «Un español que se precie ni podría comer en un localsocialista», es su sentencia, tras dejar claro ya que no volverá nunca más.
Como últimamente, el influencer valenciano Jesús Soriano ha puesto de moda que se compartan mensajes y valoraciones de la hostelería en internet, por parte de trabajadores del ramo, una de ellas (Laura Cuartero, con la cuenta @lausirii de X, antes Twitter) ha querido divulgar uno especialmente peculiar.
«Reseña surrealista en el restaurante donde trabajo, la comida muy bien, pero la ideología ya tal…», comenta con cierto humor esta empleada del local, con una referencia cómica al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, no se sabe si por aquello de irse al otro lado del espectro político vapuleado por el consumidor.
Explícitamente, menciona al influencer por su usuario en esta red, @soycamarero, con la intención de darle más difusión a este intercambio opiniones en la red.
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Y es que las afirmaciones en esta reseña resultan poco usuales para referirse a un establecimiento con un servicio en principio ajeno por completo a la cosa pública, al poder. «Como español que soy, llevaba asistiendo con mi mujer a comer con frecuencia», inicia su relato del al parecer tremendo disgusto que se ha llevado, para poner de relieve que era hasta ese momento un cliente fiel y satisfecho.
«El dueño me confesó que era socialista y votaba a Pedro Sánchez», concreta, acerca del origen de todo su rechazo. «Por lo tanto, no asistiré más a un restaurante cuyo dueño apoya a un TRAIDOR [en mayúsculas] a la patria y se regodea de ello», comunica, con rotundidad.
Tan sólo aceptaría una reconciliación, si el propietario del local recapacita acerca de sus preferencias ideológicas y electorales, que equipara a una suerte de locura o enajenación mental: «Si algún día recupera la cordura y condena a Sánchez por su golpe de Estado, volveré a asistir».
Y remata con la afirmación antes señalada en este texto: «Pero un español que se precie ni podría comer en un local socialista».
División de opiniones
Como era previsible en un tema tan personal como controvertido, con frecuencia, como las preferencias políticas, las reacciones a este post están divididas entre quienes jalean al cliente y aprueban su postura y otros que, por el contrario, se escandalizan o se burlan con sarcasmo.
«Me parece lógico: cada oveja con su pareja y el beneficio para las personas o empresas afines, no se pueden dar cuartos al enemigo», o también «así se hace, vamos, a los socialistas, ni agua, es muy cool ser socialista y vivir en Europa con todas las comodidades, que intente ser socialistas en Cuba o Venezuela», se puede leer, entre sus partidarios tras 30.000 visualizaciones en menos de un día.
En el lado opuesto, también se afirma, por ejemplo, que «parece que cuanto más español, menos tolerante», o hay quien se pregunta: «De verdad que estamos perdiendo la cabeza, ¿dónde está el respeto a los que no piensan como este señor? Yo alucino».
Muestras de humor tampoco faltan. «Lo bueno es que recomienda platos…», un detalle cierto aunque paradójico, y hay quien le recomienda otro bar, supuestamente por afinidad ideológica: «¡Que se pase por [nombre omitido] por el sur! Estará como en casa».
O se puede ver a quienes ven el lado positivo: «¿Surrealista? El propietario agradecido de que no entre esa clientela, hay que disfrutar de la comida y olvidar la política, seguro que cocináis de p. m.» Además de quienes centran la cuestión en la esencia y en lo obvio: «El estómago no entiende de ideologías políticas».
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