Dos cadáveres y tres huérfanos: el trágico balance del asesinato machista de Benalmádena

La alarma saltó sobre las 17.00 horas. En el bloque de viviendas se oyeron disparos. Fueron varias detonaciones. Al rato un chaval pidió ayuda. Los vecinos ya habían llamado a Emergencias 112 para avisar de lo que había escuchado. En uno de los pisos de ese edificio, que da al paseo marítimo de Torrequebrada (Benalmádena), Paqui había sido asesinada.

Las pesquisas de la Policía Nacional, hasta el momento, apuntan a que su marido le disparó cuando ella estaba en el sofá y luego se pegó un tiro en la cabeza. La escopeta, una de las tres que portaba el agente tras las primeras inspecciones, quedó allí tirada. Uno de los hijos de la pareja fue el que acudió al escuchar los disparos. Fue quien se encontró, según los vecinos, los cadáveres de sus padres.

Ambos estaban muertos. «Ella era buena mujer, siempre con sus hijos, que eran muy buenos niños», afirma uno de los conocidos de la familia. Los vecinos aseguran que la pareja tenía familia en Granada y que los adolescentes, uno menor de edad, no quedarán desamparados. La noche del crimen la Policía Nacional se hizo cargo de ellos, les tomó declaración y los volvió a llevar a su casa pasadas una horas.

Fuentes oficiales consultadas por ABC, aseguran que el marido de Paqui estaba mal, que el supuesto autor del crimen sufría una depresión. Esta dolencia fue revelada por los vecinos de la pareja al Consistorio, cuando ofreció ayuda psicológica a los conocidos.

Paqui trabajó como camarera de piso un tiempo en los hoteles que hay en esta zona de Torrequebrada, donde a una recepcionista le suena su cara, pero no la ubica como empleada del resort. Según sus vecinos estuvo un tiempo en uno de esos hoteles cercanos a su casa, pero eran empleos muy esporádicos y poco tiempo. Ahora limpiaba unos apartamentos en otro lugar.

Por su parte, su marido, al que la investigación, por el momento, achaca haberla matado y luego haberse quitado la vida, era profesor de autoescuela. «Era gente que le gustaba el campo», dice un como conocido como justificación a las armas que había en la casa y supone que el presunto homicida era cazador.