Medalla para la resistencia ucraniana en Málaga

Zelenski acaba de condecorar a Maryana Kasiv, que con su asociación ha enviado ya 800 toneladas de ayuda a Ucrania y vive consagrada por entero a la causa de su país

Maryana Kasiv, en una imagen reciente Elena Mulyar

Málaga

10/09/2022 a las 08:17h.

A la ucraniana Maryana Kasiv la vida le estalló por los aires el 24 de febrero. La invasión de su país ordenada por Putin le cogió en Málaga, ciudad en la que reside desde hace 15 años. Pero desde entonces no ha parado un ... segundo. Dejando de lado los intentos por encontrar trabajo en los que se encontraba inmersa entonces, como presidenta de la asociación Maydan apenas sale de la nave desde la que a diario sale ayuda humanitaria para Ucrania. Sí lo hace para visitar refugiados o participar en actos de apoyo a su país, el último engalanada subiéndose al escenario de Starlite en Marbella la semana pasada. Resolutiva y sin pelos en la lengua, su labor ha llegado hasta el gobierno de Volodimir Zelenski, que el pasado mes decidió otorgarle la medalla «Por una vida salvada».

La resolución mediante la que se le concedía el reconocimiento se publicó el pasado 23 de agosto, firmada por el propio presidente. Era el Día de la Bandera Nacional ucraniano. El decreto 595/2022 firmado por el mandatario recogía muy diversos galardones de distinto grado. Entre los premiados, nombres como Ursula von der Leyen, Anthony Blinken, Sean Penn, Josep Borrell, músicos de U2 o de Imagine Dragons... y el de Kasiv. De España sólo aparecen en el listado, además de la activista, el político socialista, ahora alto representante para la acción exterior de la Unión Europea y el cónsul honorario de Ucrania en la Comunidad Valenciana, Pablo Gil.

Casualmente, la noticia de la medalla le llegó justo el día de su 30 cumpleaños. Fue la cónsul de su país en Málaga quien dio a Kasiv la noticia. «Fue una gran y bonita sorpresa, aunque, qué quiere que le diga, se enturbió enseguida». El ejército ruso, no tan generoso, intensificó en la jornada siguiente sus ataques, para 'festejar' el Día de la Independencia ucraniano, cuando el país conmemora su escisión de la URSS. «Se pusieron a bombardear como locos: Hasta 189 veces sonaron las sirenas en Ucrania. Bonito regalo», se duele. Pendiente al minuto de lo que está pasando allí, la mayor alegría llegó cuando comenzó a recibir mensajes de su pueblo, en la provincia occidental de Ivano-Frankivsk. «Eres el orgullo de todos nosotros», le decían al conocer la buena nueva del galardón.

¿Por qué Zelenski ha decidido premiar la labor de Maryana Kasiv? La resolución firmada por el presidente no argumenta los motivos, pero lo que está claro es que la joven ucraniana no ha parado un momento desde que se produjo la invasión. Aunque ya fundó Maydan en 2014, la pandemia había parado su actividad. Se dedicó a terminar su carrera de Turismo. Pero desde febrero ha consagrado su vida a ayudar a sus compatriotas olvidándose de todo lo demás. Ya son más de 800 las toneladas de ayuda humanitaria enviadas desde Málaga. Lo más reciente, material escolar para un curso que acaba de dar comienzo, intentando que sea de la manera más normal al menos en los territorios que no sufren bombardeaos diarios.

Resistir

«Gracias a Dios que vivo con mi madre, porque resistir sin otro sueldo cada vez nos está siendo más complicado; pero ahora ni me puedo plantear ponerme a buscar trabajo. ¿Cómo podría estar empleada en cualquier sitio atendiendo las continuas llamadas de la asociación? ABC es testigo de que su teléfono no para de sonar. No lo ha hecho desde que comenzó la guerra y su rostro empezó a hacerse conocido. Desde personas desinteresadas que se preocupaban sobre cómo hacer donaciones hasta, últimamente, más cuestiones relacionadas con los refugiados ucranianos en la Costa del Sol (uno de los principales destinos a los que han llegado en España). También los periodistas. Y, claro, los políticos, encantados de retratarse junto a ella.

Kasiv ha estado dos veces en su país desde que fue invadido. Viendo sobre el terreno cómo se distribuye la ayuda que llega de la Costa del Sol. Su provincia, al Oeste, está tranquila pero también ha visitado Kiev. Allí, rabia contenida. Controles. «Olía a destrucción». Pero también alegría cuando compatriotas suyos reconocían el logo de Maydan y le contaban algo que su asociación había hecho por ellos. Ella tiene claro que no parará hasta que la pesadilla no termine. Y ha de acabar «reconquistando los territorios ocupados», dice mientras escupe todo tipo de improperios contra Putin pero también contra un mundo occidental «más preocupado por la energía que por las vidas humanas». «Hay que recordar a todo el mundo que la guerra sigue, que están muriendo civiles». La alegría por la medalla ha durado lo justo.