Dos muertes, la compraventa de fincas y coches y un pozo: las misteriosas desapariciones de los empresarios de Ciudad Real
Una investigación de la Guardia Civil en una finca en Manzanares termina con la detención de dos personas por su relación con el homicidio de Jesús María González Borrajo y Juan Miguel Isla
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Iniciar sesiónEl trasiego de la Guardia Civil en Manzanares (Ciudad Real) ha sorprendido a los más de 18.000 habitantes de esta localidad manchega. Una investigación para esclarecer las desapariciones de los empresarios Juan Miguel Isla Fernández y Jesús María González Borrajo ha terminado ... con la detención de Antonio Caba y de su presunto cómplice, Gaspar Rivera, ambos acusados formalmente del homicidio/asesinato del primero e implicados en la muerte y el descuartizamiento del segundo.
Hasta aquí se ha llegado después de que los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) y de la Comandancia de la Guardia Civil de Ciudad Real inspeccionaran el pasado mes de marzo una finca situada en Valdepeñas para intentar localizar a Juan Miguel Isla, que desapareció el 22 de julio de 2022 en Manzanares.
Isla, de 58 años, creyó que iba a una cita de negocios con un intermediario para cobrar 50.000 euros por la venta de una finca en La Solana, a 15 kilómetros de Manzanares, pero no sabía con lo que se iba a encontrar. Su rastro desapareció de un día para otro y fue entonces cuando se interpuso una denuncia. La Guardia Civil comenzó a investigar el caso y, con el tiempo, pidió colaboración ciudadana para intentar localizar el coche con el que se desplazó.
Colaboración ciudadana
Un vecino de Albacete reconoció el vehículo de Isla y el asunto poco a poco comenzó a tomar relevancia. Los primeros días, la Guardia Civil lo buscó por todos los medios, incluso por helicóptero. Tras conocer dónde estaba el coche, los agentes reconstruyeron el recorrido del empresario para ver los posibles escenarios de la desaparición, sin descartar que fuese víctima de un hecho violento y que se hubieran deshecho del cuerpo, arrojándolo a un pozo que había en ese paraje.
Esta petición de la Benemérita llevó a Antonio Caba a dar los primeros pasos en falso, con miedo a que se le identificara como el autor de la desaparición. Empezó a visitar la finca de Valdepeñas para asegurarse que todo seguía en su sitio. Sin embargo, la coartada le sirvió de poco porque después la Guardia Civil inspeccionaría este terreno.
Tras examinar la finca, los agentes encontraron unos restos óseos, pero lo que llamó la atención, más allá de este hallazgo, fue que Caba intentó acceder al lugar con una pistola y un cuchillo en su coche. En la finca había un pozo cerrado con un candado y la Guardia Civil preguntó al propietario por las llaves para entrar. Él negó que las tuviera, así que rompieron el cerrojo y fue entonces cuando encontraron en el agujero los restos del empresario, que llevaba más de ocho meses en paradero desconocido. La Guardia Civil detuvo a Caba y a Gaspar Rivera, quien terminó confesando su relación con los hechos ante las numerosas pruebas recopiladas por los investigadores durante una compleja operación.
La desaparición de Jesús María González Borrajo
El caso de Isla no terminó ahí porque la Guardia Civil sospechaba que Caba también tenía relación con la desaparición de otro hombre en 2019: Jesús María González Borrajo.
Este empresario, que vivía en Manzanares desde hace más de tres décadas, había puesto a la venta dos coches. El mediador con el que había establecido una cita era Caba y el rastro de González Borrajo se perdió el 19 de junio de 2019, justo un día antes de que viajara a Alicante.
Cazador, coleccionista de armas y simpatizante de la División Azul, Caba solía vestir ropa de marca, siempre iba «de punta en blanco» y conducía vehículos de alta gama, como el que llevaba antes de ser arrestado por la muerte de Isla. «Ha tenido relación con el mundo del vino, con bodegas importantes; últimamente se dedicaba a la compraventa de tierras y, sobre todo, engañaba a mucha gente (...) Te vendía desde muebles valiosos a fincas, casas o coches, con negocios en Valdepeñas y Manzanares», relataban sus vecinos a ABC.
La Guardia Civil ya había hecho un perfil de Caba y con la confesión de Rivera, que habría implicado a Antonio en sede judicial en las muertes tanto de Isla como de González Borrajo, procedió a inspeccionar la finca agrícola de Manzanares. Allí, gracias a una compleja y larga operación de seis días, han logrado recuperar restos óseos a los que se trata de poner nombres y apellidos, aunque todos los indicios apuntan a que son de Jesús María González Borrajo.
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