Tras el laberinto de Gerald Brenan: la casa-museo que edita, expone y organiza actividades culturales en Churriana
El espacio municipal combina la colección de la pareja escritora con debates periodísticos y actuaciones musicales
Málaga
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Iniciar sesiónLa Casa Gerald Brenan, en el 56 de la calle Torremolinos de la localidad malagueña de Churriana, es hoy un museo y centro cultural municipal que abre al público sus tres plantas y unos jardines mediterráneos cargados de memoria. Allí residieron durante más de ... tres décadas el hispanista británico Gerald Brenan y su esposa, la poeta estadounidense Gamel Woolsey. El inmueble, de estilo andaluz, ha recuperado su pulso con una museografía que mezcla objetos personales, retratos, cartas y primeras ediciones con un programa estable de actividades durante todo el año. «Es un producto cultural 360. Un equipamiento», ha afirmado Alfredo Taján, director de la Casa Gerald Brenan. Pero junto a esa vitalidad cultural late un asunto práctico que condiciona el día a día: el uso efectivo del recinto ajardinado tras la expropiación y restauración municipal, y la existencia de un espacio de la antigua parcela, que quedó fuera de aquella operación en 2004 y limitó la posibilidad de organizar actividades al aire libre en sus singulares jardines. Ese encaje explica por qué sus responsables subrayan la necesidad de reforzar la coherencia del conjunto para potenciar la experiencia del visitante y rentabilizar, también en términos turísticos, el potencial del lugar.
Los jardines son parte esencial de la visita y del relato. En ellos se instaló un mosaico cerámico con la imagen de Brenan ya anciano, realizado en 1994 por Miguel Gutiérrez a partir de un diseño del artista malagueño Eugenio Chicano, que rinde tributo al escritor en el espacio físico donde vivió sus «años dorados». Ese «Jardín de los Brenan» conserva el aire íntimo que tanto apreciaron los anfitriones y funciona hoy como escenario de ciclos con entrada libre. «La Noche en el Jardín de los Brenan ha sido un ciclo veraniego que hacemos ya desde varios años; este año especialmente ha tenido un éxito», afirma Taján. El Ayuntamiento de Málaga, que expropió la casa principal y los jardines tras la declaración de ruina del inmueble en 1995 y reabrió el conjunto en 2014, ha dotado el recinto de equipamiento específico para actividades nocturnas, lo que ha permitido relanzar un formato muy demandado por el público.
En el interior, la casa distribuye salas expositivas en sus tres plantas, articulando un recorrido por la biografía y la obra de Gerald Brenan y Gamel Woolsey, con objetos personales, retratos, cartas y primeras ediciones, junto a espacios para muestras temporales. En 2023 se inauguró el Gabinete Brenan/Woolsey, concebido para exposiciones de arte, literatura y fotografía inspiradas en la pareja. La asignación de estancias varía según los montajes, pero el itinerario mantiene una lectura continua del conjunto: vida y contexto, obra y amistades como Ernest, Hemingway, Bertrand Russell, Cyril Connolly, Laurence Olivier, Paul Bowles o Julio Caro Baroja, entre otros, además de una programación temporal que reactiva su legado.
Ese relato expositivo se sostiene en las trayectorias de Gerald Brenan (1894-1987) y Gamel Woolsey (1895-1968). Él, escritor e historiador británico, veterano de la Gran Guerra y cercano al Círculo de Bloomsbury, llegó a España en los años veinte, primero a Yegen (Granada), donde escribió «Al sur de Granada», y desde 1934 fijó su casa malagueña en Churriana. Su aportación sobre España cristaliza en tres obras mayores: «La faz de España», «El laberinto español» y «La literatura del pueblo español». Ella, poeta y novelista estadounidense, vivió el estallido de la Guerra Civil en Málaga; la violencia obligó a la pareja a huir en 1936, Brenan actuaba entonces como corresponsal del Manchester Guardian, y de aquella experiencia dejó el testimonio «Death's Other Kingdom», publicado en español como «Málaga en llamas». Tras su regreso a España en 1953, la casa se convirtió en refugio creativo hasta el fallecimiento de Woolsey en 1968. La memoria de esa década larga, entre 1953 y 1967, sigue siendo el sello del lugar.
Desde la reapertura en 2014, la Casa Gerald Brenan ha desplegado un programa de gran intensidad. En su primera década, el balance supera el centenar de conferencias y coloquios, tres congresos internacionales, talleres literarios, club de lectura, medio centenar de recitales poético-musicales, una veintena de conciertos, seis exposiciones, proyecciones documentales y cursos universitarios. El ciclo estival «Noches en el jardín de los Brenan», entre junio y julio, ha consolidado el carácter del recinto ajardinado como foro íntimo al aire libre; la edición de 2025, celebrada del 26 de junio al 24 de julio, abordó la creación poética (Back Bay, con el poeta Álvaro García), la relación de Gerald Brenan y Gamel Woolsey con el hispanista John B. Trend («Slater, Brenan y Woolsey: una relación espinosa»), visiones de España con el novelista Juan Manuel de Prada y un cierre musical, «La música de los Brenan», para violonchelo y piano inspirado en las melodías de aquellas veladas. El éxito de convocatoria ha sido tal que el Ayuntamiento ha fletado autobuses gratuitos desde el centro de Málaga para facilitar la asistencia a Churriana, una decisión que refuerza la vocación pública del proyecto y su capilaridad territorial.
A ese dinamismo suma la faceta editora, uno de los sellos más reconocibles del espacio. En 2019 nació la colección Biblioteca Brenan, coordinada por Carlos Pranger, albacea literario de Brenan, bajo el auspicio del Instituto Municipal del Libro y la dirección de Alfredo Taján. Su objetivo es recuperar y difundir en ediciones anotadas y traducciones al castellano tanto la obra de Gerald como la de Gamel, muchas veces descatalogadas o inaccesibles para nuevas generaciones. El primer título fue «Cosas de España» (2019, Fórcola Ediciones), antología de escritos inéditos que ilumina zonas poco transitadas del pensamiento del autor. En 2020 llegó la reedición de «La faz de España» (Editorial Renacimiento), uno de los grandes libros de viajes sobre la posguerra española. Y en 2024 se publicó una nueva edición de «La literatura del pueblo español» (Renacimiento), con la traducción histórica de Miguel de Amilibia, exiliado vasco en Buenos Aires, revisada, prólogo de Taján y notas de Pranger. Con estas tres, la colección asegura el acceso cuidado a las obras mayores de Brenan, «La faz de España», «El laberinto español» y «La literatura del pueblo español», al tiempo que promueve la mediación pedagógica: el Club de Lectura Gerald Brenan ha dedicado sesiones específicas a «El laberinto español» para contextualizar los «antecedentes sociales y políticos de la Guerra Civil» que el autor analizó. La voz de Gamel Woolsey también ocupa un lugar prioritario: por primera vez se publica en español su obra poética completa bajo el título «Más allá de la Tierra Media», traducida por Pranger y editada por Renacimiento, para rescatar a la poeta de la sombra del mito de «la mujer de» y situarla en su propio reconocimiento.
En este contexto, la polémica que más debate genera no es estética ni programática, sino patrimonial: qué mostrar, cómo y dónde. Tras su muerte, se impulsó la creación de la Fundación Gerald Brenan con sede en la Biblioteca Municipal de Alhaurín el Grande (1984), a la que donó los derechos de autor y una parte sustancial de su archivo personal y biblioteca, unos 11.000 libros. Esa decisión permitió custodiar y dinamizar el legado. Con la reapertura del espacio malagueño, sus gestores han mostrado la voluntad de reintegrar al menos en exhibición el mayor número posible de esos fondos en su lugar de origen. «Queremos exponer toda la colección de libros y obras de Brenan», ha afirmado Alfredo Taján, que ha subrayado cómo la presencia de objetos auténticos, libros anotados, escritorio, cartas, es clave para diferenciar la visita, aumentar el atractivo y, en consecuencia, rentabilizar económicamente el conjunto. Para avanzar en esa línea, en 2024 los ayuntamientos de Málaga y Alhaurín el Grande firmaron un convenio que refuerza el «puente cultural» en torno a Brenan, con itinerancias de exposiciones, la muestra de Rafael Alvarado viajó de Churriana a Alhaurín, y proyecciones compartidas del documental «El regreso definitivo», y que abre la puerta a exhibiciones rotatorias del archivo que permitan que esas piezas «vuelvan a casa», siquiera temporalmente.
El futuro inmediato no se limita a traer fondos; también incorpora nuevos contenidos. La dirección ha adelantado que se mantendrán las exposiciones de arte contemporáneo y se pondrán en marcha debates periodísticos sobre la prensa en tres momentos clave de España: la Segunda República y la Guerra Civil, el franquismo y la democracia moderna. «Nuestro objetivo es continuar con el ciclo de exposiciones y hacer un ciclo de debate periodístico», ha avanzado Taján. La intención es reunir a historiadores, periodistas y público para analizar cómo se ha contado la realidad en cada etapa y qué enseñanzas ofrece ese espejo para el presente. Es un movimiento coherente con la tradición de la casa: pensar España desde un cruce de miradas que va de lo local a lo internacional, de la literatura a la política cultural.
La Casa Gerald Brenan, en suma, ofrece hoy una visita que se despliega en tres niveles expositivos bien armados, un gabinete que activa el legado con lenguajes actuales y un jardín que funciona como sala viva al aire libre. Entre las cartas y las primeras ediciones, entre el mosaico que mira a la tarde y las «Noches» que llenan de voces el jardín, pervive la casa de tertulia que conocieron Hemingway o Caro Baroja y el laboratorio editorial que devuelve a librerías a Brenan y descubre a Woolsey. Tras el laberinto intelectual del hispanista, queda la evidencia de un lugar que sigue tendiendo puentes: una casa que se recorre subiendo pisos, pero que se entiende, sobre todo, al salir al jardín.
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