Así es el elefante de chocolate de más de 100 kilos con el que un español ganó el título al mejor chocolatero del mundo

La figura se ha instalado en el Museo del Chocolate de Barcelona

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Crusellas, con elefante, recién instalado en Barcelona EFE

Hay pocos que se puedan resistir al chocolate. Aunque cada uno tiene sus gustos, lo cierto es que el cacao ofrece tal variedad de presentaciones que hace que sea delicioso para casi todo el mundo. Sea con leche, en su versión blanca, en polvo, ... como crema de untar, gracias a pequeños bombones, tabletas enteras o con formas impensables, este dulce siempre apetece.

Lo que pocos se imaginan es verlo con presentaciones difíciles de imaginar y esto es lo que hizo Lluc Crusellas para ganar el World Chocolate Masters, el premio al mejor chocolatero del mundo. El pastelero catalán, nacido en un pequeño pueblo de Barcelona, tiene un local en Vic y dirige otra pastelería en Barcelona y recibió el reconocimiento el pasado otoño por su rapidez y brillantez sumadas a su limpieza y originalidad, como resaltaron desde el jurado.

Para conquistarlos Crusellas, que entonces tenía 27 años, ideó un espectacular elefante de chocolate, una propuesta extraordinaria que dejó a todos boquiabiertos y lo convirtió, de hecho, en el profesional más joven que conseguía tal título. El proyecto fue desde entonces expuestos en varios emplazamientos entre ellos el popular centro comercial Harrod's de Londres, hasta que esta misma semana se ha instalado definitivamente en Barcelona. Aquí se podrá ver.

Más de 100 kilos

La obra maestra, que seguramente se convertirá en una nueva atracción turística, mide 1,5 metros de altura y otros tanto de ancho y pesa más de 100 kilos. Aunque le faltan algunos detalles respecto a la versión que presentó en el concurso, su espectacular sigue siendo incuestionable. La gran creación, que está realizada con chocolate puro, se tiene que conservar a una temperatura de entre 18 y 20 grados y con una humedad específica.

El elefante se expondrá en el Museo del Chocolate de Barcelona, emplazado en el barrio del Born, y pasará a ser, con toda probabilidad, la pieza más admirada de la colección permanente. «No solo es una obra de arte comestible, sino que representa la excelencia y la creatividad en el mundo del chocolate», remarcan desde el museo.

La obra se ubicará en una vitrina refrigerada. Para que no hubiera problemas, el propio Crusellas dirigió este lunes el dificultoso montaje. El proceso duró, como ha trascendido, más de tres horas, desde que las piezas llegaron desmontadas al museo. Las partes del elefante iban en cajas especiales, Lluc y su equipo las desembalaron y las fueron montando, poco a poco, como si de una construcción de Lego se tratara.

Crusellas estuvo a primera fila preparando las piezas para ser 'enganchadas' y repasando con pinceles que no quedaran impurezas en ninguna parte de la obra, desde las patas a los colmillos o los ojos. Lo más dificultoso fue, según cuenta, el equilibrio de pesos entre las distintas piezas de la creación. El resultado final vuelve a ser de nota.

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