El verano andaluz registra una caída del consumo de casi un 10%

Las asociaciones de alojamientos, de hostelería, de viviendas con fines turísticos, manejan cifras que empiezan a moldear la campaña. Un curso que se antoja «histórico» (histórico será el día que no sea histórico), con récord de turistas (se esperan 12,8 millones), un impacto de nueve millones de euros y la generación de 500.000 puestos de trabajo gracias al sector. Por ello se analiza al milímetro y, con detalles a considerar, las cifras son altamente satisfactorias.

La ocupación en julio ha sido del 78,73 (1,69% más que el pasado año) y las previsiones de agosto son similares, a la espera de las confirmaciones en una época condicionada por las reservas de última hora y las cancelaciones en función de la climatología. En las provincias costeras, con Cádiz, Málaga y Huelva a la cabeza, en momentos puntuales hay prácticamente un lleno técnico. En la comparativa hay un ascenso en la ocupación de la provincia gaditana (88,52%) mientras que en la costa del Sol lamentan un retraimiento, entre 2 y 4 puntos menos para el mes actual, que en este punto no pasan de ser proyecciones.

No obstante, entre los indicadores hay uno que 'ocupa' más que preocupa. La caída del consumo. La Federación Andaluza de Alojamientos Turísticos de Andalucía (FAHAT) maneja en sus estadísticas que este descenso se sitúa en una horquilla que va desde el -6% al -9,50%, una reducción tanto en los establecimientos como fuera de ellos. Podría rondar un 10% menos de gasto de los visitantes, mucho dinero en un sector donde los datos se cuentan por millones de euros. Un avance a la espera de que el trimestre confirme, desmienta o matice las cifras.

Por su parte, la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol destacó esta semana que el Impacto Bruto Medio por Cliente Alojado (IBCA) se desplomó de 198,61 a 157,18 euros en julio. «Llenamos casi igual, pero ingresamos mucho menos», apunta Javier Hernández, vicepresidente ejecutivo de la organización. «Esta caída es un factor determinante, se está operando con cierta dificultad», resalta Rafael Barba, secretario de Fahat. «La gente no renuncia a irse de vacaciones, pero con limitaciones económicas. Parece que existe una dinámica de cambio a la que, por otra parte, estamos acostumbrados porque esto es cíclico».

Barba arguye que hay «un incremento de los costes y por eso los precios son muy altos, pero empezando por la cesta de la compra. Hay que apretar los dientes y ser honestos, porque la caída del poder adquisitivo es una realidad». «La inflación y la pérdida de poder adquisitivo están frenando al cliente nacional», confirmaba Hernández, de Aehcos. Y es que resulta más económica una semana de todo incluido en Punta Cana que un alquiler en la costa andaluza, por las diferencias en los costes laborales y de materias primas.

Antonio de María, veterano hostelero y presidente de Horeca, la patronal gaditana, reconoce que un 40% de los locales de restauración han experimentado una caída en las ventas. A su juicio, se debe «a las altas temperaturas de la primera quincena, que echó al turista de las terrazas, y al poniente de las noches». En definitiva, que influyen (y cada vez más) las cuestiones meteorológicas. Más cauto se muestra Joaquín Marín, gerente y responsable de comunicación de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), que no termina de trasladar las «sensaciones» a la realidad. «Parece que hay menos gasto, incluso menos visitas, pero lo único que verdaderamente hemos detectado es que se ha producido un descenso de visitantes nacionales que se equilibra parcialmente con los foráneos».

El sector pretende alejarse de mensajes catastrofistas y coincide en que «hemos llegado al tope y debemos reflexionar». Se han registrado años consecutivos de subidas siderales, de tendencias alcistas que no tocaban techo... y ya se ha alcanzado el cielo en el verano. Se ha de tener en cuenta que se ofertan más de 700.000 plazas turísticas, el doble que hace una década. Los guarismos se van a estabilizar, con mínimas variaciones. Esas ligeras permutas vendrán condicionadas por el tiempo (las olas de calor, los vientos en Cádiz, las posibles lluvias) y el comportamiento de esa 'última hora', que incluye tanto la acción positiva del turista como las cancelaciones. El agosto en el que ya se han sumergido prevé cifras calcadas a las del 2024.

Con los hoteles y alojamientos cerca del máximo de ocupación, el crecimiento del sector se cimenta sobre la desestacionalización (ya tanto junio como septiembre son dos meses excelentes) y el aumento del gasto, con el fin de alcanzar la deseada y necesaria sostenibilidad. El turismo goza de un excelente estado de salud «y por eso debemos alejarnos de los mensajes hiperbólicos, porque es muy fácil apuntarse al éxito y, cuando la cosa viene regular, muchos escurren el bulto», sentencia Rafael Barba.