La factura de la luz, una amenaza más letal que el Covid para una emblemática pizzería de Granada

El ingrediente perfectos para plantearse el cierre de uno de los negocios más emblemáticos de la ciudad tras un año durísimo. «Llevamos 18 meses de pesadilla total y esto ya nos ha puesto de rodillas» lamenta Imperiali factura en mano . A cada comensal o vecino que pasa por el local, el caso se comenta. Activo en redes sociales como pocos negocios de la ciudad, la sombra del cerrojazo lleva en boca de todos ellos desde que se hiciera público.

El Covid y las restricciones sanitarias no pudieron tumbarlo, pero parece que el tarifazo firmado desde Madrid puede ser la puntilla. La rebaja del IVA anunciada por el Gobierno para paliar la polémica en este aspecto ha tenido, según defienden algunas asociaciones de consumidores, una escasa incidencia como se puede apreciar en el caso de Pizzametro.

El alto precio de la factura de la luz , aun así, no es nuevo. Siempre ha sido escabroso, teniendo en cuenta que lo pagado por locales como el de Imperiali ya sobrepasaba los 2.000 euros en un mes normal. Además, las precauciones para procurar un consumo inteligente necesitan de un conocimiento que nadie recibe previamente y, en muchas ocasiones, de una inversión anterior que no todos pueden permitirse.

Como indica el dueño de este negocio, ciudadanos de a pie como él apenas saben qué está pagando o el desglose de su factura , como han denunciado en no pocas ocasiones las citadas asociaciones de consumidores. «Lo he puesto en manos de mi abogado y me lo están diciendo: la factura está hecha a propósito para que nadie la entienda» critica el empresario italiano, «pero claro, pagas y ya está».

El pago de este recibo en el caso de esta pizzería granadina, en todo caso, ya se ha realizado. Los 3.730 euros ya no están en caja . La cuenta bancaria temblando, más aún teniendo en cuenta que las ayudas del Estado tras el confinamiento empiezan a acabarse. La subida de la luz deja el túnel de salida a la crisis económica a oscuras. «Tengo siete empleados, antes tenía 12. De los 10.000 euros que tenía en cuenta para este mes, el 100% está gastado. Estoy a cero y con ese dinero tenía que pagar a los trabajadores».

El cambio en la factura de la luz del local viene sobre todo por las horas de actividad que el negocio tiene. En pleno agosto, en Granada, el aire acondicionado es necesario tanto en el interior del local como en las cocinas.

Allí, casi de forma continuada, desde las once de la mañana hasta las once de la noche , los hornos siguen a toda máquina . Las cuentas eran complejas y aunque el cierre venía rondando la cabeza del dueño, seguía adelante para sacar a flote la pizzería y evitar despidos. Todo antes del «tarifazo» , claro. Incluso un negocio que resiste a pleno pulmón aún con el virus dando tumbos, no es capaz de asumirlo.

«Está en revisión y animo a todos los hosteleros que se quejen también. Si finalmente no se trata de un error, y este es el nuevo precio que tengo que pagar cada mes, tendré que cerrar. Ningún empresario del mundo trabaja para perder dinero a final de mes . Aquí, así lo tengo entendido, o al menos en Andalucía, tenemos la mala costumbre de comer tres veces al día» concluye Imperiali.