Cerca de Bérchules, el lugar donde desde 1995 se comen las uvas de Nochevieja en pleno agosto, está Pórtugos, un pueblo que no llega a los 400 habitantes pero que tiene un aliciente importante. Se llama Fuente Agria y es un manantial de aguas ferruginosas, muy recomendadas para tratar enfermedades de riñón, hígado o estómago.
El agua de esa fuente procede del llamado Chorreón de Pórtugos, una cascada de casi cinco metros de altura que es de color rojizo, porque el agua está impregnada de hierro. Verla impresiona y por eso no son pocos los que se aproximan a echarle un vistazo.
El paseo es corto, apenas cinco minutos en un sendero apropiado para todos y sin ninguna dificultad. Antes o después de contemplar ese panorama, uno de los más sorprendentes, por infrecuente, de cuantos se pueden ver en España, lo suyo es acudir a la fuente y echar un trago.
Y entonces es cuando surgen las discrepancias. Algunos dicen que sabe agria, lo cual no hace sino darle sentido al nombre de la fuente y por tanto no es original. Otros observan un punto picante y no andan muy descaminados. Los más audaces afirman con rotundidad que es como si se estuviera chupando un tornillo. Una práctica que ni está muy extendida ni parece muy recomendable.
La excursión se puede completar con una visita a la Ermita de las Angustias, que también está en Pórtugos, y, si se dispone de tiempo, acudiendo al Valle del Poqueira, donde están los que probablemente sean los tres pueblos más bonitos de la comarca: Pampaneira, Bubión y Capileira, dicho sea en orden ascendente.
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