Los empresarios de playas de Andalucía tras el temporal: «Hay que estar listos el viernes»

El lunes de madrugada, las olas golpeaban con dureza las costas. «Había chiringuitos que los saltaban las olas a las cinco de la madrugada . Eso da miedo. Nosotros nos fuimos sobre la media noche con el agua llegando a la terraza», explica Lupión, a quien se le ha inundado el sótano y el mar se ha comido la arena de la parcela de hamacas. Pero hay quien ha perdido más. « Todos hemos sufrido daños en algo. Uno veinte hamacas, otros cinco... Pero aquí todos hemos tenido algo», explica Joaquín Leal, que limpia los pasillos de su parcela de arena.

Las cuentas de los empresarios reflejan pérdidas de entre 4.000 y 5.000 euros en daños. Con cada temporal estos negocios suelen perder hamacas, pasarelas, materiales, madera o esparto de las sombrillas, que suponen un importante agujero económico. Aunque siempre hay quien pierde más de ese dinero al hundirse una pérgola o romperse una caseta.

La de 2022 había comenzado como una temporada con buenas esperanzas económicas, pero que ha sufrido un parón en seco por los temporales, sobretodo el último de Levante. «Esto es todo los años lo mismo. Seguirá siendo así hasta que hagan los espigones . Es lo que hace falta, que escuchen a los que trabajamos en las playas», afirma Lorenzo Sánchez, que trata de recuperar parte de la arena con un rastrillo en la zona donde instalan las hamacas.

«Nos hemos quedado sin playa para montar . Todos los años pasa lo mismo», lamenta su hermano Manuel Sánchez, quien explica que el Ayuntamiento de Fuengirola les ha comunicado que van a reparar el arenal en dos días para que se pueda volver a la actividad, que comenzaron el 1 de abril. »Cuando pase la máquina, y recuperemos el espacio, montaremos todas las sombrillas», asevera Sánchez.

Así, los alcaldes de Andalucía de municipios costeros están pidiendo soluciones, que pasan porque el Gobierno acometa las obras de espigones para evitar estos daños en las costas. Ante estas demandas, el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, junto con el delegado del Gobierno de España en Andalucía, Pedro Fernández, se reunirán este jueves por videoconferencia con alcaldes y representantes de los municipios costeros.

Durante la jornada del martes ya los subdelegados del Gobierno en las provincias afectadas, como responsables de los servicios técnicos de la Demarcación de Costas, recopilaron información sobre el terreno para conocer la gravedad de la situación . Los balances hechos se enviaron al Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco).

Antes de esta reunión, algunos municipios ya han pedido tener más competencias sobre las playas para poder actuar en estos casos. Uno de ellos es el Ayuntamiento de Málaga. La edil Teresa Porras lamentó la falta la arena «porque la Demarcación de Costas no ha realizado los trabajos que tendría que haber hecho».

En este sentido, la concejala de Playas de la capital ha recordado que la Demarcación de Costas sólo cuenta con 100.000 euros anuales para el mantenimiento de las playas en la provincia. «Desde hace ocho años llevamos pagando 2,4 millones de euros y eso que somos nosotros los que nos gastamos el dinero en limpieza», afea Porras.

Pero tanto empresarios como instituciones quieren que se acometan los proyectos de estabilización de la playas, para que los temporales no destruyan los arenales, con el peligro que conlleva. De este modo, Francisco Salado, presidente de Diputación Provincial y de Turismo Costa del Sol, exige que al margen de las obras de emergencia que se deben hacer de forma inmediata se tiene que desarrollar el plan de estabilización de las playas de la Costa del Sol.

Por eso pide que «coja la mano tendida» que le ofrecen las instituciones del litoral andaluz para poner en marcha un convenio de colaboración entre el Gobierno, la Junta de Andalucía, la Diputación y los ayuntamientos para repartirse los proyectos sobre dinámicas del litoral, buscar la financiación y cofinanciarlos. « Entre todos los haremos más rápido» , asegura Salado para evitar continuar «tirando el dinero a un pozo sin fondo».