Un apartado del PISA se centra en cómo influye el entorno escolar en las ideas y expresiones creativas, o mejor dicho, cómo son los resultados del alumnado cuando la dirección del centro da más o menos importancia a esta forma de pensamiento.
En ese sentido, el 87% de los andaluces estudia en centros donde la cúpula cree que «la creatividad se puede entrenar» o que «la gente puede ser creativa si sigue intentándolo», tres puntos porcentuales por debajo de lo que opina la OCDE, y unos seis-siete a la baja de la media española.
Por otra parte, sólo el 82% de los alumnos andaluces está matriculado en una institución donde se confía en que «se puede ser creativo en casi cualquier materia», lo que la aleja siete puntos por debajo del promedio de la OCDE.
En general, estos tres parámetros ubican a Andalucía en la zona más baja de la tabla autonómica, y siempre con porcentajes inferiores a los contabilizados en la UE y la OCDE.
Imaginación limitada
Siguiendo con el punto de vista del director, en España sólo dos tercios de los estudiantes (66%) estudia en un centro cuya persona a cargo piensa que «la mayoría del alumnado es creativo». El promedio de la OCDE es 77 y los países más aventajados, que son Chile e Islandia, han arrojado un 92%.
Pues dentro de ese débil dato Andalucía es una de las regiones que hacen bajar la media, a tenor del 61% de las opiniones contrastadas.
Finalmente, a los directores se les preguntó si sus profesores valoraban la creatividad de los alumnos y si, más específicamente, «me dan tiempo suficiente para encontrar soluciones creativas a las tareas». En la primera comparativa Andalucía si se sitúa por encima del promedio español, con 64% frente a 62%. En la segunda, empatan al 56%.
El logro desde luego se diluye al 'separar la lupa', pues en la OCDE el 70% de los profesores valora la creatividad del estudiantado, proporción que escala al 84% en Colombia y Costa Rica.
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