Semana Santa de Málaga
Málaga se vuelca con el Cautivo: «He superado cuatro cánceres, pero lo duro ha sido no estar con Él»
No entrar en la cárcel, curar enfermedades o aprobar unas oposiciones: miles de promesas cumplidas
Las calles de la ciudad se abarrotan durante el recorrido del Señor de Málaga entre rezos, promesas y vítores
J.J. Madueño
Quedaban aún cuatro horas para que se abrieran las puertas en la casa hermandad del Cautivo en el barrio de la Trinidad de Málaga. La pequeña Camila comía macarrones sentada en un muro de la plaza Nuestro Padre Jesús Cautivo, Estefanía González, su madre, la ... había llevado desde Sierra de Yeguas para que conociera al Cristo al que se encomendó para que el embarazo fuera bien . Pacientes, esperaban a que se abrieran las puertas verdes de esta hermandad y el Cautivo hiciera explotar la Fe en el Lunes Santo.
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Yolanda Soto aguarda a que salga el Señor de Málaga apoyada en una muleta, mientras se come un sandwich que ha comprado en un supermercado cercano. En la bolsa lleva su túnica blanca, impoluta como la que luce el Señor por las calles entre la multitud. Málaga lleva dos años añorando al Cautivo , rezándole delante de una estampa, en el altar del patio del hospital Civil, a la réplica guardada en la alacena o a un calendario con su imagen. Ya son dos años de promesas guardadas detrás de la reja de la capilla de San Pablo, que volvieron a la calle pasadas las 17.20 horas.
Soto es una de las 'históricas' tras los pasos de esta imagen, que cada año congrega a miles de personas que le agradecen algún tipo de favor. «Le pido no entrar en la cárcel» , señala esta mujer, que descalza y con los ojos tapados estará las más de ocho horas de recorrido pidiendo al Cristo que la libere de una condena por un delito que dice no haber cometido. «Trabajaba en un hostal de limpiadora, me llevaron a firmar unos papeles para una ayuda de la hija y me metieron 300.000 euros en una cuenta que fueron sacando poco a poco», recuerda esta mujer, quien añade que tiene solicitado el indulto. «No hice nada, pero mi firma estaba ahí. Estoy en sus manos» , remarca.
Cerca de ella, se viste y encadena María del Carmen Calderón. « Mi hijo lleva siete años luchando contra una leucemia . Le acaban de hacer un transplante de médula y estamos a la espera de una biopsia», señala esta madre soltera, quien explica que el padre del pequeño Alan (8 años) se desentendió de ellos. «Me acompaña mi hermana con los ojos vendados y agarrada a mí, que voy descalza con los pies y las manos encadenados», apunta esta madre, que encomienda a su hijo al Señor de Málaga, mientras reconoce que el largo recorrido «no es duro». «Lo que duele es no poder tenerlo cerca como estos dos años» .
Es una sensación compartida. «He superado cuatro cánceres, pero lo que ha sido duro es no poder estar con Él» , explica Juan del Río, quien cuenta que lleva 15 años saliendo detrás del Cautivo, con una túnica blanca, encapuchado y en silencio todo el camino. «Me he curado de una cáncer de próstata, otro de pulmón, luego uno de piel y otro de riñón. Ahora tengo problemas del corazón y estoy en sus manos», asevera este devoto, que es de los pocos hombres congregados en la 'promesa histórica', un grupo de penitentes que van dentro de la procesión, entre el Cristo y los miles de malagueños que lo acompañan luego por las calles.
Unas oposiciones aprobadas, el milagro de salvar al nieto de Francisco de tres años de un ictus, las mil peticiones que hace Esther Isla cada vez que va rezar a la iglesia de San Pablo, la promesa de Raquel Romero de ir detrás del Cristo del barrio de la Trinidad cinco años si cura a su marido o la que lleva cumpliendo casi 50 años Adela Día z para que su hijo no pierda la vista. «Mientras mi hijo vea, iré detrás del Cautivo», explica una de las veteranas penitentes.
La 'promesa' de este Cristo es la más larga de la Semana Santa de Málaga, miles de personas desfilan detrás de Jesús Cautivo agradeciéndole todo tipo de favores. Para poner un orden, un grupo de veteranos de la cofradía, como Jesús Pérez y Antonio Villa, hacen una cadena para separar a aquellas personas que son hermanos y llevan años agradeciendo al Cautivo sus favores con los nuevos que van sin orden. « Hasta que sale del barrio esto es un infierno . La gente sale de las callejuelas, intenta colarse para ponerse primeros y es un suplicio», señala Antonio Villa, quien explica que la multitud es incalculable. «En 2019 se habló que había más de 20.000 personas tras el Cristo» , apostilla su compañero.
Miles de devotos llevados por una Fe ciega en el Cautivo. « Es nuestro ángel de la túnica blanca . Salvó la vida a mi hijo y llevo 20 años siguiéndolo descalza. Voy a estar hasta que el cuerpo aguante», afirma Encarni Huertas, antes de taparse los ojos con un pañuelo con una estampa del Cristo. «Hasta que se me revienten los pies» , asegura María del Carmen Sarmiento que va a seguir a esta imagen trinitaria para agradecerle lo que ha hecho por sus seres queridos.
«Cuando se acerca el día sientes como una llamada . Es algo que no se puede explicar. Es como si el Cristo te dijera que tienes que estar aquí, que ya va a ser el Lunes Santo», asevera María Ruiz, que va cada año desde la Estación de Cártama para ir con el Cautivo. «Lo peor ha sido no poder estar con Él durante los dos años de pandemia, sentía como si no cumpliera mi promesa» , afirma María del Carmen Calderón.
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