La amenaza de cierre de un convento que podría sacar de Ronda la mano de Santa Teresa de Jesús

Las hermanas han hecho un llamamiento en busca de ayuda. Necesitan la incorporación de al menos dos mojas a su comunidad para evitar que más tarde o más temprano se haga efectiva una exhortación del Papa que les obligaría a clausurar el monasterio al ser menos de seis religiosas.

La pérdida de varias hermanas en los últimos años ha dejado al convento con solo cuatro monjas mayores, una de ellas luchando contra el Alzheimer. «Ahora mismo yo necesito como un andamio, porque el edificio se me está derrumbando», asegura a ABC Sor Jennifer, priora de este Convento del Corazón Eucarístico de Jesús.

«Necesitamos como mínimo dos monjas para ayudarnos. Por lo menos, un tiempo prudencial hasta ver lo que pasa con nosotras», defiende la religiosa, que aunque se ha convertido en la portavoz de su comunidad ante el peligro de cierre, reconoce que la falta de vocaciones es común en el conjunto de órdenes, no sólo las de clausura.

«El compromiso para toda la vida ya no se encuentra», sostiene Sor Jennifer, «buscamos nuestro placer, por eso cada vez hay menos vocaciones, menos matrimonios y paternidad».

Las madres carmelitas de Ronda se mantienen durante el año con sus dulces conventuales, aunque su mayor orgullo es custodiar bajo su techo una de las piezas más valiosas para la Iglesia Católica. El relicario del siglo XVII con la mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús ha sido objeto de devoción y peregrinación durante siglos y su presencia en Ronda ha atraído a miles de fieles en busca de milagros y consuelo espiritual.

«Gracias a la mano, aquí viene mucha gente a buscar a Dios. Mucha gente. Buscan una gracia, la salud, la sanación, tener hijos, todas esas cosas», sostiene. Entre los numerosos visitantes que llegan al convento no solo hay españoles, también un gran número de extranjeros. «De Polonia vienen muchos, pero también de Rusia e incluso Corea e Irak», explica, «el grupo de Rusia no sabían ni español ni inglés y estaban rezando y rezando. Viendo esa devoción, se le abrió la puerta y se le dio la mano. La mujer lloraba y se la ponía en la cabeza pidiendo la intercesión de Santa Teresa».

La mano de Santa Teresa llegó a Ronda tras un largo periplo. Después de la muerte de la santa en octubre de 1582 se exhumaron sus restos. Su cuerpo apareció incorrupto. El padre Gracián le cortó la mano izquierda y se la entregó a las monjas carmelitas descalzas de San José de Ávila para después llevarsela a las carmelitas del convento de San Alberto de Lisboa.

En el siglo XIX, con la revolución portuguesa de 1910, las carmelitas fueron expulsadas de Portugal, se dispersaron por varios conventos España y lograron reunirse finalmente en el convento de Ronda con el relicario en sus manos. Más tarde, durante la Guerra Civil, el convento fue asaltado y la mano fue confiscada por las tropas franquistas hasta que a la muerte del dictador la reliquia fue restituida al convento, donde permanece hasta hoy.

Sin embargo, la amenaza de cierre plantea la posibilidad de que la mano sea devuelta a Castilla, según un acuerdo notarial de 1924, lo que supondría una pérdida no solo para el convento, sino también para Ronda, que perdería un lugar de veneración y un importante atractivo turístico.

«La pena más grande es que Ronda se queda sin esta iglesia, porque esta iglesia se cierra. Así estaba en el año 1924, cuando nosotros vinimos, abandonada», lamenta la hermana Jennifer, que recuerda el cierre de otras casas como la de las Hijas de la Caridad y otras tantas por el resto España.