María Jesús Montero llama a la movilización total a los militantes para que «ese bicharraco que es el PSOE andaluz» vuelva a gobernar

«Con esas ganas y fuerza, con ese bicharraco que es el PSOE de Andalucía que cuando está bravío, unido, se lo cree y pelea militante a militante, simpatizante a simpatizante, somos imbatibles», arengó a los suyos la también vicepresidenta primera del Gobierno, ministra de Hacienda, vicesecretaria general y mano derecha e izquierda de Pedro Sánchez en el máximo órgano entre congresos. Fue el presidente quien puso en marcha la 'operación Montero', desplazando a Juan Espadas —que aspiraba a un segundo intento de asalto al Palacio de San Telmo— para rescatar el partido en Andalucía y recuperar el poder perdido hace ahora seis años y nueve meses.

María Jesús Montero sabe que el principal enemigo, aparte del presidente Juanma Moreno Bonilla, es la abstención de los votantes de izquierda en las próximas elecciones andaluzas que, salvo giro inesperado de guion, se celebrarán en la primavera de 2026. Y dejó muy claro que no quiere una precampaña plana que sólo beneficiaría a su rival político, que ha cultivado un perfil moderado que ella no se cree ni comparte y que tilda de «suavón».

En su discurso, la líder de los socialistas andaluces esbozó que su estrategia para «ganar» camina en una doble dirección. Por un lado, pasa por activar un movimiento capilar que combata la abstención y la resignación de que la partida (electoral) está perdida de antemano. Sueña con un golpe de timón como el de las útimas generales que, contra todo pronóstico, permitió seguir gobernando a Sánchez con el voto de los partidos independentistas.

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La otra batalla de Montero, a la que dedicó buena parte de su discurso, pasa por presentar al presidente andaluz y líder regional del PP como una persona insensible, que tiene «como único argumentario el falso agravio territorial» frente a Cataluña, que practica un «andalucismo» con ribetes folclóricos contra «un enemigo inventado» (el Gobierno progresista), y que lleva siete años «viviendo de las rentas de los gobiernos socialistas» y «destruyendo» los servicios públicos como la sanidad, la educación y la dependencia. No tanto por que los populares sean «malos gestores», que a su juicio lo son, sino porque les mueve un «interés privatizador» oculto.

Todo ello pasa, naturalmente, por polarizar. Ahí puso el acento Montero cuando le reprochó a Juanma Moreno que haga «malabares dialécticos» para no reconocer que el pueblo palestino está siendo masacrado. «Genocidio, señor Moreno Bonilla, repita con nosotros, se trata de un ge-no-ci-dio», pronunció masticando las sílabas como Pedro Sánchez, de quien dijo que está marcando «la pauta a nivel internacional» ante la barbarie de Gaza. El Comité Director aprobó una resolución que reclamaba al mandatario andaluz «una condena clara y rotunda, sin equidistancia, de la masacre genocida».

El discurso ante los suyos fue una retahíla de reproches sin fin dirigidos al presidente que gobierna Andalucía con mayoría absoluta desde julio de 2022, del que dijo que «es más genovés (de la sede del PP nacional en la calle Génova) que andaluz» cuando renuncia a que se le perdone una deuda con el Estado de 18.791 millones de euros, que «es un artista en intentar quitarse de en medio» y no asumir sus competencias, frente a un Gobierno que «cuida y beneficia a Andalucía» con inversiones y soluciones al problema crónico de la falta de vivienda.

Frente a la «propaganda», la ministra sevillana de Hacienda aseguró que hay «un enorme descontento social» palpable. «Mire donde se mire hay andaluces protestando en cada rincón. Eso no lo saca Canal Sur, eso lo omite», pero la gente «está harta de que le vendan motos», proclamó Montero. «Andalucía está gritando basta ante esos recortes de Moreno Bonilla, que ha demostrado su incompetencia y su falta de capacidad», insistió.

Reunir esa «mayoría social» decepcionada en torno a su persona va a ser su principal desafío de aquí hasta que se convoquen las elecciones. «Aquellos que no estén dispuestos a pelear, no pueden estar en el primer plano», avisó.

En esta tarea deben dejarse la piel todos y cada uno de los militantes como «agentes electorales del proyecto». Unidad, movilización y agitación total para desalojar del poder el PP de Moreno Bonilla. Ésa es su receta para despertar a ese gigante que lleva dormido casi siete años dormido, a «ese bicharraco que es el PSOE andaluz».