El debate a seis castiga a Montilla y refuerza a PP y Ciutadans

La austeridad fue el concepto central en ese bloque, por lo que embajadas, cargos de confianza y gasto en una administración sobredimensionada anegaron el discurso de los miembros del gobierno. La popular Sánchez Camacho y Albert Rivera encontraron un filón en la retórica acartonada de Joan Herrera (Iniciativa), incómodo desde el principio y con un despliegue gestual inapropiado en un contexto que no exigía corbata pero sí una cierta contención y empatía con las reglas que Josep Cuní, el conductor del debate, impuso con suavidad pero firmeza.

La agilidad de Alicia Sánchez Camacho y el descaro de Albert Rivera provocaron que Puigcercós presentara su perfil más duro mientras Mas adoptaba un tono presidencialista y la figura de Montilla se diluía en un segundo bloque dedicado al Estatut y la política lingüística en el que su nuevo discurso de acento españolista resulta poco verosímil. No hubo grandes anuncios ni principios de acuerdo, pese al duelo entre Mas y Puigcercós sobre el referéndum y el concierto económico.

Sin embargo, el debate puso de manifiesto que cualquier posible alianza topa con las dinámicas plurales de la campaña. Todos acaban atacando a todos: Montilla a sus socios, Herrera a Zapatero, Puigcercós a Sánchez-Camacho, Rivera al PP y Mas a todos y a ninguno. En ese «tiroteo» descontrolado, Montilla se llevó la peor parte y tanto Herrera como Puigcercós hacían poco por recuperarse en las encuestas.

Si en algo puede influir el debate será para consolidar las corrientes de fondo del cambio de ciclo político. De lo visto anoche en la televisión pública catalana, queda claro que CiU no tendrá más alternativa que gobernar en solitario, dada la distancia con el PP y los compromisos soberanistas que mantuvo Artur Mas, si bien con una cierta ambigüedad. En cuanto a los componentes del tripartito, las inevitables crisis internas que se les avecinan si se cumplen las previsiones despejarán el camino de Convergència y facilitarán también un puesto central del PP en la política catalana y en el eje Cataluña-Madrid.

A falta de un ganador claro en TV3, Montilla parecía el más dañado en la refriega. Mas salió casi indemne. Entre los «pequeños», Rivera y Sánchez Camacho (que usaron el castellano en una parte del debate) superaron ampliamente a Puigcercós y Herrera.

Uno de los aspectos más comentados fue el de las singulares corbatas que lucían Mas (azul a cuadros) y Montilla, un «regalo» en rojo de Joaquim Nadal que fue bastante cuestionado entre los acompañantes de los políticos. Para algunos fue lo peor de un debate que se anunciaba como único pero que podría tener continuidad en las próximas horas. Y es que, justo cuando las cámaras dejaron de emitir, Mas y Montilla se retaron a participar en un cara a cara en la misma cadena autonómica que, a falta de que se reúnan los respectivos jefes de campaña, podría producirse mañana mismo.