El olvidado proyecto hotelero que preservaría el paisaje de la Vega de Salobreña

Aunque la declaración BIC no se extiende a su entorno, hay expertos que consideran imprescindible considerarlo como un conjunto para poder preservar las singularidades paisajísticas de esta zona única de la Costa Tropical granadina . Como Javier Castellano Pulido , un reconocido y galardonado profesor de Arquitectura de la Universidad de Málaga, labor que compagina con su estudio internacional CUAC. Cursó la carrera en la Universidad de Granada, donde, bajo la dirección del también reputado Juan Domingo Santos, desarrolló su tesis sobre el caso concreto de Salobreña , el pueblo de su madre y al que siempre regresa.

Este arquitecto sabe de lo que habla. En su serio y riguroso trabajo, Castellano hace una propuesta integral para un territorio «híbrido», inherente al turismo , que no se puede desprender de la pugna entre lo urbano y lo rural. Y «que tiene valores intrínsecos», señala a este periódico, como la imborrable huella de la industria azucarera, con todas sus implicaciones. Sabedor de que en Salobreña no se encuentran las mejores playas de la costa andaluza, Javier Castellano apuesta por la diferenciación para hacer del pueblo un destino turístico de calidad .

Javier Castellano trabajó para el Ayuntamiento de Salobreña en la redacción del plan de ordenación urbana, a cuya normativa se adapta perfectamente el proyecto en el que lleva años trabajando, surgido cuando los empresarios que tenían previsto edificar le propusieron la elaboración de un proyecto que ha pasado por todas las mesas, incluida la de la alcaldesa, aunque ni las administraciones ni los inversores han mostrado interés por esta propuesta transgresora , en la que marca las líneas maestras mínimas de un plan abierto.

Su proyecto duerme el sueño de los justos desde hace años, pero durante este tiempo no ha hecho más que crecer hasta convertirse en una tesis de prestigio que ha paseado por medio mundo. «Es una pena, aunque estamos a tiempo de hacer algo interesante» , insiste, y tiende la mano a todos los actores implicados para poder explicarles en qué consiste su solución de ladrillo de azúcar, casi literalmente, puesto que su propuesta incide en el mantenimiento visual de las chozas de caña que salpican la Vega salobreñera.

La tesis, «El patrimonio fértil. Transferencias entre el paisaje agrario y la arquitectura en los crecimientos urbanos» , premiada en la X Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo con el primer premio de su categoría, entre otros galardones, es una expresión académica de amor por las raíces en la que vuelca su preocupación como arquitecto por captar y preservar la esencia del mundo rural y adaptarla al inevitable paso del tiempo. A lo largo de casi 800 páginas, Castellano reflexiona sobre el sentido de la arquitectura como un todo que no puede estar ajeno a las particularidades del lugar, las cuales tiene perfectamente documentadas: «La buena arquitectura es la que es capaz de coger todos estos testigos del tiempo y resolver los problemas del presente» .

Su proyecto sería «ambientalmente es más sostenible», comenta a ABC, y cita como ejemplo la plausible preservación de la milenaria red de acequias sin que la sería impensable el paisaje salobreñero. «Quería dejar constancia de que eso existe y se puede conservar», apunta, pues hasta la cultura del agua ha de tenerse en cuenta en un trabajo de esta envergadura. La cuestión no es si se construye, o no, sino cómo hacerlo para que el impacto sea mínimo y la arquitectura sea un reflejo del entorno que cautivó a los mismísimos reyes belgas, Balduino y Fabiola .

Por ello su tesis asume la construcción de los cuatro hoteles en la parcela TH-1, cuya segunda fase de urbanización ya está en marcha después de haber culminado la primera, por lo que Ecologistas en Acción ha dado este año una de sus banderas negras a Salobreña; pero con la propuesta de Castellano, los hoteles serían estéticamente coherentes entre sí y con un paisaje, el de Salobreña, que podría ofrecer un «turismo de calidad, sensible con la historia, con las trazas del pasado» , frente al «turismo que no dialoga con algo mucho más complejo». «Requiere otra mirada», asevera, e insiste en que no cualquiera lo puede hacer, a menos que conozca los orígenes de este territorio «único en el mundo, pero que se podría hacer excepcional».

Así está ocurriendo en países a los que Javier Castellano ha viajado para conocer proyectos similares, de hoteles de cinco en estrellas, que funcionan con éxito en Chile o Argentina. Dependerá de todas las voluntades que algo parecido ocurra en Salobreña, donde ya se han urbanizado parcialmente los solares de algunos de los 10 hoteles que podrían proyectarse en primera línea de playas vírgenes. Por el momento, y a pesar de que ningún inversor ha solicitado licencia para edificar, solo dos hoteles estarían próximos a su construcción; unas 700 habitaciones, casi el doble que las del defenestrado Algarrobico de Cabo de Gata , uno de tantos ejemplos de destino turístico de calidad gracias a la intencionada preservación de su entorno.