Laxitud electoral

Es el miedo a perder la pensión, pero aún en modo contribuyente. Ahora, por la vía legal-sindical, la administración paralela consolidará como funcionarios no solo a personal de la Junta sino también de agencias, consorcios y demás organismos creados para la descentralización organizativa y la colocación a dedo . Otros partidos, pobres ellos, pierden el poder sin asegurarse tanta clientela, y mientras gobiernan, la estructura para mantenerse se les viene abajo, porque en los despachos contiguos, arriba y abajo, la rueda de la colocación dejó centinelas por todos lados. No todos, hay multitud de profesionales que dejaron horas de preparación y estudio para obtener empleo público. El mismo que muchos de sus compañeros invirtieron en medrar.

En la antesala de una convocatoria de elecciones, la presidenta de la Junta de Andalucía consigue multiplicar las fotos de la concordia al lado de los sindicatos que asienten con dinero público en el propósito de ser los inductores del apego al cargo de Susana Díaz. La calidad de los servicios bien, gracias. Ese no es el debate, dirán.

Claro que habrá quien tras quince años de trabajo en la administración autonómica sea merecedora de una plaza para-toda-la-vida, pero no parece muy profesional un ascenso basado en la permanencia en el puesto y no en los méritos. Sería muy interesante, por ejemplo, darle voz a los miembros de tribunales para las oposiciones de enseñanza celebradas en Córdoba , esas que hará de los interinos docentes de por vida.

Sería un ejercicio a favor de la igualdad conocer la evaluación de sus méritos. A lo mejor, nos llevábamos una sorpresa. Así, resulta complicado asumir como un mecanismo útil para la calidad de los estudios las notas de corte que exigen las facultades de la Universidad de Córdoba para acceder a los grados . Se pide la excelencia académica para años más tarde estar sujetos a bolsas de trabajo inestables y volubles, sujetas a campaña electoral.

Es demasiado explícita la asimetría entre las exigencias que se plantean a un aspirante a médico si lo comparamos con la laxitud demostrada para consolidar su plaza : es la misma administración, que actúa de tapón, la que después relaja su exigencia sobre la profesionalidad de cada uno de sus empleados.

No es de extrañar que exista esa irrefrenable tendencia estadística que señala el funcionariado como desiderátum del joven cordobés. Han debido aprender que el primer paso es el más complicado de dar, después, con un poco de paciencia, los obstáculos se allanan y el rigor por confiscar sus procesos de formación y sus capacidad terminarán siendo un añadido en la agenda electoral.