José Luis González: «No ir a los Juegos de Seúl fue una gran decepción, estaba en mi mejor momento»

González nació en Villaluenga de la Sagra el 8 de diciembre de 1957, de padres emigrantes que llegaron para trabajar en la fábrica Asland. «Estoy enfilando la jubilación, que llegará en 2023. Ahora estoy casi en el paro, ya que la empresa de mi propiedad dedicada a la organización de eventos deportivos no tiene mucho recorrido por la crisis económica a causa del Covid-19. Tengo que decir que, a pesar de lo que comenta mucha gente, no soy millonario. Vivo más o menos bien, pero nada más. He sido atleta de élite internacional y algunos ahorros sí que he podido conseguir. En el apartado deportivo, sigo entrenando por las mañanas al aire libre por la zona de La Sagra, que es lo que me apasiona , y hago algo de gimnasia en mi casa, en Yuncler. El deporte es salud y, además, lo necesito ya que tengo acostumbrado el corazón a esos esfuerzos como atleta. Luego está el tema de mi familia. Por suete, mi esposa y mis dos hijas, una es fisioterapeuta y otra periodista, ya están trabajando», relata.

El coronavirus parece que se va marchando. ¿Cómo ha vivido este año largo de pandemia?

Pues los primeros meses como todo el mundo, con el dichoso confinamiento. Luego salía a correr un poco por los alrededores de mi casa y guardando las normas sanitarias. Alguna vez he tenido alguna discusión con agentes que vigilaban este protocolo, pero es que no sé vivir sin que mis piernas estén en movimiento. El coronavirus se ha llevado por delante a algún amigo mío y otros han ido resistiendo la enfermedad; una pena muy grande.

Afortunadamente, los Juegos Olímpicos se van a celebrar. ¿Los vive usted de forma intensa desde el sofá, ve solo el atletismo o la mayoría de deportes?

Lo disfruto casi todo. Lógicamente, más el atletismo y, además, las gimnasias. El problema con Tokio va a ser la diferencia horaria, pero, vamos, me gusta ponerme delante de la televisión. Aunque no quiera, la nostalgia y los recuerdos me llegan de forma traicionera, pero los años pasan para todos y hay que conformarse.

¿Cuál es para usted la prueba reina del atletismo?

En mi opinión, los 1.500 metros es la más completa. Quizá venga mi preferencia de los tiempos en los que la llamada armada inglesa era casi imbatible: Steve Cram, Sebastian Coe y Steve Ovett. Y para completar la fiesta, los africanos con el marroquí Said Aouita a la cabeza. Temibles todos ellos. Lo que ocurre con los 100 y 200 metros es que el espectáculo no venía por la prueba en sí, sino porque la disputaban y ganaban monstruos legendarios como Carl Lewis o Usain Bolt.

Usted ha competido en tres Juegos Olímpicos: Moscú 1980 (fue eliminado en semifinales), Los Ángeles 1984 (fue eliminado en las primeras series) y Barcelona 1992 (fue eliminado en las primeras series). ¿A qué se debió que no fuera a Seúl 1988?

Pues es que tenía una lesión en el tendón muy molesta, que empeoró poco antes de los Juegos. Fue una gran decepción, pues estaba en mi mejor momento y lo digo sin presumir; tenía opción de medalla o, al menos, de estar entre los cinco primeros. Y, claro, acabar en esas posiciones de meta en los 1.500 era hubiera sido un éxito muy grande para el deporte español.

(Merece la pena recordar que en los 1.500 metros de los Juegos Olímpicos de Seúl ganó la medalla de oro Peter Rono, un atleta keniano de apenas 21 años que nunca conseguiría repetir un logro parecido. Segundo fue el británico Peter Elliott y tercero Jens-Peter Herold, un atleta de Alemania oriental.

¿Cuáles fueron los Juegos de los que guarda mejores recuerdos?

Los de Barcelona 1992. Me nombraron capitán del equipo español de atletismo, un detalle que fue un reconocimiento a toda mi etapa como atleta.

Al margen de los Juegos, ¿se puede decir que su cénit como atleta fue la medalla de plata en los 1.500 metros del campeonato del mundo al aire libre de Roma en 1987?

Sin duda alguna. Estamos hablando de ser subcampeón del mundo en una prueba atlética muy importante. No es cualquier cosa. Me ganó un atleta de Somalia llamado Abdi Bile que iba como una moto. No sé, no sé, pero le ví correr de manera un tanto rara. Era un 6 de septiembre e hice una marca de 3:38.03 , pero el africano marcó un sorprendente 3:36.80. También recuerdo con mucha emoción los años en los que estaba entre los tres mejores tiempos del mundo en la milla.

Echando la vista atrás, el 12 de octubre de 1982 se inauguró en Toledo una pista de atletismo en la zona del Salto del Caballo. Una instalación que años más tarde fue eliminada por defectos en la cimentación y en su lugar se construyó el actual parque de bomberos. ¿Qué recuerda de aquello?

Fueron días de muchas alegrías para el deporte en Toledo, ya que poco antes se había inaugurado el pabellón hoy llamado ‘Javier Lozano Cid’. Recuerdo el día festivo de la pista de atletismo. Estuve allí, era el Día del Pilar. Ocurre que por fallos de construcción, según se dijo, la pista se estaba hundiendo por debilidad en las arenas de la base.

Finalmente, hace unos años hizo usted una incursión en el mundo de la política. siendo concejal del PP en el Ayuntamiento de Toledo. ¿Qué nos puede decir de esa etapa?

Fue un ciclo de cuatro años, del 2011 al 2015. Me llamó Arturo García-Tizón y me pusieron como número tres de la lista para la ganar la Alcadía de Toledo. Es decir, el PP tenía mucha confianza en que yo pudiera ayudar para vencer en las elecciones a Emiliano García-Page. No pudo ser, aunque perdimos por muy escaso margen. De todas formas, yo entré en política porque se me prometió que sería nombrado director deneral de Deportes de la Junta aprovechando que María Dolores de Cospedal era la presidenta de Castilla-La Mancha. A pesar de que García-Tizón hizo lo que pudo, se nombró a otra persona por lo que yo al cumplir los cuatro años del ciclo me marché a mi casa y hasta hoy. Estoy convencido que hubiera llevado a cabo una buena labor en el deporte de la región, pero...