El arzobispo de Toledo alienta a redoblar esfuerzos «en el combate de la fe»

En la homilía que ha ofrecido con motivo de la misa en el día del patrón de los toledanos, monseñor Rodríguez ha indicado que esta fe «no tiene por qué dirigirse hacia los demás, sino a lo que nosotros sentimos y somos».

«No se trata de ser temerarios, pero sí de no estar constantemente transigiendo con situaciones y olvidando que somos testigos más con los hechos que con las palabras, en toda una serie de situaciones donde a los cristianos se nos tiene que ver», ha manifestado.

De san Ildefonso ha destacado que «él nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que también nosotros podamos consolar a los que se encuentren en cualquier aprieto. Él fortalece y nos defiende con las armas de la justicia y el escudo de la salvación, porque necesitamos mucho de la virtud de la fortaleza».

En esta línea, ha expresado que «ser santo no es una profesión de minorías» , añadiendo que «no es superhombre o mujer; es hombre real, porque sigue a Dios y, en consecuencia, al ideal para el que fue creado su corazón y del que está hecho destino».

El primado toledano ha hecho, a colación de esta idea, una comparación entre los «héroes de una acción moral puramente racional y el santo cristiano», argumentando que existen diferencias «de realismo y positividad ante la experiencia de la muerte, prueba suprema de la humanidad», y ha añadido que «el santo es el hombre que más aguda y dramáticamente experimenta la fragilidad natural del ser humano y la conciencia de pecado».

Finalmente, ha manifestado que este 23 de enero es «un buen día para pedir tantas cosas» para la sociedad toledana , por sus autoridades, por el bien común, «por mejorar en amor, justicia, caridad, por un horizonte amplio y no estrecho, más generoso con los problemas reales». «Podemos invocar la piedad de Dios y su clemencia derramada en san Ildefonso para todos nosotros», ha concluido.