La juez Alaya denuncia que ha sufrido «un hartazgo importante» de su imagen

Alaya defendió por un lado a los medios de comunicación. «A través de ellos la sociedad tiene que ser consciente de que existen casos de corrupción», afirmó. E incluso alabó la labor de investigación que hacían muchos periodistas, que se adelantaban a los tribunales y les daban pistas sobre posibles hechos delictivos a ellos y a la Guardia Civil y Policía.

Sin embargo, por otro lado, criticó la utilización excesivamente mercantilista de ciertas informaciones de tribunales muy mediáticas. Preguntada sobre si a ella le puede influir esta «presión» respondió a los alumnos de periodismo que no, «yo me creo una coraza, una burbuja, que me aísla e independiza de mis decisiones judiciales, parto de la base de que tengo que trabajar con una hipótesis de un hecho presuntamente delictivo y nada externo puede influirme». Argumentó que «suelo tener los pies en la tierra» , y que había sufrido un «hartazgo importante» de la imagen que se había hecho de ella, convencida además que profundamente machista, «por el hecho de ser mujer, porque probablemente esto no hubiera ocurrido caso de ser hombre» . Para ello puso el ejemplo ilustrativo de lo decepcionante que le resultaba leer antes en ciertos medios «después de muchas horas de trabajo, no el fondo de la resolución que había dictado, sino el color de los zapatos o el bolso que llevaba ese día».

En eso coincidieron también Pérez Cuajares y Villegas Cordero, que «no todo vale» , defendiendo que la responsabilidad social de los medios tiene que pasar por la presunción de inocencia de los acusados y sus derechos fundamentales, ya que aunque a ellos no les afectaban esa «pena del banquillo o del telediario», a sus clientes sí; y moralmente podían venirse abajo y exigir un cambio de estrategia en la defensa.

Mercedes Alaya expuso ante los alumnos y futuros periodistas que ella tenía una norma inamovible con los profesionales de los medios de comunicación que trabajaban en tribunales: «Discreción absoluta». Y lo repitió varias veces, «no hago declaraciones ni nunca las haré en un proceso mío». Por otro lado criticó la competencia que existe entre los periódicos por dar el primero la noticia, «las sentencias hay que leerlas varias veces, no se pueden resumir en cinco minutos, porque muchas son complejas, es preferible una opinión pausada después de varios días», argumentó.