Condenada una mafia policial que llegó a guardar alijos robados en coches aparcados en la Jefatura

Esta era la segunda vez que los policías, que fueron detenidos en noviembre de 2009 , se sentaban en el banquillo. La primera fueron absueltos después de que el tribunal anulara las escuchas captadas por los investigadores de la Guardia Civil; aunque la Fiscalía recurrió esta medida y el Tribunal Supremo (TS) acabó dándole la razón y ordenando en 2014 la repetición del juicio con la inclusión de esta prueba capital.

El tribunal considera ahora probado que los policías constituían desde febrero de 2009 «un grupo organizado» bajo la jefatura de J.M.M. con la finalidad específica de apoderarse de sustancias estupefacientes que introdujeran terceras personas en territorio nacional para dedicarse posteriormente distribuirla a cambio de dinero.

Además los agentes utilizaban uniformes, armas, documentos identificativos y vehículos oficiales para llevar a cabo sus actos delictivos y comportarse como «meros delincuentes» .

La resolución, a la que tuvo acceso este periódico, relata los policías se personaban «sorpresivamente» en el lugar de desembarco de la droga con exhibición de todo el aparato policial, «lo que producía el lógico temor entre los traficantes quienes huían de inmediato, abandonando la sustancia estupefaciente», de la cual se apropiaban los acusados.

«Es injustificable la conducta de estos funcionarios públicos», afean los magistrados, quienes realizan un listado de otras actuaciones reprobables. En primer ligar, les echa en cara que no hicieron nada cuando, «en sus conversaciones con delincuentes habituales», tuvieron conocimiento de la existencia de un grupo organizado que perpetraba robos con violencia en casas habitadas de la zona.

« Resulta realmente desconcertante la impunidad con que actuaba el grupo de acusados», censura en segundo lugar el tribunal, quien se escandaliza con el hecho de que los agentes «no se recataban en absoluto» a la hora de mostrar su nivel de vida, «como acredita el Mercedes CLK del jefe».

Aunque uno de los comportamientos que más indigna a la autoridad judicial es que el cabecilla de la organización «llegó a guardar la droga en el interior de dicho vehículo y estacionarlo en el parking de la propia Jefatura de la Policía Local» .

La Sala, por su parte, desestima la argumentación de la defensa de que se ha producido una dilación indebida durante el proceso

Los policías han sido condenados por un delito contra la salud pública referido a hachís en cantidad de notoria importancia y sus penas varían desde los cuatro años, pasando por los cuatro años y seis meses, hasta los cinco años de prisión.

« Los tribunales no pueden tolerar que personas así puedan vestir nuevamente el uniforme de policía en ninguna localidad», concluye la Audiencia Provincial.