La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a diez años de cárcel a un hombre por estrangular a su pareja y esconder su cadáver en el maletero de su coche. Según declara probado la sentencia, el agresor mató de manera intencionada a la mujer ... tras una fuerte discusión y forcejear, «presionando con fuerza el cuello con sus manos hasta que dejó de respirar».
En primera instancia, la Fiscalía solicitaba una pena de quince años de prisión por un delito de homicidio con las circunstancias agravantes de cometer el mismo por motivos de discriminación por género y de parentesco. No obstante, el magistrado fija la pena mínima para este caso al valorar positivamente el «esfuerzo muy grande« por parte del procesado para abonar 8.000 euros de indemnización -de los 52.000 que pedía el ministerio público- antes del juicio, así por haber mostrado »arrepentimiento« en su declaración.
De acuerdo con la información publicada por el diario Levante-EMV, el fallo del juez no contempla la agravante de género ya que se declaró como no demostrado que la discusión tuviera lugar para evitar que la novia del condenado terminara con su relación. Asimismo, tampoco se considera discriminación de género al no haberse acreditado que su intención fuera someterla bajo su voluntad.
Los hechos se produjeron el pasado 24 de agosto de 2020, cuando el acusado, sobre la medianoche, mantuvo una discusión con su pareja de hecho en su domicilio de la calle Meléndez, ubicado en el barrio valenciano de Patraix.
Después de forcejear, el hombre, con la intención de terminar con la vida de su pareja, colocó sus manos sobre su cuello haciendo fuerte presión hasta que dejó de respirar. La mujer falleció en el acto por insuficiencia respiratoria aguda producida por mecanismo de asfixia mecánica por estrangulación.
Acto seguido, el acusado, tras permanecer varias horas junto al cadáver, lo envolvió y lo cargó hasta el vehículo de la mujer que se encontraba estacionado junto a la vivienda. Después de utilizar las llaves que él mismo tenía, introdujo el cuerpo en el maletero y lo abandonó tras rociarlo con una sustancia corrosiva. El cadáver fue descubierto una semana después en la confluencia de las calles Pablo Meléndez con Fontanares, después de que se hubiera denunciado la desaparición un día antes. La mujer asesinada tenía en el momento de su muerte 31 años, no contaba con descendencia y carecía de familiares en España, siendo su madre, residente en Uruguay, su familiar más directa.
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