La siembra de cereales en Córdoba cosecha motivos de preocupación: sequía, PAC y falta de abonos

La Administración autonómica indica en recientes informes de coyuntura sobre la situación del sector primario que «hay incertidumbre de cara a la próxima campaña de siembra de cereales de invierno debido a la meteorología, a la entrada en vigor de la nueva PAC 2023 y al considerable incremento de los costes de los abonos».

Alude específicamente a las zonas de Los Pedroches y la Sierra, «donde han comenzado las labores para las siembras de herbáceos forrajeros y sus mezclas, sin aplicar abonos de momento ante la ausencia de precipitaciones». En otro documento la Junta expone que las lluvias que cayeron a mediados de octubre fueron positivas para este alimento, aunque «resultan insuficientes en la mayoría de los casos para asegurar el buen arranque del cultivo».

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Sin embargo, este sector mantiene unos precios en unos niveles elevados influenciados directamente por el conflicto armado en Ucrania y por otras circunstancias. Esto ha provocado una destacada subida de la superficie de variedades como el trigo tras varios años de pérdida de explotaciones en beneficio del olivar y del almendro, principalmente.

Según las estadísticas actualizadas por el departamento liderado por Carmen Crespo, el área de este cereal en Córdoba alcanza este año las 64.774 hectáreas, unas 4.000 más que en 2021, lo que supone un ascenso del 6,7 por ciento. Especialmente relevante es el crecimiento del duro, que se elevó un 8,6 por ciento, mientras que el blando avanzó un 3,6 por ciento.

Cetisur es una firma con instalaciones en Fernán Núñez y en la capital especializada en varios productos, entre los que se encuentran los herbáceos. Su consejero delegado, Alfonso Moreno, apunta que «se vive una situación de sequía extrema que no se ha aliviado con las últimas lluvias debidos a que han sido muy dispersas con zonas donde han caído 40 litros por metro cuadrado y otras en las apenas se han notado estas precipitaciones». «Todo esto unido a que los embalses se encuentran bajo mínimos, se puede decir que el escenario al que se enfrentan los cereales es complejo».

Moreno destaca que los productores están sufriendo los altos costes de muchos de sus insumos, aunque sobresale por encima de todos el de los fertilizantes. «Es verdad que los precios de venta del cultivo están subiendo, pero el agricultor apenas se ve beneficiado por los bajos rendimientos que se están alcanzando». Al mismo tiempo, este sobrecoste está originando dudas sobre la cantidad de abono que se debe echar a la tierra, lo que afecta a la cosecha, según indicó este directivo.

En cuanto a la renovada PAC que se hará efectiva a comienzos de 2023, desde su punto de vista, este programa europeo «llega en un momento muy inoportuno» por todos los problemas que afectan actualmente al campo. En su opinión, este plan «genera un desequilibrio hacia los temas medioambientales frente a la producción de alimentos, además de que complica mucho la labor los agricultores con más burocracia, algo que genera un profundo desánimo en el sector cerealista», apostilla.

El aspecto más positivo para los productores tiene que ver con los precios, que se mantienen unas cifras desconocidas en las últimas dos décadas en Córdoba. Los datos de la Consejería señalan que la semana pasada la tonelada de trigo se pagaba al agricultor a 424,32 euros, un 19,4 por ciento más que hace un año y casi un 7 por ciento más que cuando comenzaron las hostilidades por de Rusia a finales de febrero.

El gerente de la Cooperativa Agrícola de Regantes (Coare), David Chao, apunta a ABC que esta tendencia alcista de las cotizaciones del trigo dio comienzo en el periodo de pandemia por la situación de incertidumbre que se generó en ese momento. «Esto se ha visto acrecentado con la guerra en Ucrania al ser este país y Rusia dos de los principales productores de cereales y oleaginosas en el mundo, dos alimentos que no han podido comercializarse con normalidad desde entonces», aseguró el representante de la firma con sede en Palma del Río. La escasa pluviometría y la sensación de que los costes productivos van a continuar elevados en los próximos meses son los motivos por los que, desde su punto de vista, «no hay nada que diga que vaya a haber una caída de los precios de mercado a corto plazo».