Difícil pero no imposible: cinco comercios granadinos con más de un siglo de vida
Casa Ysla, la cuna del pionono, persiste desde 1897 y el Café Fútbol, lugar obligado para desayunar café con churros, cumplió los cien años en 2022
Negocios como la Espartería San José o la Mercería La Ocasión, se mantienen casi inalterados, mientras que la Pastelería El Sol tiene casi veinte sucursales

Si raro es que una persona llegue a los cien años, más aún lo es que un negocio traspase esa barrera. Son trabajos muy sacrificados que, normalmente, unos padres no quieren que hereden sus hijos. Prefieren que estudien.
Lo que pasa es que lo uno no quita lo otro. Puede darse el caso de que la joven que vivió entre las cuatro paredes de un establecimiento familiar desde pequeña ha podido después cursar Administración y Dirección de Empresas y entender que el negocio de toda la vida puede seguir siéndolo unos cuantos años más, con las reformas que precise, si es que es las precisa. Porque en ocasiones, mejor es dejarlo todo como está.
Motivos habrá muchos. Lo que importa es que estos cinco establecimientos granadinos –y otros más que no aparecen en esta relación- han cumplido un siglo de vida. Motivo más que suficiente como para celebrarlo. En orden cronológico, empezando desde el más longevo, son:
Casa Ysla, la cuna del pionono
También conocida como la cuna del pionono, aunque en ese punto hay cierta polémica porque hay quienes aseguran que ese pastel, hoy en día ligado intrínsecamente a la gastronomía granadina, nació realmente en Cádiz. Fuera así o no, el caso es que Ceferino Isla patentó ese dulce, por así decirlo, en 1897. Es de forma cilíndrica, muy dulce y le puso ese nombre porque era muy devoto del papa Pío IX. O Pío Noveno. O si se prefiere, pionono.

En Santa Fe, donde nació (o no) es el pastel por antonomasia. En Granada, que está a unos quince kilómetros, también. Con el tiempo, la empresa prosperó y la capital granadina, a lo largo de la última década, ha visto multiplicarse los establecimientos llamados Casa Ysla. Que ya no sólo sirven el anciano manjar, claro, sino también servicios de desayuno y merienda. Son lugares recurrentes para pasar la tarde del domingo entre cafés, helados y, por supuesto, piononos.
Espartería San José, tradición ligada a la tierra
Su historia, escrita por los propietarios en su web, es entrañable, así que lo mejor es reproducirla: «Antonio Rosales Yáñez inauguró en 1907 esta espartería para la venta de útiles para el campo, donde gentes de los pueblos cercanos a Granada, cosarios de pueblos del Valle del Lecrín y de la Alpujarra, así como los cortijos de la provincia, compraban astiles, jáquimas, hoces, piedras de sal, cencerros, albardones, orcas (…) y un gran número de útiles necesarios para el trabajo en el campo».
Algunas de esas palabras igual ni suenan, por lo menos no a la gente habituada a vivir en las ciudades. Los cosarios eran recaderos; los ástiles, mangos de madera para hachas o azadas; las jáquimas, cabezadas de cordel para atar los caballos y llevarlos.

Los pioneros fueron dos empresarios apellidados Vargas y Garrote. Instalaron una tienda en la calle Jáudenes, a tiro de piedra de la capital, y ahí sigue, desafiando el paso del tiempo y superando una guerra civil, una larga posguerra, numerosas crisis financieras y hasta una pandemia. La tienda la lleva la quinta generación de la familia –porque hubo descendencia común- y ofrece sillas, sombreros, bastones, muebles y un sinfín de artículos de esparto, madera de olivo y mimbre. Todo artesanal, por supuesto.
Mercería La Ocasión, la de toda la vida
Cualquiera que pase por delante de su puerta y vea que casi siempre hay cola, deberá preguntarse qué hay allí dentro para que suscite tanta atención. Pues lo que hay es tradición en estado puro. La mercería La Ocasión es una de esas tiendas de toda la vida a la que sigue acudiendo, sobre todo, clientela de Granada que también es de toda la vida. Van al sitio donde fueron sus padres, sus abuelos y sus bisabuelos, cosa perfectamente posible porque el negocio abrió en 1908.
Ubicada en la calle Marqués de Gerona, tan cerca de la catedral que no hay más que salir a la puerta para ver la fachada principal, la mercería ofrece un surtido abanico de productos relacionados con la costura, la bisutería o la lencería. También es un sitio donde se surten los muchos cofrades granadinos que procesionan en la Semana Santa.
Allí cuidan mucho los detalles y eso incluye naturalmente el mostrador, que parece transportar al cliente en el tiempo, como el escaparate, que siempre se cuidan de engalanar cuando llega la fiesta grande de la ciudad, el Corpus. En 2018, sin ir más lejos, se llevó un premio del ayuntamiento por tenerlo tan bien decorado.
Pero que sea tradicional no quiere decir que no haya sabido adaptarse a los tiempos. Y éstos han designado que, para ser más fuerte, la mercería había de unirse a otras tiendas del ramo. Actualmente, La Ocasión pertenece al grupo Montijo, que agrupa a otras tres mercerías en el centro de Granada. Pero mantiene, eso sí, su nombre y su reputación intactos.
Pastelería El Sol, artesanos en expansión
José Castillo y Matilde Sáez fundaron en el año 1917 «las industrias de molinería, panadería y pastelería» El Sol, que ese mismo año echaron a andar en un despacho de cara al público en la céntrica Puerta Real. Ahora es una cadena de pastelerías y confiterías en clara expansión que se ha esparcido por toda la capital y que además sirve a domicilio.

Lleva a gala el respeto por la tradición. El suyo, repiten una y otra vez, es un trabajo artesanal por más que las costumbres se hayan modernizado. Cierto es que ya no sólo sirven pasteles, bizcochos y tartas, que fueron su razón de ser durante muchísimos años.
Ahora, las sucursales de El Sol -casi una veintena, y subiendo- sirven desayunos, meriendas y hasta copas para pasar la tarde. De todas maneras, resaltan, «todas las recetas han pasado por tres generaciones y se siguen fabricando igual que el primer día».
Café Fútbol, el templo del café con churros
¿Habrá algo más típico en Granada que rematar una noche de fiesta con un café con churros en el Café Fútbol? Muy poquitas cosas, por no decir ninguna. Es tan normal ir allí a esos menesteres que casi no hace falta ni nombrar el sitio. Si tu amigo te propone tomar unos churros, ya sabes dónde te está citando. Todo lo más, te dirá emplazará a veros en La Mariana, que es como todo el mundo llama en Granada a la plaza donde se ubica la cafetería.
En 1903 era un local regentado por Antonio Suárez que abría por la mañana a primerísima hora, pero no para los clientes en general sino para servir leche a domicilio. Eso de por sí acreditaría su condición de comercio centenario, pero es que si se tiene en cuenta la fecha de fundación de su cafetería también lo es, porque data de 1922.

Los críticos achacan a sus camareros una cierta sequedad en el trato, que se prolonga desde hace tiempo que ya casi es marca de la casa. En su descargo habrá que decir que es complicado lidiar día tras día con clientes que, de forma sistemática, se las arreglan para pedir cosas distintas. Lo raro, de hecho, es que en una mesa de seis haya dos que pidan simplemente un café con leche.
En la actualidad es la cuarta generación de la familia Suárez la que lleva adelante el negocio, donde a estas alturas ya se puede pedir casi cualquier cosa: hay leche rizada, uno de los emblemas del sitio, pero también, a mediodía y por la noche, las tapas que son señas de la identidad culinaria de Granada.
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