Vicisitudes y curiosidades de la Cabalgata de Reyes de Córdoba

A su término los Magos repartieron juguetes y prendas de abrigo a los 300 niños de las escuelas, que habían sido donados por los cordobeses. Aquellos primeros Reyes se vistieron con trajes del estudio que el fotógrafo Rafael Garzón tenía en la plaza del Triunfo para retratar a los turistas, y los encarnaron el pintor Emiliano Costi Jordano y los hermanos Francisco y Antonio Diéguez Santos , acompañados por tres pajes que eran soldados del Regimiento de Artillería.

El diario «La Voz» informaba al día siguiente que «desde antes de las seis de la tarde las calles que había de recorrer la cabalgata estaban abarrotadas de público, predominando las mujeres, que con su belleza daban mayor realce al simpático acto», y añadía el periódico que «el aspecto de la calle de la Feria recordaba los días de grandes solemnidades, como Viernes Santo y Corpus Christi».

Una de las carrozas iba tirada por dos caballos negros propiedad de una funeraria, con muchachas vestidas de seda que la gente llamaba «el harén del rey» y que bailaban ante el nacimiento viviente instalado en el Hospicio . Una carreta tirada por dos bueyes transportaba los juguetes. Otros años cargaban con los regalos los borriquillos de los areneros del río, que un periodista llamó con sorna «camellos españoles algo tercos pero lujosamente engalanados».

La República no interrumpió la celebración, y la cabalgata desfiló como de costumbre el 5 de enero del 32, en que, como decía un periódico, «llevó a los centros de beneficencia, donde moran las más humildes y las más desgraciadas criaturitas, el regocijo de un desfile fantástico y aparatoso y la alegría de unos juguetes». Por entonces se formaba en los P atios de San Francisco y sus protagonistas eran los Magos —en época republicana se solía evitar la palabra «Reyes»—, con sus séquitos de esclavos, pajes con flabelos (grandes abanicos con mango) y un numeroso grupo de niños vestidos de pastores y pastoras, algunos sobre borriquillos.

La prensa destacaba el «coro de las odaliscas, integrado por lindísimas muchachas», a bordo de una carroza oriental. La comitiva visitó la Casa de Expósitos, donde repartieron 180 juguetes, y la Casa de Socorro Hospicio , donde los Magos entregaron juguetes a los 375 niños y niñas allí acogidos, mientras las odaliscas bailaban «preciosas danzas».

Los periódicos de la época publicaban largas relaciones de donativos en metálico y en especie, entre estos, juguetes, ropa y dulces con destino a la cabalgata. En los años cincuenta, época del alcalde Antonio Cruz Conde , el desfile se costeaba mediante una suscripción popular pro-Cabalgata y una subvención municipal, y el Ayuntamiento animaba a colaborar con mensajes como éste en la prensa: «La Cabalgata de los Reyes Magos es una de las fiestas más bellas que se organizan en Córdoba . Aporta tu óbolo para su mayor esplendor». Pero el resultado de la colecta apenas sobrepasaba las 10.000 pesetas, una miseria, así que se recurría a otros ingresos, como festivales taurinos y partidos de fútbol entre toreros y futbolistas veteranos.

En 1957 se sumó a la organización el Frente de Juventudes, que le imprimió una dimensión patriótica y caritativa, como era la visita de Baltasar y su séquito durante la madrugada a barrios marginales para entregar juguetes, ropas y víveres a familias necesitadas; una de ellas malvivía bajo el puente del arroyo Pedroches . También era habitual el reparto de juguetes a niños pobres en los colegios públicos. Pero el más emotivo fue sin duda el que se llevó a cabo en la Prisión Provincial el día de Reyes del 51 a hijos de reclusos .

La historia de las antiguas Cabalgatas tiene dos nombres dignos de destacar: su creador en 1925 , el párroco de San Francisco Carlos Romero Berral, que participó en su organización bastantes años, y Rafael Sánchez Núñez, un entusiasta agente comercial que destacó por su apoyo e implicación en fiestas populares. Considerado el «embajador de los Magos de Oriente », estuvo ligado a la organización de la Cabalgata en la década de los años cincuenta, pero se despidió en 1960 porque encontró «dificultades innúmeras e inconvenientes capaces de desmoralizar al más templado», como confesó en una carta publicada en «La Hoja del Lunes» .

A partir de 1961 se hizo cargo de la Cabalgata el Ayuntamiento , que la preparaba en la explanada del Alcázar. El presupuesto fue evolucionando, aportado por el municipio, al que más tarde se irían sumando empresas comerciales. En los años setenta se resolvía con un millón escaso de pesetas, y a partir de los 80, el Ayuntamiento democrático lo fue elevando hasta sobrepasar los siete millones en 1990.

El número de carrozas oscilaba por entonces entre 12 y 21, gracias a la colaboración de firmas comerciales; lo habitual eran 16. Los motivos fueron tradicionalmente religiosos, pero a partir de 1980 se incorporaron carrozas infantiles protagonizadas por personajes de cuentos o de televisión, como Blancanieves , Pinocho o los Pitufos. Más modernamente había que sorprender a los niños con personajes de aventuras fantásticas, como las crónicas de Narnia en 2009 , o con arañas gigantes, como en 2010, aunque nunca faltasen los Magos , las bandas, los pastores ni los campanilleros entonando villancicos.

Con los años también aumentó paulatinamente la generosidad de los Reyes , así que los 500 kilos de caramelos que repartieron en el 76 se multiplicaron por 40 veinte años más tarde, hasta llegar a 20.000 kilos en el 95, veinte toneladas, cifra que ha ido a más (Ignoro las caries prematuras que provocaría tanto caramelo). A partir del 84 los Reyes comenzaron a repartir juguetillos, y más tarde también peluches. En 1985 se arrojaron 4.000 globos, una novedad, y en el 94, en que representó a Melchor el presidente del Córdoba C. F ., Rafael Gómez «Sandokán», se repartieron 5.000 balones, lógico.

Una de las mejores cabalgatas de aquellas décadas fue la de 1991, en que los Reyes llegaron en tren y fueron recibidos por el alcalde Herminio Trigo en la antigua Estación . Y la más floja de las últimas décadas fue la de 1987 , cuya organización se adjudicó a una empresa granadina y se saldó con fracaso, pues de las 17 carrozas previstas sólo desfilaron 10, un timo. En los años 63, 70 y 71 la lluvia impidió la salida de la Cabalgata , como ocurrió recientemente en 2016. Otros años salió y se mojó, como sucedió en el 69 y el 85. En cuanto a duración, la más larga fue la de 1977 , que estuvo seis horas en la calles, hasta la medianoche.

En 1995 el Ayuntamiento delegó la organización de la Cabalgata en la Federación de Peñas, eficaz colaboradora y animadora de las fiestas populares, aunque costeada por el municipio, que en los últimos años venía desembolsando unos 150.000 euros, que serían 25 millones de pesetas de ayer. Todo sea por llevar la ilusión a los niños, así como a sus padres y abuelos, que disfrutan con verlos, aunque tengan que soportar bullas y empujones para disputarse caramelos, peluches y juguetillos . El desfile atrae a decenas de miles de personas. Los medios informativos se aventuran a cifrarla en 100.000, pero no es fácil de calcular. Y eso a pesar de la competencia de otra decena de cabalgatas de barrio, que han ido creciendo como setas.

A lo largo de los 95 años transcurridos desde su creación fueron muchos los cordobeses que encarnaron a los Magos en la Cabalgata , principalmente concejales, toreros, artistas, peñistas, periodistas e incluso mujeres, la primera Pepita Aparicio , esposa del popular periodista gráfico Ricardo , cuando era concejala, en 1976 .

En una ocasión encarnó al rey Baltasar el cantante cubano Antonio Machín, que actuaba esos días en Bolero y no tuvo que embadurnarse la cara de betún. Y en 1962 , cuando estaba en el apogeo de su fama como novillero, representó a Gaspar el torero Manuel Benítez «El Cordobés». Por cierto que en plena calle Gondomar se averió su carroza y tuvo que completar el trayecto subido en un Land Rover .

Otros personajes populares o famosos que encarnaron a los Magos fueron los toreros Martorell, Calerito y Finito de Córdoba; el periodista Matías Prats; los cantaores Fosforito , El Pele y Luis de Córdoba ; el guitarrista Vicente Amigo ; el doctor Manuel Concha, el poeta Juan Bernier o el arquitecto Rafael de La-Hoz.

La persona que ostenta el record de haberse vestido más veces de rey mago es F rancisco Muñoz Romero , que encarnó a Baltasar en quince Cabalgatas seguidas, de 1935 a 1949 . La cabalgata más feminista fue la de 1986 , en la que se vistieron de Magas tres mujeres. Y la anécdota más triste la protagonizó Baltasar en 1984 , que fue apedreado a la altura del Gran Capitán , ¿una actitud racista? En los últimos años los Reyes se han democratizado, al menos Melchor , que se elige por sorteo entre todos los cordobeses que aspiren a representarlo. Con su paseo en globo, para evitar concentraciones y contagios, la no Cabalgata de este año aportará una curiosa novedad a la historia de estos desfiles.