La turismofobia pone en riesgo 19.000 millones sólo en la Costa del Sol

Esta defensa del turismo surge a raíz de la manifestación convocada para hoy por el Sindicato de Inquilinos bajo el lema 'Málaga para vivir, no para sobrevivir', una protesta que tiene como objetivo visibilizar las consecuencias negativas de la turistificación, entre las que se destacan la escalada de precios de la vivienda y la precariedad laboral.

La cita, ampliamente difundida en redes por los organizadores, ha generado un intenso cruce de acusaciones entre los colectivos implicados. Por un lado, las organizaciones y sindicatos que tratan de achacar al «boom» turístico de la ciudad las dificultades de los residentes para permanecer en la capital. Por otro, las de un sector que cree que esta ofensiva contra los visitantes pone demasiado en juego.

La posición es más complicada desde el ámbito empresarial, pues si bien consideran legítimas y comparten las reivindicaciones sobre la falta de vivienda, rechazan que se achaque la tensión del mercado inmobiliario a la actividad turística. Javier Hernández, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), reconoció a ABC las dificultades a las que se enfrentan los trabajadores de su propio sector para encontrar viviendas debido al auge de los pisos turísticos, pero defiende que la culpa no puede recaer en exclusiva sobre el turismo.

«Creo que la turismofobia es otra cuestión completamente distinta a esta», insistió. «Quienes visitan la ciudad no son sólo turistas que se alojan en establecimientos o viviendas turísticas, también son visitantes aquellos que vienen y no pernoctan».

Hernández explicó que el crecimiento exponencial de los últimos años de los alojamientos turísticos desde el año 2016 hasta el día de hoy ha provocado que los precios de los alquileres suban y que haya municipios «donde no puedas encontrar ni siquiera vivienda para alquilar».

Para el vicepresidente de Aehcos, «Son 11.000 millones de impacto directo de la actividad turística y 8.000 millones de impacto indirecto. Puedo suponer que esta manifestación se hace porque hay una falta de vivienda asequible, provocada fundamentalmente por un tipo de modalidad de alojamiento que no es nuestro caso; que no es el sector hotelero o el extrahotelero».

Para el vicepresidente de Aehcos, es razonable que los residentes de comunidades de vecinos se quejen de la «incomodidad y cierta inseguridad» que genera el trasiego continuo de huéspedes en este tipo de alojamientos, si bien destaca que el turismo sigue siendo crucial para la economía local y que cualquier medida que limite la oferta turística debe ser cuidadosamente considerada para no dañar esta fuente de ingresos.

Desde la patronal se declaran también como «afectados» y achacan a una falta de previsión de la Administración el déficit de vivienda. «No se han construido en los últimos años, no hay disponibilidad de viviendas de protección oficial, ni de viviendas de alquiler asequible y tampoco disponibilidad de viviendas para nuevos residentes», comentó.

A la misma falta de planificación apuntan desde la Asociación de Empresarios de Playa de Málaga, para los que los turistas internacionales suponen el 60% de su clientela durante la mayor parte del año. «Es muy triste ver cómo hay gente que no entiende que el turismo es nuestro medio de vida. No tenemos otra industria», aseguró su presidente, Manuel Villafaina, que considera el auge de estas actitudes turismofóbicas «injustificado». Para el empresario las quejas de estos colectivos —47 entidades sociales han respaldado la concentración— radica en la dejadez de las administraciones.

La manifestación de este sábado en Málaga escenifica el debate sobre la complejidad de gestionar ciudades que buscan encontrar un equilibrio que permita proseguir con el desarrollo económico sin sacrificar la calidad de vida de sus residentes. Debate que se extiende ya también hacia otros municipios como Marbella. La capital, con 8.000 viviendas turísticas, y la ciudad marbellí, con más de 6.500, concentran el grueso de esta oferta alojativa por la que claman los colectivos. En una provincia que, además, lidera el ranking a nivel nacional según el Instituto Nacional de Estadística, con 41.038 viviendas turísticas registradas.

El presidente de la Asociación de Hoteles de Cádiz, Stefaan De Clerck, señaló que «en la capital gaditana para nada hay turismofobia». Recientemente se ha creado una pequeña asociación, pero no es un problema de calado en la actualidad. «Pedimos que se controle la vivienda de uso turístico, es algo que nos preocupa y que en los próximos años si puede generar esta reacción», añadió.

De Clerk no está en contra de las viviendas destinadas al turismo, siempre y cuando estén reguladas. «Las administraciones tienen que tomar medidas urgentes, no sólo en Cádiz, sino en otras ciudades como Málaga o Granada, también en poblaciones que están despuntando en este sentido porque se está perjudicando a la sociedad en general», indicó.

Por ello, el representante de los hoteleros gaditanos insiste en una regulación «más seria y restrictiva» que facilite el alquiler tradicional y controle a los ilegales. Cree que son los ayuntamientos los que tienen que tomar esas medidas, ya que «la delegación de Turismo es la única que puede hacerlo, pero con los pocos inspectores con los que cuenta es imposible controlarlo».

En Almería también hay debate. Desde la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Almería (ASHAL) hacen una defensa del alojamiento turístico y la hostelería reglada frente a quienes «se saltan las reglas del juego» con celebraciones en cortijos que no reúnen los requisitos o alquilan viviendas con finalidad turística sin cumplir la normativa, como remarcó el presidente Pedro Sánchez-Fortún quien apela a las distintas administraciones para que atiendan las demandas del sector al que alienta a trabajar desde la unidad.

Tanto los empresarios como los responsables institucionales coinciden en que la movilidad es uno de los grandes retos en la zona del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar en verano, el número de turistas se incrementa de forma desproporcionada generando atascos y bloqueos en algunas de las vías secundarias. «Tenemos como gran reto que los vecinos que residen en los pueblos del parque natural puedan vivir con normalidad en época estival, y compatibilizarlo con que la gente que nos visite no se marche descontenta por una mala experiencia con esa deficiente movilidad», señaló el alcalde de Níjar, José Francisco Garrido.