Magdalena Álvarez: de jubilada en Benalmádena por la corrupción a mártir de la máquina del fango

En plena campaña de las elecciones europeas, a pocos días ya de votar y solo un día después de la citación judicial como investigada de su esposa Begoña Gómez, el presidente del Gobierno puso a Magdalena Álvarez como ejemplo de víctima del fango de la ultraderecha.

«No soy el primero», dijo Sánchez, antes de señalar a Magdalena Álvarez, sentada en primera fila en uno de los laterales del escenario. Ella se levantó para saludar, mientras el presidente la apuntaba como víctima del «asedio vil de la derecha y la ultraderecha».

Fue la reaparición de una de las andaluzas más ilustres del socialismo, que estaba retirada de la vida pública desde 2014. Llegó con Marisa Bustinduy, una histórica del PSOE de Málaga, y con José Andrés Torres Mora, otro de los nombres destacados del socialismo malagueño. «No me la esperaba. Llevaba años sin verla», señala otro socialista a ABC.

Un período de diez años de hibernación política, desde que la Audiencia de Sevilla la condenara en primer instancia. El 2 de julio de 2013 fue imputada por la juez Mercedes Alaya en el caso ERE en Andalucía. En 2022 el Tribunal Supremo confirmó su condena por la Audiencia de Sevilla a nueve años de inhabilitación especial por un delito de prevaricación continuada.

Hasta esa sentencia de primera instancia tuvo una amplia carrera política. Álvarez se licenció en 1975 en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid. Y fue investida doctora en 1992. Hasta obtuvo su plaza como Funcionaria del Cuerpo de Inspectores de Finanzas del Estado y fue durante años profesora de universidad.

Pero donde más destacó fue en la política. En agosto de 1994 fue nombrada consejera de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía con Manuel Chaves, que la mantuvo en el cargo hasta 2004 que encabezó la candidatura socialista al Congreso de los Diputados por Málaga.

Entró a formar parte del comité de notables de José Luis Rodríguez Zapatero. Y con la victoria socialista llegó a ministra de Fomento con la expansión de la alta velocidad, pero un cargo en el que llegó a ser reprobada en 2007. El primer miembro de un gobierno reprobado. Fue por el colapso del transporte público de Barcelona al llevar el AVE.

Aún así, Zapatero confió en ella y estuvo en el cargo hasta 2009, donde uno de sus tragos más amargos lo pasó con el accidente de Spanair en 2008. Al dejar el Gobierno comenzó su trayectoria en las instituciones europeas. Formó parte de la candidatura del PSOE al Parlamento Europeo y fue elegida eurodiputada.

Un año después, fue nombrada vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones y dejó el Parlamento Europeo. Seguía residiendo en su casa de Benalmádena. En el Ayuntamiento hay funcionarios que todavía recuerdan como llamaba al alcalde, entonces Enrique Bolín, para quejarse de las facturas del agua que recibía.

Y así fue hasta 2014 cuando dimitió de su cargo en el Banco Europeo de Inversiones por la sentencia de los ERE. Pese a que siempre negó que tuviese nada que ver con su imputación. Entonces volvió empleo como inspectora en Hacienda y se fue retirando del PSOE, hasta que Pedro Sánchez la volvió a rescatar antes de que el Tribunal Constitucional anulase su condena.