El 90% de los expedientes que se investigan por acoso escolar en Andalucía se archiva

Este jueves 2 de noviembre se ha conmemorado el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, una jornada para reflexionar sobre este grave problema, al que Andalucía no es ajena. Pero, ¿qué se considera acoso? Una situación continuada de violencia o abuso de poder entre no iguales que se puede ejercer como violencia verbal, física, psicológica o una combinación. Además, lo que antes eran burlas o motes, algo que estaba normalizado, es considerado ahora también acoso.

Según los últimos datos recabados por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía —aún no tiene datos sobre el nuevo curso— las cifras van en descenso y sólo se constata acoso entre el 10 y el 15% de los expedientes abiertos, por lo que en torno al 90% son archivados. Dichos expedientes son protocolos que abren los propios centros, por lo que es el propio sistema educativo el que toma la iniciativa, y conlleva el establecimiento de medidas de protección y vigilancia mientras se concluye si hay acoso o no.

Así, en el curso 2018/19 fueron abiertos 1.535 expedientes por acoso escolar en Andalucía frente a los 1.367 del curso pasado, lo que supone un descenso del 11%. En cuanto al acoso constatado, se pasó de 201 denuncias a las 140 del curso pasado, una reducción del 30%.

Desde la Consejería de Educación se destaca que se trata de cifras muy bajas dadas las dimensiones del sistema educativo andaluz, con 1.802.816 alumnos matriculados este curso en centros públicos, concertados y privados.

Para prevenir estas situaciones y actuar cuando se producen, desde la Junta de Andalucía se argumenta que el sistema educativo andaluz tiene el compromiso «de formar a nuestros niños y niñas una convivencia sana, proactiva, basada en el respeto y la igualdad y donde se valoren las diferencias individuales y las cualidades personales de cada uno».

Para ello, según se explica, se han impulsado numerosas medidas y programas, como los planes de convivencia de los centros, actividades para prevenir la violencia machista, otras relacionadas con alfabetización mediática y digital, proigualdad online y ciberconvivencia, o las denominadas Con Red, consistentes en sesiones de trabajo para sensibilizar e implicar al alumnado en la prevención y erradicación del acoso escolar y el ciberacoso. Las familias también participan de esta formación con iniciativas como el cuidado de la salud mental y la incidencia del uso de las tecnologías de la relación, información y comunicación, entre otras.

Para los casos en los que se identifican conductas «nocivas» se aplican los protocolos existentes: contra el acoso escolar, maltrato infantil, violencia machista en el ámbito educativo, agresión al profesorado o personal no docente, identidad de género, ciberacoso o mejora de la salud mental y prevención del suicidio.

Sin embargo, estas medidas siguen sin solucionar el problema y estos episodios se continúan repitiendo en las aulas andaluzas. Desde ANPE, el sindicato profesional mayoritario de la enseñanza pública, se reclama una mejora y actualización de los protocolos actuales, así como más recursos para la atención a la diversidad del alumnado, como más profesores de apoyo a la diversidad, orientadores en los centros de Primaria, un segundo orientador en los institutos, un servicio «eficaz» de enfermería escolar que, entre otras funciones, vele por la salud mental de los más jóvenes, y contar con profesionales del ámbito del trabajo social y la psicología.

«Queda mucho por hacer. En un ámbito tan complejo como el educativo en Andalucía, con más de un millón de escolarizados, resulta además muy complicado evitar conflictos», asegura a ABC Antonio Brea, secretario de Comunicación de Anpe.

Otro aspecto a tener muy en cuenta, según dicho sindicato: el acoso es muy difícil de demostrar, y no sólo en el ámbito escolar. «Es muy difícil demostrarlo fehacientemente, no sólo en el ámbito escolar y el acosador se beneficia de dicha dificultad», agrega Brea.