ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA
Diario de Santo Tomé (12): Tres amigas 'de las de toda la vida'
«Hemos leído a Hilarito en el periódico, hija qué bien escribe, pero, oye, de novia no se sabe nada, ¿verdad?»
Sólo tres amigas de «las de toda la vida» seguían llamando a mi madre el día de San Hilario. Lo hacían no por felicitarnos sino para saber qué pasaba con mi padre y conmigo: «Carmen, ya sabes lo que te aprecio, pero, hija, es ... que me dicen que la mujer del encargado es muy joven y que la han visto saliendo de la finca en coche con tu marido… Por cierto que hemos leído a Hilarito en el periódico, hija qué bien escribe, pero, oye, de novia no se sabe nada, ¿verdad?».
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Y mi madre como si no las oyera: «Trini, ¿estás ahí?, hija, no te oigo bien, debe de haber interferencias. Por cierto que me han dicho que tu hija sale con el hijo de Manjón, un republicano rabioso que acompañó a La Pasionaria cuando vino a llevarse el tesoro de la catedral… ¿Me oyes?» Pasaron los años y el teléfono no volvió a sonar más en la mañana del día 14 de enero. Pienso que a mi padre no le sirvieron de nada las misas del señor obispo porque una mañana, a eso de las nueve, saliendo de Villajoyosa, un camión se lo llevó por delante y lo mató en el acto. Los de la Guardia Civil encontraron en la guantera de lo que quedaba del coche, un crucifijo, bendecido por Pío XII, que mi padre había llevado toda la vida en su cartera y que trajo de Roma en un viaje que hizo en el Año Santo Mariano de 1950. Mi madre sin embargo pensaba que las bendiciones y misas ofrecidas por mi padre, al final habían sido para bien.
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