Plasma hiperinmune: Así es la sangre que ayuda a los pacientes de Covid-19 en Córdoba

La directora del Centro Regional de Transfusión Sanguínea de Córdoba , Gema Fornés, comienza advirtiendo que no se trata de «la panacea», sino de algo que se aplica junto con otros fármacos y tratamientos para conseguir ayudar a los pacientes. «Es coadyuvante» , afirma.

Para eso se parte de los anticuerpos, que son «la respuesta del organismo a una agresión externa, en este caso una infección». Los que han pasado la enfermedad los tienen en la sangre, así que se trata de que los cedan a quienes ahora la padecen. Los anticuerpos son los que tienen que «neutralizar» al virus y sin ellos el organismo no se puede defender de la presencia de la enfermedad.

Para que los anticuerpos de alguien que ya se ha curado puedan ser útiles a un paciente que está enfermo, es necesario extraer del cuerpo de la persona que ya se considera curada de la enfermedad el plasma, que es, apunta Gema Fornés, «la parte líquida de la sangre». Es decir, sin glóbulos rojos, glóbulos blancos ni plaquetas .

A partir de ahí, se pasa a la persona enferma, para que los anticuerpos «neutralicen» al virus y además «despierten la inmunidad propia del cuerpo». Es lo que se conoce como una inmunización pasiva , frente a la inmunización activa que constituyen las vacunas. La ciencia cree que puede ser efectiva en combinación con otros tratamientos para combatir el Covid-19 en pacientes hospitalizados.

Se utilizó en 1918 contra la llamada gripe española , una epidemia que sembró Europa de muertos, cuando se supo que el plasma de personas que habían pasado la enfermedad podía sanar a las demás, y luego contra otras enfermedades como el sarampión y hasta el ébola. Contra el coronavirus se comenzó a emplear el plasma hiperinmune al final de la primavera, en junio, cuando comenzaron a remitir los casos en los hospitales y se buscó lo imprescindible para este procedimiento: que hubiera donantes .

Tenían que ser personas que hubieran superado la enfermedad y que después de eso se encontrasen en buen estado de salud como para hacer frente a la donación. «No debían tener patologías asociadas» , recuerda Gema Fornés.

El acto es parecido, apunta la directora del centro, al que se hace con la donación de sangre, pero un poco más largo, ya que si ésta se puede realizar en unos diez minutos, la donación de plasma precisa más, entre 30 y 50, dependiendo del peso y las características físicas de la persona. La sangre no va a una bolsa , sino a una máquina que es la que separa el plasma del resto para que se pueda transfundir al paciente que lo necesita.

Se le extraen, además, 600 mililitros , frente a los 450 de la donación de sangre, aunque con esta cantidad el plasma se puede transferir a dos pacientes. Tal y como pasa con la sangre, es necesario que los dos sean del mismo grupo o de grupos compatibles.

La respuesta, aseguró la directora, fue buena, y en este tiempo ha habido más de cincuenta personas que han acudido a donar el plasma para que pueda ayudar a otras personas a recuperarse del coronavirus, y muchos lo han hecho por iniciativa propia.

El plasma hiperinmune se emplea sobre todo en los pacientes más precoces de la enfermedad , pero por ahora se está estudiando su efectividad y también sus efectos secundarios en la lucha contra el coronavirus. Los resultados este procedimiento se tendrán que analizar a medio plazo para ver cómo actúa contra la enfermedad.