El turismo se impone a la lluvia en Córdoba en el puente de Andalucía

Y así, durante el Día de Andalucía, los turistas miraban al cielo y muchos iban con paraguas preventivos que tuvieron que sacar finalmente por aquello del chispeo. Y es que en jornadas anteriores, la Agencia Estatal de Meteorología y distintas aplicaciones de este mismo campo habían situado al 28 de febrero como día muy lluvioso en Córdoba. La jornada comenzó relativamente despejada y enseguida el cielo se encapotó, pero cerca ya de la hora del aperitivo no había caído ni una gota. Sí empezó a chispear cuando tocaba el vermú, pero lejos de las previsiones.

Noticia Relacionada

El bullicioso ambiente del Casco, pese al tiempo, en el puente, en imágenes

rafael carmona

La ciudad se llena de viajeros, que tienen que lidiar con la lluvia, en este ciclo festivo

Habrá que reclamar, una vez más, a la Agencia Estatal de Meteorología. «Estuvimos aquí casualmente la pasada Semana Santa, así que la lluvia no nos va a asustar mucho que digamos», declara la pareja formada por Juanma y Agustina, procedentes de Málaga.

Hay que recordar, con respecto a sus palabras, que la anterior Semana de Pasión estuvo caracterizada por lluvia a raudales y suspensión de pasos como jamás se había visto. «Conocemos muy bien Córdoba y queríamos volver para Semana Santa, pero nos es imposible cuadrarlo este año, así que aprovechamos estos días para pasear por el casco histórico y disfrutar de algunos sitios para comer que nos encantan». Preguntados por cuáles, no falta la mención a Bodegas Guzmán, Rubio, Casa Pepe o El Churrasco, varios de los sitios con más solera de la Judería.

Con respecto a las expectativas del sector, Jesús Guerrero, presidente de la patronal Hostecor, cree que «es demasiado pronto para saber cómo afectará el tiempo en las reservas. De momento no se han caído, pero prevemos que sí puedan hacerlo las reservas de última hora, que son las que te llenan el local».

Por su parte, el vicepresidente de la asociación, Miguel Ángel Morales, espera que el porcentaje de reservas caídas sea más escaso de lo que solía ser hace unos años por la propia idiosincrasia de los ciudadanos. En ese sentido, se les atribuiría a los cordobeses fundamentalmente, habida cuenta de que la ocupación hotelera se había anunciado como muy alta,rondando el 90%. «Los cordobeses se retraen en cuanto caen tres gotas, pero desde la pandemia sí se ha visto una evolución en ese aspecto, y ahora es más difícil que se queden encerrados en casa por la lluvia». Habrá que esperar, en cualquier caso, a cómo la evolución del puente se refleja en los datos fehacientes.

Corredores que no han querido madrugar, vagabundos que descansan en los bancos de piedra que forman las barandas que asoman al río en la Ribera, las terrazas llenas de gente antes de que empezase la llovizna y los turistas paseando crean un ambiente peculiar de movimiento constante desde la Cruz del Rastro hasta el Puente Romano, donde el arco de la Puerta del Puente se ha convertido en punto obligado para fotos y selfies por su tipo de perspectiva desde un lado con respecto a la Torre de la Calahorra.

Allí, una pareja joven, Jorge y Elena, procedentes de Zaragoza, aprovechan para inmortalizar la situación con sus teléfonos móviles. «Vamos a estar los tres días, con la idea de ver la Mezquita, el Alcázar, la Sinagoga y el Palacio de Viana», comentan, indicando que, por la premura del viaje, el primero a la ciudad, esta vez dejan fuera Medina Azahara. «Intentaremos volver con más tiempo», añaden.

En el Patio de los Naranjos se vive la habitual efervescencia y trasiego de personas. Juan Alcalá y María Norberto han venido a Córdoba con sus dos hijos de seis y ocho años. Viven en Madrid y la comodidad de los trenes de alta velocidad hace de la ciudad un destino cómodo para ellos.

«Nosotros ya la conocíamos, pero queríamos que nuestros hijos vieran la Mezquita, que nos parece un monumento inigualable», señalan. En este caso, pasan una sola noche; el resto del fin de semana lo harán en Sevilla. «En algún momento nos gustaría venir para mayo y ver los patios, pero es verdaderamente difícil por los precios actuales», concluyen.

A pesar del molesto e intermitente sirimiri cercano a la hora del almuerzo, el bullicio era notable en las estrechas calles de la Judería. En la plaza de Maimónides, siempre transitada por ser cruce de caminos y emplazamiento con hotel y museo, taurino en este caso, encontramos a un grupo de amigos de mediana edad que han viajado desde Madrid: Jorge Martín, Berta González, Agustín Morales y Pepa Guerrero. Solamente Berta conocía Córdoba de un viaje realizado con su familia cuando era más joven, a finales de los 90, por lo que se ha encontrado con un panorama diferente.

«La parte de la Ribera la veo muy mejorada y me da la sensación de que hay mucha más gente en general». Como parte del viaje de tres días está el, llamémoslo así, paquete completo, donde de nuevo no faltan la Mezquita, Alcázar, Sinagoga y el callejeo habitual, pero también la curiosidad por los vinos de la tierra a partir de una cata realizada meses atrás en su lugar natal: «No conocíamos apenas el vino fino o los olorosos, salvo alguna manzanilla que nos habremos tomado en nuestra vida, pero nos interesó mucho lo que nos explicaron y queremos probarlo con un flamenquín o salmorejo, como debe ser», indican con gran simpatía.

Si antes mencionamos a la Taberna Guzmán como posibilidad de asistencia de una de las parejas entrevistadas, hay que volver a hacerlo, pero in situ, concretamente en su característica entrada, con bancos y poyetes para que los clientes puedan estar al borde de la calle Judíos tomando el fresco, y muchas veces fuera, aunque esta vez la suave lluvia no invitaba a ello.

Juan, Marisa y su hermana Antonia vienen de la cercana Jaén para pasar tres días en Córdoba, que ya conocían muy bien. «Hemos vuelto a ver la Mezquita hoy, y el resto del viaje será más bien tranquilito y gastronómico, porque nos vamos el domingo por la mañana más bien temprano», afirman mientras degustan unas cervezas a pesar de tratarse el lugar de un clásico de los vinos.

Sigue la lluvia ligera a la hora de comer, como parece que seguirá el resto del puente. Los que sacaron el paraguas preventivo están a salvo; el resto tendrá que comprar uno u optar por mojarse debido a algunos momentos de precipitaciones más fuertes.