¿Por qué ha subido tanto el precio de los melones en Córdoba?

Son muchos los clientes que cambian sus preferencias y adquieren otras frutas porque «pagar seis o siete euros por un melón es un gasto que muchos no se pueden permitir», señala Enrique Vasco, dueño de Enrique V, el rey de la fruta, un establecimiento que se encuentra en el barrio de la Fuensanta.

«La demanda es la de todos los años y el problema es que como tiene un precio elevado la gente es reacia. Además, depende de la categoría. Si hablamos de un melón 'premium', el coste es de unos 2,80 euros el kilo. Luego están los más normales, que salen a 1,30», explica este frutero.

En su caso, no está teniendo problemas de desabastecimiento, «pero sí es cierto que no hay variedad como otros años y los que encuentras o no tienen el tamaño adecuado o le faltaban calidad. Suelo comprar en Mercacórdoba y también tengo un proveedor de productos ecológicos, que solo me ha traído melones en una ocasión este verano, porque ya no tenía más», señala Vasco.

En la misma línea se pronuncia Francisco León, de la frutería La Vega (Ronda de los Tejares, 19). «Tenemos melones, pero poquitos, sobre todo, de piel de sapo: hay poco y sale caro (a unos 2,45 euros el kilo). También tenemos de los amarillos, que cuestan 1,90, más baratos, pero se ve que los clientes no están acostumbrados y no los quieren», manifiesta.

Según explica este vendedor, de fruta, que también compra en Mercacórdoba, «ahora estamos pendientes de la campaña del melón de la Mancha; imaginamos que los que lleguen serán a un precio más asequible». Esta campaña alrededor de 6.000 hectáreas de melón y 3.000 de sandía en esta zona, más del 90% se produce en la provincia de Ciudad Real.

¿Qué ha provocado ese encarecimiento de los precios? El agricultor cordobés Antonio Prieto, que pertenece a una familia dedicada «desde siempre» al cultivo de melones explica el motivo: la sequía y las menores concesiones de recursos hídricos por parte de la CHG.

«Ahora nos dan muy poca agua, cada dos semanas y los melones necesitan muchos riegos cortos porque si no es imposible que salgan adelante», explica Prieto.

Este trabajador del campo, que cuenta con una explotación de unas 10 hectáreas en Montalbán donde, además, cultiva ajos, asegura que «estamos todos igual, aunque hay quienes sí han podido cultivar más porque o bien tienen pozos o tienen las plantaciones cerca de un río».

El agricultor afirma, además, que al hecho de no ser un cultivo rentable se suman los elevados costes que tienen que afrontar, como el de los fertilizantes, la electricidad o los carburantes, qeu se han incrementado de forma significativa.