La pilona vuelve a Amador de los Ríos con más miedo por los coches de Córdoba que seguridad

A eso de las nueve y media de la mañana -hora y media antes de que la pilona hiciera su primer servicio, porque entre las 07.00 horas y las 11.00 y las 16.30 y las 18.30 se baja para facilitar la carga y descarga-, muy cerca del bolardo aún bajado, el cochero Juan Antonio Gómez afirma que «todo lo que sea seguridad está bien», aunque pide una solución para ellos. Por delante de Gómez pasa el camión de Pedro Urbano , un repartidor de bebidas que se detiene junto a la Mezquita-Catedral . Le parece «buena solución» que dejen la pilona bajada en el horario de carga y descarga. Igualmente, le parece «bien» que la hayan colocado para prevenir atentados . Y no deja pasar su ocasión de trasladar una queja: «El horario para hacer nuestro trabajo está muy restringido. Llevo, más o menos, una multa al mes por tardar diez minutillos o un cuarto de hora más de la cuenta».

La pilona también se lleva elogios de Daniel Rodríguez , un joven que ayuda a su novia que trabaja en una tienda de souvenirs colocando parte de la mercancía en las paredes: «Que la pongan lo veo estupendo. Todo lo que se pueda evitar como lo que pasó allí... Lo veo bastante bien». Cambio de sentido radical se da al preguntar a Margarita Moyano , de la tienda de recuerdos La Mezquita. Advierte al plumilla que, como «residente del barrio», denuncia que en esa zona el tráfico está «muy mal organizado. Es totalmente contrario al sentido común». «Amador de los Ríos debería ser de doble sentido para que se saliera del barrio sin dar tantísima vuelta. Sin embargo, han puesto el impedimento ese [por la pilona]», reitera.

Once de la mañana y se activa la pilona. Precisamente, un turista extranjero es uno de los primeros en pasar por ella. Antes, se tiene que bajar del coche, pulsar el interfono, habla en inglés y aquello se ve que dificulta algo la operación. Al final, el bolardo baja. En los primeros minutos, también se puede ver el primer coche pegado a otro que se salta la pilona. Será multado, ya que el lector de matrículas dejará constancia de los que pasen indebidamente. La fama de bolardo asesino sigue transitando también libremente. «Como éste sea como el anterior... Día sí y el otro también los vehículos caían como rosquillas. Era un estropicio para los coches», sentencia un trabajador de la aledaña Biblioteca Provincial .