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Opinión

Nueva normalidad

Esperemos que el escenario ideado por Moncloa sea un engendro lingüístico y no esconda algo de más gravedad

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, antes de un Consejo de Ministros EFE
José Calvo Poyato

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Aquellos lectores que me honran siguiendo con asiduidad «Desde Simblia» saben que he sostenido en alguna ocasión que las palabras no son inocentes y menos cuando se utilizan en política. Cuando una determinada expresión se repite porque medios tan importantes como, por ejemplo, la televisión ... pública —en el caso de TVE desde que está en manos de Rosa María Mateo es un instrumento de propaganda progubernamental escandaloso— termina por hacerse habitual en el sentido de que entra a formar parte del vocabulario cotidiano. Ha ocurrido con desescalada —una patada al diccionario, una más, fabricado en la Moncloa — para decirnos que se inicia el proceso de retirada de determinadas situaciones impuestas por el estado de alarma. Pero hay expresiones que van mucho más allá del peligro que suponen las patadas al diccionario. Expresiones como «nueva normalidad», con la que nos obsequiaba en una de sus numerosas y plúmbeas apariciones el presidente del gobierno.

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