Los Reyes y sus hijas visitan Sotres, el pueblo que vio la luz hace solo 43 años

Situada en la Reserva de la Biosfera (Unesco) y encajada en el Parque Nacional de los Picos de Europa, la economía de esta localidad se basa en la ganadería, el campo, el turismo y los negocios agroalimentarios, especializados en la elaboración del queso de Cabrales. También recibe a diario a muchos montañeros y senderistas, atraídos por el Naranjo de Bulnes, conocido en la zona como el Picu Uriellu. Se da la circunstancia de que precisamente este año se cumplen 120 años de su primera ascensión, por lo que, nada más llegar, la Familia Real se reunió por un grupo de guías técnicos deportivos de alta moñana que conocen muy bien la zona y que les llevaron hasta un mirador desde donde pudieron contemplar la Sierra Amor, donde se encuentra la montaña Covadonga, que en 1918 fue declarada Parque Nacional, convirtiéndose así en el primer espacio protegido que hubo en España. Años después, en 1995, este territorio se amplió hasta alcanzar las 64.660 hectáreas que conforman los Picos de Europa.

A la vuelta de su recorrido, y después de una breve introducción de Felipe VI, donde puso en valor el «espíritu de comunidad» que se aprecia nada más llegar a Sotres y que sus aldeanos procuran «transmitir a las siguientes generaciones», el Rey cedió la palabra a la Princesa Leonor, quien, como ya anunció anoche en el Teatro Campoamor, cada vez tendrá más protagonismo en la entrega de los premios de la Fundación que lleva su título de Heredera y, a partir de ahora, «de destacar lo mejor de los pueblos de nuestra querida Asturias». «Querida Leonor, tuya es la palabra», le dijo.

La Princesa afirmó haber leído mucho sobre Sotres, como que «es el último pueblo de Asturias» o que es «el más alto», pero reconoció que este pueblo es «mucho más que eso»: «Este pueblo sois vosotros, los vecinos que regresasteis hace décadas tras las aventuras ultramarinas y europeas y los más jóvenes que os habéis instalado más recientemente. Sois un ejemplo por vuestra capacidad para cuidar las tradiciones y para innovar».

Reconoció la Princesa que la tarea de Sotres «no es fácil» porque vivir «en un pueblo de alta montaña es un desafío constante» por los servicios que necesitan y demandan y por la gestión sostenible que hacen de sus recursos. En este sentido, Doña Leonor destacó que «cuando terminó aquí la actividad minera», potenciaron la economía de la zona con el desarrollo del turismo natural y el senderismo. «Hicisteis muy bien esa transición», les dijo. Y añadió, provocando un aplauso de todos los que la escuchaban: «Habéis recuperado caminos y senderos antiguos, y todo viajero que venga a Sotres sabe que estará a gusto, que dormirá cómodo y que le prestará por la vida saborear la comida asturiana que preparáis en los restaurantes, hostales y tiendinas del pueblo. Con esa energía, ¡tiene que ser una maravilla ponerse en camino para llegar al Urriellu!».

Los Reyes y sus hijas también se reunieron en Sotres con los cinco vecinos más ancianos del pueblo. En la Iglesia de San Pedro, charlaron con Antonio López (91 años), Ángela Marcelina López (89), Justo Sánchez (84), Valentina Sánchez (81) y Victoriano Sánchez (83), quienes les contaron muchas anécdotas de su vida en el pueblo, entre ellas la que vivieron el 6 de enero de 1966, cuando los integrantes del Club de Montaña Vetusta ayudaron a los Reyes Magos a repartir sus regalos a los niños y ancianos del pueblo, que se encontraba incomunicado por las nevadas. Y es que Sotres pasó largos inviernos aislado por la nieve, hasta que en 2020, hace nada, se construyeron cuatro viseras antialudes para mejorar las condiciones de la carretera. De ellos, la Princesa Leonor destacó que son «la memoria viva de cómo un pueblo de alta montaña que no tuvo luz hasta hace 43 años es ahora un lugar que progresa con vuestro esfuerzo».

La Familia Real continuó su recorrido con una visita a la Quesería Maín, donde se elabora el queso de Cabrales; y el bar-tienda 'La Gallega', una antigua casa de comidas que durante el aislamiento de Sotres canalizaba las necesidades de sus habitantes, desde la recepción de correo y paquetes, hasta servicios sanitarios y de vacunación, entre otros.

El pasado minero del pueblo también estuvo presente en la visita de los Reyes y sus hijas, que contemplaron una muestra que se encuentra en la que hasta 2010 fue la escuela del pueblo, y que cerró por falta de alumnos, ya que en Sotres solo hay cinco niños censados. Desde entonces, recorren todos los días 17 kilómetros -34 entre la ida y la vuelta, y repletos de endemoniadas curvas- para estudiar en una localidad cercana. La Princesa mencionó a los cinco –a Jaya, Alejandro, David, Andrés y Bruno– y se dirigió a ellos: «Ojalá los cinco podáis encontrar razones para seguir aquí, ojalá que las circunstancias lo permitan si así lo decidís».

Esta mañana, sin embargo, el pueblo se llenó de gente y no parecía que en el pueblo solo vivan 108 personas. Desde primera hora de la mañana, el Gobierno de Asturias y el Ayuntamiento de Cabrales puso a disposición de los vecinos de pueblos y aldeas cercanas unos autobuses lanzadera gratuitos para que todos pudieran subir a Sotres a ver a los Reyes, a la Princesa y la Infanta, que recibieron el cariño de todos ellos con vivas al Rey y a la Reina. Pero la mayor atención se la llevaron Doña Leonor y Doña Sofía, que se hicieron más selfies que nunca con todos los que se los pidieron.

«Gracias de corazón por hacernos sentir que en este rincón precioso Asturias la vida nos presenta su mejor cara», les dijo la Princesa a todos ellos. «Es la segunda vez que mi hermana y yo venimos al concejo de Cabrales. Y nos vamos, de nuevo, deslumbradas y admiradas por vuestro ejemplo», destacó. Concluyó su intervención diciendo que a las dos les gustaría volver porque se han quedado «con ganas de mucho más».

El pueblo de Sostres y sus vecinos se arrancaron a aplaudir a la Princesa de Asturias. Todos estaban felices por tener a la Familia Real en su casa. Acabaron la mañana comiendo todos juntos en el pueblo, después de que los Reyes y sus hijas visitaran una de las cuevas que hay cerca de aquí, «donde madura con cuidado y delicadeza», en palabras de la Princesa, el queso que en Sotres fabrican «con esmero y de forma artesanal».