Jorge González: el hombre que encendió la mecha de «Malaya»

La vida de González fue un calvario después de negarse a apoyar la concesión de una licencia de obras que no se ajustaba a la legalidad. Según declaró, el desaparecido Jesús Gil comenzó entonces una persecución contra su persona que derivó en la retirada de las atribuciones y el despido de las distintas personas del departamento que también eran contrarios a las supuestas prácticas irregulares.

La declaración de esta persona en el llamado «caso Belmonsa» permitió al juez Miguel Ángel Torres iniciar las pesquisas contra Roca y su entramado. Una testifical en la que dejaba claro que el poder del exasesor de Urbanismo: «En el 99 por ciento de los casos, cuando decía que la licencia tenía que ser favorable, se concedía a pesar de los informes contrarios de los técnicos».

Este funcionario comenzó a ser marginado e las autoridades municipales incluso llegaron a contratar a profesionales externos que no eran funcionarios para realizar sus funciones. Esta situación se agravó hasta el punto en que el funcionario manifestó al magistrado que tenía miedo de que le «pudiera pasar algo» tras colaborar con la justicia. «Hacer cumplir la ley en el Ayuntamiento de Marbella es arriesgado», declaró.

Sus sospechas no eran descabelladas. Una conversación entre Roca y Marisol Yagüe recogida por los investigadores de la Udyco Costa del Sol reflejaba: «la intención de falsear expedientes de Urbanismo, en concreto licencias de primera ocupación con suspensión cautelar vigente, para justificar su actuación ante los tribunales endosando la responsabilidad a González».