PRETÉRITO IMPERFECTO
Las orejas del lobo
Ya hay pueblos en Córdoba donde no hay nacimientos al año y alcaldes que dan ayudas por alumbramiento o adopción
El virus silente de la despoblación empieza a colarse por algunos lugares de Córdoba . No cabe la exageración ni tampoco la excusa política. Llama la atención que ahora desde la Diputación enarbolen una especie de mantra por el que ... se arman «presupuestos récord» para luchar contra la despoblación, cuando se supone que esa es la función de esta institución desde los tiempos modernos: apoyar a los pequeños municipios precisamente para evitar la estampida de habitantes. Y es obvio que gracias a inversiones en carreteras, equipamientos y servicios que se han hecho para estas localidades se acaba fijando población al terreno . Como en estas últimas décadas ha sucedido con la ingente cantidad de fondos europeos estructurales, ayudas de la PAC , grupos de desarrollo o los planes de empleo rurales ( PER ) famosos que han ido llegando... Tal vez habría que hacerse la pregunta en el sentido contrario: ¿qué ha ocurrido en todo este tiempo para que el discurso demográfico sea ahora una prioridad en el Palacio de la Merced? Hay mucho de marketing político, aunque también visos realistas de un problema que empieza a calar como la lluvia fina. Los datos estadísticos gruesos ofrecen una doble lectura al respecto. Hemos perdido veinte mil habitantes en la última década, pero tenemos veinte mil más que hace unos veinte años, lo cual nos sitúa en una fase de descenso de un pronunciado diente de sierra. Cierta estabilidad tendente a la baja. Las llamadas «agrociudades», nuestros municipios mayores que giran en torno a los quince mil habitantes , en suma, resisten, pero en aquellos núcleos netamente olivareros de población baja, la agreste pendiente demográfica empieza a palparse. Y, sobre todo, la banda de pequeños pueblos del norte, Pedroches y Guadiato , que siempre han copado esta sangría, y a la que ya se van sumando otras localizaciones del sur, incluso de la siempre pujante Subbética .
El aporte de efectivos humanos es simbólico en todos estos rincones. Ya hay pueblos en la provincia de Córdoba donde no se dan nacimientos en todo un año y el llamado crecimiento vegetativo (la diferencia entre los alumbramientos y las defunciones ) enardece cada vez más en su color rojo. La ola inmigratoria previa a la crisis económica no tuvo una relevante incidencia en una provincia cuyo paro estructural y dependencia de la agricultura y los servicios la hace relativamente atractiva. Hubo un salto demográfico en esos años, pero de escasa magnitud. La salida en bloque en los recios tiempos nos devolvió casi a la foto fija.
En este paisaje ya hay alcaldes que se están dando cuenta de la dimensión del problema. Es por ello que en las últimas semanas hemos asistido al anuncio de dos regidores de los Pedroches, el de Pozoblanco y la de Villanueva de Córdoba , los dos del PP, de aprobar ayudas directas para las familias donde nazca una criatura o se adopte a un niño. Cuatrocientos euros en la cabecera de la comarca y el doble en la hermosa villa jarota. Ellos son municipios de arrastre para esos otros de su entorno donde la vida empieza a parecerse al famoso paraje de Walden, el lago rodeado de bosques junto a Boston sobre el que Henry David Thoreau reflexionaba acerca de la vida en soledad y aislada. Las ideas de estos dos políticos locales es un claro aviso de lo que está ocurriendo y de cómo con pocos recursos hay que reinventar un presente inmediato en el silencio interminable del invierno demográfico. Empezamos a verle la punta a las orejas del lobo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete